Todo mundo podrá decirte, describirte e incluso advertirte de lo que conlleva asistir a Lollapalooza en caso de ser tu primera vez. Te dirán que es un lugar enorme, que la cantidad de gente es impresionante, que el clima es de lo más impredecible y que, aún cuando te lo estén diciendo, no lo puedes imaginar… Tienen razón.
La ciudad de Chicago, en sí misma, deja impávido a cualquier nuevo visitante, pero Lollapalooza provoca una sensación de incredulidad desde el momento en que se camina hacia Grant Park, su casa, pues se comienza a ver un desfile interminable de shorts, gafas de sol y playeras ligeras (si no es que torsos desnudos), que se dirigen a uno de los encuentros musicales más importantes del mundo, por su historia, longevidad, aforo y capacidad.
De ese modo inició esta historia: El primer día de la edición 2013 de Lollapalooza. A partir de las 11:30 horas iniciaron las actividades, mismas que irían ocurriendo a lo largo de ocho escenarios, unos muy cercanos a otros y algunos más en puntos opuestos del parque, lo que representa caminatas de 10 minutos (mínimo).
Deap Vally subió al Petrillo y de inmediato se apoderó de él, con esa potencia y feminidad que ha colocado a sus integrantes, Lindsey Troy y Julie Edwards, en la vista de miles de personas como un proyecto prometedor, más aún con la salida de su álbum “Sistrionix”. Y aunque el aforo que lograron fue considerable, muchos otros decidieron dejarse llevar por el electro pop mezclado con algo de indie de Icona Pop, otro par de mujeres talentosas que pusieron a brincar a los reunidos frente al escenario Lake Shore. ‘Nights Like This’, ‘Manners’ y canciones que presentaron como nuevas fueron bien recibidas por el público, pero aquella que hizo vibrar el lugar con saltos colectivos fue ‘I Love It’, tema con el que decidieron despedirse del público.
Justo en ese momento inició una lluvia que puso a temblar a más de una persona –incluida esta que escribe– debido al pronóstico de tormenta eléctrica del sistema meteorológico. Pero como en Chicago todo es sorpresas al final nada ocurrió, con sólo una precipitación de cinco minutos y un clima maravilloso. Esto no quitó que se formaran zonas lodosas, por lo que no fue raro ver asistentes descalzos y personas embarradas hasta en la cara.
A esas alturas del día era momento de recibir a Jessie Ware, quien lució sumamente contenta en el Petrillo pese a la poca recepción que tuvo. Eso no impidió que saltará de un lado a otro del escenario e incluso bajara de él, para tener mayor contacto con sus fans y cantar junto a ellos. El mismo caso fue el de Father John Misty, quien tuvo bastante interacción con el público aunque no al punto de dejar el entablado. Sin embargo, su personalidad y carisma lo llevaron a tener un show exitoso en el que los aplausos no se dejaron esperar.
Mientras Joshua Tillman –nombre real de Misty– daba por terminada su presentación, otra banda querida llegaba pero, en este caso, al escenario Bud Light. Se trataba de Band Of Horses, que subió y desde el primer minuto hizo sentir su calidad como músicos y como banda. ‘Knock Knock’, ‘Islands On The Coast’ y ‘No One’s Gonna Love You’ fueron algunas de las que tocaron, sin dejar de lado su muestra de respeto al recién fallecido JJ Cale, a través de su cover a ’13 Days’.
Con una gama amplia de ritmos dentro de su música, Theophilus London se presentó en el escenario The Grove, haciendo saltar al respetable y calentando el ambiente para lo que vendría: la llegada de la dupla inglesa conformada por los hermanos Lawrence, Disclosure. Buena actitud, visuales discretos pero dinámicos y un exitoso álbum debut fueron suficientes para que se echaran a la bolsa la aceptación, con aplausos y baile que reflejó perfectamente el gran momento por el que atraviesan; ‘F For You’ y ‘White Noise’ fueron grandes momentos, con ambos músicos expresando lo felices que estaban de formar parte de Lollapalooza.
Pero eso era sólo el comienzo de un cierre épico, memorable, pues el día alcanzaba las 18:15 horas y todos estaban listos para ver, principalmente, a Queens Of The Stone Age, New Order, Nine Inch Nails y The Killers. Porque si bien es cierto que en escenarios de tamaño menor aún faltaban nombres como el de Frightened Rabbit y Flux Pavilion, es también cierto que no se comparan con los mounstros en que los que se han convertido los primeros, sea por trayectoria, calidad indiscutible o el boom por el que algunas bandas se sostienen (relacionen sujetos y calificativos como mejor les parezca).
