//Por: Brenda Brown y Samantha López
Berlín se caracteriza por su diversidad de formas y espacios. No sólo hablando en términos urbanos sino por su gama de contrastes también provocados por su gran historia. Contrastes reflejados especialmente en su cultura y su música.
Esta ciudad ofrece cambios drásticos que van desde el nacimiento del movimiento musical “Neue Deutsche Welle” hasta ser la ciudad natal del legendario Love Parade. A pesar de que en su última década era el movimiento electrónico su carta de presentación, le ha abierto las puertas a nuevos géneros que están llenando de diferentes matices el ambiente de la ciudad.
Es así como finalmente llegó el año pasado el festival Lollapalooza a Berlín. Tomando ahora al Treptower Park como recinto, duplicando este año no solo la cantidad de visitantes sino también su dimensión.
Dos horas no fueron suficientes para explorar la magnitud de las instalaciones donde se celebraba el festival. El público se mostraba confuso caminando con el mapa en la mano hacia diversas direcciones descubriendo que el parque lo separaba una avenida principal y que al cruzarla habría una extensión colorida con otros tres escenarios y múltiples actividades.
Al subir la banda inglesa Catfish and the Bottleman a las 14:30 al Main Stage I, aún no estaban llenas las instalaciones. A pesar de su gran éxito en el Reino Unido, parece haber preferido la audiencia indagar primero por el evento en búsqueda de orientación. Los escenarios más pequeños sin embargo se llenaban rápido con el público más alternativo que empezó calentando motores al ritmo de Jagwarma, quienes tocaban en el “Alternative Stage”.
Fue con Kaiser Chiefs donde se sintió la estabilidad de la audiencia. Ya se había tenido tiempo suficiente para deducir que bandas de acuerdo a la dimensión del lugar sería posible ver y resignarse a la idea de poder intercalarlas entre sí por falta de tiempo y velocidad.
A las 16:30 se encargó el líder de la banda Ricky Wilson de animar al público alemán, el cual necesita en general un par de minutos para entrar en calor. Logrando interactuar con la audiencia y conquistarlos con sus cortas frases en alemán para finalmente dejarlos brincoteando bajo 30 grados cantando a multitud ‘I Predict A Riot’.
Sobre este mismo escenario pudimos disfrutar al dueto electrónico de Seattle Odesza, quienes le demostraron a Berlín por que estuvieron nominados el año pasado al Grammy haciendo bailar a toda su audiencia.
Aunque el calor seguía subiendo (como nunca en esta época) los asistentes pudieron disfrutar lo que siguió de la tarde.
El Main Stage l y ll estaban relativamente cerca por lo que fue fácil encontrar un espacio en medio de ellos, sin necesidad de apresurarse para disfrutar de Max Herre antiguo vocalista de Freundeskreis & the Kahedi Orchestra en el Main Stage ll y Philipp Poisel en el l. Dos intérpretes alemanes que han destacado gracias a su estilo que ha influenciado la música alemana en su última década.
Si se puede definir el life Style de Berlín en un término sería “electrónico”. Es por eso que era de esperarse que una de las figuras más representativas de este género cubra toda la superficie del Main Stage ll. Paul Kalkbrenner ya es un ícono berlinés, no solo por su genialidad musical sino por ser gran representante del desarrollo cultural de esta ciudad ya que también es el actor principal de “Berlin calling”, historia que indaga la carrera conflictiva y llena de altibajos de un dj alemán llevándola a formar parte del cine clásico de este país.
El regreso de Kings of Leon después de una larga tregua al escenario fue lo más esperado de la noche.
Sin previo aviso de gran alarde se presenta Caleb Followill firme frente a la audiencia. Con su talento y un carisma enigmático fue acaparando gradualmente una contemplación completa casi hipnotizadora.
‘Sex on Fire’, ‘Notion’ y ‘Use Somebody’ provocaron momentos electrizantes dejando al público atento casi inmóvil para no dejar pasar el impacto del espectáculo de gran calidad en vivo.
