El diálogo del arte creado por Björk gira alrededor de la relación entre naturaleza y tecnología. A diferencia de muchos artistas, la islandesa siempre ha destacado no por poner “explorar” conceptos, sino más bien por trabajarlos.
Dicha correspondencia, es la que ha permitido que el arte de la artista se perciba como futurista y sensible. Siguiendo el estereotipo de la percepción generalizada sobre “vanguardia”, la obra de la islandesa nunca ha sido enajenante. La manera en que conviven sus innovaciones ante la cultura popular, es con una cara amable.
En este marco, Cornucopia no es una propuesta nueva, ni para la industria, ni para Björk. Esto en el sentido de que su producción e involucración de talentos y medidas, no es algo inédito por más que su calidad sea extraordinaria. Lo que sí es esta presentación conceptual, es una proclamación directa por medio del arte.
Parece que en este momento de su carrera, Björk no debe nada. Su exposición acaba y más bien presenta una urgencia por servir a como un vehículo de acción.
En el show de Björk hay teatro y concierto. Vestuario, cambios de instrumentación, coreografía, narrativa, iluminación y audio immersivo, juegos visuales, props, escenografía y más. Sin embargo, ninguno de estos elementos parece importante al final de la presentación.
La audiencia ve una puesta de escena y Björk asegura que Utopia (2017) es un álbum con universo conceptual. Al final, inmiscuye un par de sencillos reconocibles y pide a la audiencia levantarse a bailar, así rompe la seriedad del teatro sentado.
Lo que queda en realidad de la experiencia es un claro reclamo y call to action, azucarado solo por el dominio creativo de la artista. La petición al espectador, participar en medio de una emergencia global.
En lo que podría ser llamado un descanso Greta Thunberg, la activista climática sueca de solo 16 años, acaba un discurso diciendo “Disfruten del show”. Esto solo después de dar un mensaje claro que proclama y cuestiona: ¿Por qué no estamos haciendo nada?
Sabemos que estamos en una crisis, sabemos cuales son los actores negativos. Sabemos que el esfuerzo individual asegura un camino mejor. No obstante el egoísmo y las excusas continúan.
Este mensaje no solo exige sin sentirse soberbio, sino que enmascara la verdadera residencia de Cornucopia. Mientras tanto, casi parece que Björk es un agregado más, esta deja de ser importante en la escala de las cosas. No obstante la esencia es la misma, hay una propuesta de acción y no exploración de la naturaleza y tecnología.
La mayoría de las cosas que se desenvuelven en Cornucopia, valen más sin ser dichas, el único mensaje que se debe reportar, es el que hoy, Björk es una artista que pretende tomar acción. Vivimos una posible extinción y la inspiración artística se rehúsa a ser pasiva.