Por: José Luis Rangel
Fotosgrafías por David Barajas para WARP
Por extraño que parezca, los responsables del temblor que sacudió anoche la colonia Roma fueron, ni más ni menos, Kaliman y algunos amigos suyos. Todos franceses. Todos muy bien vestidos. Y todos profundamente desquiciados. Regresaban a México tras su visita del año pasado, en la cual tocaron por lo menos cinco conciertos seguidos en la capital.
Por ahí de las 9, el Foro Indie Rocks ya empezaba a rechinar bajo el peso de una buena marabunta. En la puerta, varios corazones rotos contemplaban ya sin esperanza las letras rojas que anunciaban SOLD OUT. Adentro, la terraza hervía de gente. Acercarse a la barra a pedir una bebida era una tarea inútil, pero nada era comparable con lo que sucedía adentro del foro.
Los elegidos para abrir esta primera parte de las celebraciones del noveno aniversario de Indie Rocks fueron Cascabel, una especie de supergrupo de garage sesentero en el que se encuentra, entre otros, Desentis de The Risin’ Sun. Estos muchachos demasiado nostálgicos de la época de 13th Floor Elevators y la compilación “Nuggets” fueron los encargados de darle a los presentes el caramelo psicodélico que más tarde les estallaría en la boca con La Femme. Esos riffs reverberantes, órganos y percusiones desérticas que todos hemos escuchado pero que no terminan de pasar de moda pintaron el ambiente de colores vibrantes, anticipando lo que seguía.
Para cuando salió La Femme, donde antes había una audiencia ahora sólo había una masa informe que se fundía con las paredes y se precipitaba hacia el frente. Las pobres almas que habían perdido su tiempo esperando eternamente en la barra ahora intentaban encontrar un hueco en el público con su cerveza en la mano. De pronto, en el escenario surgió Kaliman. Debajo del turbante estaba Marlon Magnée. Lo acompañaban Nuñez bajo la máscara del diablito de la lotería, Sam Lefèvre bajo un sombrero de charro desproporcionado, Sacha Got con look playero, Noé Delmas, con tremendas patillas y Clémence Quélennec, ataviada con boina como para que no se nos olvidara que es francesa. Poco interesados en empezar con dulzura, la banda de Biarritz/Paris arrancó como coche antiguo con motor nuevo, escupiendo varios litros de aceite en el camino. Durante poco más de una hora, La Femme tocó casi completo su “Psycho Tropical Berlin”, además de algunas sorpresillas.
Tras una intro con riffs atronadores y sintetizadores metálicos, La Femme entregó un set ecléctico en velocidad y volumen, casi una lección de lo que significa ese invento francés que es el coldwave: new wave y post punk oscuro pero enérgico Temas de surf rock gótico como ‘Hypsoline’ o ‘Le Blues De Françoise’ ponían al respetable a bailar, mientras que canciones más punk como ‘L’Amour Dans Le Motu” hacían que el público se deshiciera en slam. En ‘Sur La Planche’, Nuñez se lanzó a hacer crowdsurfing sólo para regresar al escenario sin su máscara de diablo. Molestó, le soltó reproches al público, lo cual no logró hacer mella en el entusiasmo del mismo. Tal vez como signo de concordia, Marlon haría más tarde lo mismo que su compañero. La fiesta fue en aumento hasta ‘Antitaxi’, tema que conecta bien con le público mexicano, quizá por su desprecio al gremio taxista o quizá por la energía con la que los músicos invitan a la audiencia a destruirse. Para el coro de esta canción, los golpes en primera línea del escenario ya eran bastante serios.
Después de una breve pausa, La Femme regresó para tres canciones más. Las dos primeras terminaron de masacrar al público. La última fue un cover de la banda de rock yé-yé francesa.
Marie Et Les Garçons, durante la cual el público retorcía las caderas como si no hubiera mañana. Así se despedía La Femme antes de emprender su camino hacia Rosarito, Baja California, para el festival All My Friends. Algo debe de haber en México que les llama tanto la atención.