Antes de esto vale la pena mencionar la situación con Lana Del Rey que, si bien se encargó de cerrar el escenario The Grove, no puede medirse con los nombres antes dichos. Con un éxito considerable y buen número de personas reunidas para verla –el más alto de dicho stage en todo el día–, Del Rey cuenta con un solo disco que ni siquiera fue bien recibido por la crítica, por lo que es un tanto incomprensible que haya sido destinada para cerrar un escenario, por muy pequeño que éste sea. Aún así el público manda y, como bien decíamos, la cantante aglomeró gran cantidad de espectadores y explotó ese aire de sensualidad que la caracteriza, con interpretaciones cumplidoras aunque con periodos de aburrimiento entre canción y canción, lo que refuerza el desconcierto de su show. En fin, sin hacer más crítica al respecto, Grant cumplió, con tracks como ‘Body Electric’, ‘National Anthem’.
Así pues, el escenario Bud Light recibió a Josh Homme y compañía con gran emoción de aquellos que los esperaban desde una hora antes, pues no faltó aquel que se quedó todo el tiempo desde la salida de Band Of Horses. En su recorrido musical, Queens Of The Stone Age llevó a la audiencia de “Songs For The Deaf” a “… Like Clockwork”, pasando por “Era Vulgaris” y un camino andado que coloca a la banda como un must en la lista de actos en vivo de cualquiera que se precie de escuchar música de calidad. Interpretaciones y ejecuciones impecables fue lo que se vivió durante más de una hora en uno de los extremos de Grant Park, con canciones como ‘No One Knows’, ‘My God Is The Sun’, ‘The Vampyre Of Time And Memory’, ‘Little Sister’ y ‘Go With The Flow’ junto con ‘A Song For The Dead’ para la parte del encore.
Al mismo tiempo y casi con la misma duración sobre el escenario es que pudo verse a New Order, banda que está más allá del bien y del mal y que siempre cumplirá, sea lo que sea que presente en vivo. Fue así que sus integrantes decidieron ejecutaron canciones de su repertorio particular –como ‘True Faith’ y ‘Blue Monday’– pero también de su historia con Joy Division, con cortes infaltables como ‘Atmosphere’ y, claro, ‘Love Will Tear Us Apart’, con imágenes de Ian Curtis entre los visuales que hicieron aún más entrañable el momento. El excesivo lodo formado frente al Red Bull Sound Select pudiera haber hecho incómodo el espectáculo, pero, por el contrario, sólo lo hizo más disfrutable, con grupos de amigos que bailaban al compás de la música.
De regreso al Bud Light, con los pies deshechos por las caminatas del día, era momento de ver a Nine Inch Nails y su regreso a Lollapalooza, algo prometedor por el simple hecho y a sabiendas del espectáculo especial creado por la banda para sus participaciones en festivales. Y sí, las recomendaciones infinitas de los seguidores de Reznor y compañía resultaron más que verídicas, pues se trata de un evento imperdible, lleno de energía, catatónico, extremo, en el que puede pasarte todo menos quedarte ensimismado y ajeno a lo que ocurre en escena.
Pero no fueron sólo los tremendos visuales con los que hipnotizaron a los presentes por casi dos horas, también fue la pasión interminable con la que el frontman de la banda interpreta su música, esa que se transmite y, te guste o no, no puedes dejar de aplaudir. No hay nada que se agradezca más que un show con entrega y pasión, y si a eso le agregas composiciones que han marcado a generaciones y a la música misma, entonces tienes a un headliner que no hace mas que engrandecer cualquier lineup del que forme parte. Algunas de las canciones que tocaron fueron ‘Came Back Haunted’, ‘Piggy’, ‘Gave Up’, ‘What If We Could?’ y ‘Hurt’, con la que se despidieron de Chicago.
Con el mismo periodo de tiempo, The Killers emocionaba a su público en el Red Bull Sound Select. Su setlist estuvo integrado por éxitos que los han colocado como grandes favoritos de generaciones actuales, por lo que ‘Mr. Brightside’ fue la canción que inició con su show, seguida de ‘Spaceman’ y, cuatro cortes después, una bonita sorpresa: Bernard Sumner, de New Order, como invitado para interpretar ‘Shadowplay’, original de Joy Division. ‘Somebody Told Me’ fue otro de los momentos más altos, con el público entonando la canción al unísono de Flowers.
Algunos temas después, contentos y agradecidos por la acogida, la banda interpretó su versión de ‘My Kind Of Town’, de Frank Sinatra, dedicada a la hermosa ciudad de Chicago. Nada hacía falta, todo había sido perfecto, y para cerrar el escenario y la noche misma, The Killers tocó ‘When You Were Young’, haciendo que varios corrieran para alcanzar a escuchar al menos su parte final.
Todo eso ocurrió tan sólo en el primer día de Lollapalooza 2013. WARP continúa en Chicago, para seguir contando todo lo que pase en este impresionante festival.