Entre el público todo es punk y felicidad, el logo de la ilustre banda neoyorkina se reproduce en la vestimenta de cada uno de los asistentes, Marky Ramone es la leyenda que continúa un legado, un camino entre las canciones aceleradas y la energía a tope.
Acompañado por los clásicos Blitzkriegs de Marky Ramone, el Plaza recibía uno de los últimos shows del 2018. Como plato de introducción la actitud rebelde por parte de la banda De Nalgas abrió la noche con una fresca e irreverente actitud.
Después de unos minutos de espera la leyenda de los Ramones tomó sus batacas y la fiesta comenzó. Todo era sudor, cabelleras alborotadas y gritos, todos enfocados a revivir una época donde todo era más simple, la filosofía punk nos dicta eso, vivir el presente y oponerse a todo lo que sea malo para nuestra integridad.
No hay que irnos muy lejos, la vida es así un shock de grandes momentos que debemos aprovechar de la mejor manera, Marky Ramone lo sabe y es así que nos regala el mejor repertorio posible.
‘I Don’t Care’, ‘Sheena Is a Punkrocker’, ‘I Wanna Be your Boyfriend’, ‘Judy is a Punk’ sonaron de manera lúcida y veloz. No hay más, esto es un concierto punk reprogramado a la actualidad. Si en sus buenos tiempos los Ramones tocaban 20 canciones en 20 minutos, hoy en día la esencia debe mantenerse así y el setlist es rápido y ruidosos.
‘I Wanna Be Sedated’, ‘R.A.M.O.N.E.S’ y el clásico ‘Blitzkrieg Pop’ complementaron la noche de éxitos. El Plaza se vistió de gala al recibir a esta leyenda de la música.