Por: Nydia Valerio
La noche del 2 de octubre fue memorable en la Ciudad de México, no sólo por las implicaciones históricas que la fecha tiene para el país, sino porque los conciertos de dos íconos de la música occidental coincidieron en esta gran ciudad: Johnny Marr y Nick Cave. Para Marr esta fue su primera vez en México y para los mexicanos un infaltable en la lista de conciertos de leyendas.
A una hora de iniciar el concierto aún se estaban vendiendo entradas, tanto en las taquillas del Plaza Condesa como con los revendedores. ¿Habría poca asistencia? ¿Todo el público se lo llevó Cave? Lo sabríamos pronto.
Desde esta hora ya se ofrecía la taza, la playera y otros souvenirs que yacían en el suelo frente al recinto, incluso parecía que había más playeras de The Smiths que del solista en cuestión, lo que no es sorpresa ya es que Marr cosechó su fama no sólo por su carrera en solitario (de apenas 6 años) si no por fundar junto con Morrissey la legendaria banda The Smiths y, posteriormente, llevando su talento como guitarrista a The The, a la superbanda Electronic, The Cribs y Modest Mouse. No por nada la revista Rolling Stone lo nombró uno de los 50 mejores guitarristas de todos los tiempos, en 2013.
De lo más conmovedor de los conciertos de leyendas como estas es la reunión generacional. Desde adolescentes hasta mayores de cincuenta se dieron cita para disfrutarlo, de ellos casi se llena la planta baja del Plaza, pero no podemos decir lo mismo de la parte superior que se ocupó a poco menos de la mitad de su capacidad.
Apenas un par de minutos pasadas las nueve de la noche el británico pisó el escenario para interpretar ‘The Tracers’ de su más reciente álbum Call the Comet, agitando ánimos con una guitarra de sonidos brillantes y que indicaba que las dosis de energía serían moduladas por este instrumento. Su look, así como el de sus músicos, dejaba entrever el estilo inglés que caracteriza a los rockeros de aquella latitud.
¿Tocarán de los Smiths? Alguien preguntaba antes de entrar. La duda se resolvió en la segunda canción, ‘Bigmouth Strike Again’ arrancó jaleos entre los de las primeras filas y le siguieron ‘Jeopardy’ y ‘Day In Day Out’, esta última muy celebrada, segundo indicador de que su tercer álbum en solitario (Call the Comet, 2018) fue muy bien recibido por los mexicanos.
Para la mitad del concierto Marr dejaba claro que él nunca necesitó ser la cabeza de un proyecto para ser reconocido, ya que con The Meadmaster Ritual (The Smiths) y Getting Away With It (Electronic) dio gusto a sus fanáticos en voz y ejecución.
Ya avanzado el concierto, con la amabilidad esperada presentó a sus cuatro músicos, cuyas destrezas no menos destacables que las de Marr hicieron la noche. El público mostró sus respetos, sabiendo darlo a quien lo merece.
Justo a la mitad de su gira por Norteamérica y Reino Unido, al músico se le ve contento y con energía, es un sujeto que sin duda disfruta de estar en un escenario. Los años de experiencia se notan en su voz segura y a la que parece no afectar el paso del tiempo. Sus dedos continúan resbalando como mantequilla por su instrumento. Esta confianza y comodidad sólo la demuestra quien en la música ha encontrado su elemento.
Continuando con las complacencias Hey Angel, Last Night I Dreamt that somebody loved me (The Smiths), Bug, Get The Message (Electronic), Easy Money y ‘How soon is now?’ (The Smiths) fueron por de más aclamadas.
Con esta última de The Smiths se despidieron por vez primera y luego vino el encore compuesto por ‘Rise’, ‘There Is a Light That Never Goes Out’ y ‘You Just Haven’t Earned It Yet, Baby’, estas dos últimas de su banda primera y con las que el público hizo temblar el suelo del Plaza, sin duda, los fans de The Smiths se fueron plenos y aquellos que saben reconocer el talento de Marr tuvieron una gran clase. Así, entre aplausos, vitoreos y amplias muestras de reconocimiento concluyó su concierto Jhonny F*cking Marr, e intuimos que el reconocimiento es recíproco hacia el público mexicano.