Steven Patrick Morrissey nuevamente nos llevó por una fase sensorial con cada pieza musical que presentó en su primera presentación dentro de las instalaciones del Auditorio Nacional. Ya han pasado 18 años desde su primer presentación en la Ciudad de México.
La cita fue a las 20:30 horas, y poco antes los fans desfilaban alrededor de los puestos ambulantes. Curiosamente, entre carritos que ofrecían hot dogs, se escuchaba de fondo ‘First Of The Gang To Die’ hecho que seguramente hubiera enfadado a Morrissey. Sin embargo, todos continuaban su camino con hot dog en mano. Pero dentro del recinto se respetó que los locales de comida rápida estuvieran cerrados.
Entre altavoces hacían mención de la Tercera llamada, y era hora de presenciar el inicio del concierto con un tributo de iconos de la cultura pop, gustos personales de Moz. Fue media hora de videos que incluían a Patti Smith, David Bowie y entes de época de Marlon Brando y James Dean, en una pantalla que cubría al escenario.
‘William, It Was Really Nothing’ de The Smiths abrió el concierto en punto de las 21:05. La nostalgia y los gritos venían de un público tanto joven como adulto que se dio cita para rendir culto a su ídolo con copetes, chamarras de mezclilla, lentes de pasta y playeras con el rostro de Morrissey. Las gladiolas no faltaron.
Morrissey saludó en español “Gracias, yo estoy feliz”, e inmediatamente sonaron los primeros acordes de ‘Alma Matters’ y le arrojaron una playera de las Chivas, la cual sostuvo en sus manos para arrojarla de nuevo al público. ‘I Wish You Lonely’ y ‘Is It Really So Strange?’ seguían estremeciendo la velada, mientras tanto aparecía en la pantalla la frase ‘Punk Haircuts 2.75’.
La tercera canción de The Smiths que sonó para llenar a público de nostalgia fue ‘How Soon Is Now?’, misma que terminó con un solo de tambores que vibraban en todo el lugar. Conforme a la marcha del concierto, Morrissey y compañia tocaron ‘Back on the Chain Gang’ cover que le hacen a The Pretenders y que hace algunas semanas que lanzaron como sencillo promocional de su nuevo álbum que se titulará “California Son”, programado para el 2019.
Con entusiasmo Moz entonó un coro ya popularizado por Chrissie Hynde, y que ya hace algunos años tocaban en directo. Para dicha de uno de los asistentes que estaba de frente al escenario, Morrissey le entregó de mano a mano el sencillo. Obsequio de la noche.
Entre imágenes de soccer, videos de maltrato animal y The Ramones se expandía humo y luces rojas acompañando los clásicos ‘Jack the Ripper’, ‘Break Up the Family’ y ‘Life Is a Pigsty’. Con una gran interpretación y un sonido implacable, Morrissey dejaba ver sus brazos descubiertos al quitarse el saco por momentos, como si fuera a pelar como pandillero de los años cincuenta y en la pantalla aparecía la frase ‘Step Dad Papi, Broken Heart’.
Hace algunos días Morrissey escribió una carta dirigida al Senado mexicano, aprovechando que vendría al país, para manifestar su aprobación por una iniciativa que persiste que el Congreso de la Unión incluya los derechos animales en la Constitución. “Estimados miembros del Congreso de la Unión, mientras me preparo para mis conciertos en la Ciudad de México me complace saber acerca de los pasos positivos que su nación ha tomado para avanzar en la protección animal”, hechos que son de suma importancia.
‘Jacky’s Only Happy When She’s Up on the Stage’, canción que interpretó hace algunos meses para la televisión mexicana, fue símbolo para percatarse que esto estaba por terminar (pero no sin antes romper su playera, limpiarse el sudor y arrojarla al público).
El concierto fue de 19 canciones y Steven Patrick Morrissey interpretó con gran energía las canciones de su nuevo álbum, Low in High School (2017), recibido con gran respeto por sus admiradores y la crítica, así como de su disco recopilatorio This is Morrissey.
‘Everyday Is Like Sunday’ terminó la noche con un fan arriba del escenario, un concierto con profundidad y empatía con el público mexicano, y como comentaron sus músicos, “Todos somos Morrissey”.
Sin duda los fans mexicanos se retiraron contentos, pero nunca es suficiente. Al final de todo Morrissey se despidió intrínsecamente con el video abstracto de la película “La sangre de un poeta” de Jean Cocteau.