Así terminaba el día uno del festival que en categoría ya comienza a ser de los eventos más esperados del país.
Por cuestiones de logística y permisos del festival, el evento empezó bastante temprano ambos días, cosa que aunque dudábamos si haría que hubiera menos afluencia de público por la mañana, no fue así. Los alemanes nos demostraron que se puede salir toda la noche como se acostumbra en Berlín y llegar a la mañana siguiente para poder seguir disfrutando de la música.
El domingo abría con fuerza, teniendo sobre el Main Stage II, al cantante y productor británico Uzoechi Osisioma Emenike, mejor conocido como MNEK.
Mientras que en el Alternative Stage tocaba una de las únicas bandas latinas del festival. Representando a España. L.A. , poco a poco se abre camino con su talento y melodías por todo el mundo.
Los mallorquines lograron en tan solo una hora de concierto que se acercarán al escenario casi mil personas que acabaron coreando con ellos todas las canciones.
Más allá de los escenarios, este peculiar festival ofrece una experiencia de vida a cada paso que das. Desde un área predestinada solo para los niños llamada “Kidzapallooza”, circos andantes que van paseando por las calles, expresiones culturales de todo tipo, hasta protestas pasivas que usan el evento para hacerse escuchar.
Después de perdernos un rato entre este mundo paralelo, volvimos al Alternative Stage para disfrutar de la especial voz del indonesio Dougy Mandagi vocalista de The Temper Trap, quienes aunque tuvieron problemas técnicos en el primer tema, siempre son una banda redonda que entra muy bien a cualquier odio, sea cual sea nuestro gusto musical.
Sobre este mismo escenario pudimos disfrutar un rato de la exótica y divertida ex vocalista de Moloko, Roisin Murphy quien como siempre deleito al público con su voz pero sobre todo con sus millones de poses, disfraces y cambios que tanto la caracterizan.
Por desgracia no pudimos ver todo su set ya que James Blake tocaba sobre el Main Stage I, que corriendo desde ahí eran al menos 20 min.
La carrera valió la pena ya que James Blake aparte de cantar al piano todos sus éxitos tiene un set nuevo, un poco más animado de lo común , que le va muy bien a los escenarios así de grandes.
Para hacer un cambio radical de sentimientos y ritmo, justo al terminar el cantante británico, llegó al Main Stage II una de las bandas más esperadas de la noche.
Los americanos Major Lazer, hicieron saltar a absolutamente todos los asistentes por casi hora y media.
Regalando banderas, globos, toallas y pelotas y llevando muy alto el lema “Peace is the Mission”. Tocaron todos los temas que la gente esperaba. Se corría el rumor de que Justin Bieber aparecería para cantar con ellos “Into Cold Water”, ya que el ídolo adolescente daba unos días después un concierto en el Mercedes Arena de la ciudad, sin embargo la canción sonó sin él y después por medio de Twitter nos enteramos que aunque era el plan, el cantante finalmente no pudo aunque declaró que le hubiera encantado estar.
Finalmente y para cerrar esta gran celebración, comenzó a caer la noche y a las 7:30 en punto, salió una de las bandas más esperadas del fin de semana.
Y aunque Radiohead solo permitió que medios europeos, en su gran mayoría alemanes le fotografiaran. De igual manera disfrutamos de su siempre impecable y sorprendente música. Que sobre todo le sigue una generación que creció con ellos y lo sigue haciendo. Y aunque mucha gente que no es fan, le pareció que el concierto era un poco denso, poco a poco el grupo de Tom York, acaba llegando muy profundamente a todos los asistentes de sus conciertos. Con un set muy variado de casi dos horas y luces perfectas , Radiohead cerraron con “Creep” y “Karma Police”, sorprendiendo a muchos escépticos que pensaban que no las tocarían.
En su segunda edición Lollapalooza Berlín promete plantarse como un must de cada año en la escena musical y en el estilo de vida de la capital Alemana.
Se posiciona en definitiva y desde su comienzo, en uno de los festivales más importantes de Europa y posiblemente del mundo.