Guadalupe Valley Wine Food & Music Festival 2017

// Por: Diovanny Garfias

vie 15 septiembre, 2017

Lugar: Monte Xanic

Fecha: 08 September 2017

Por segundo año consecutivo, el Guadalupe Valley Wine Food & Music Festival (que en la primera edición era Guadalupe Valley Culinary & Music Festival), tomó por sorpresa Ensenada, Baja California, para entregar una serie de experiencias gastronómicas y musicales a todos los asistentes a la prestigiada vinícola Monte Xanic, única sede actual del festival.

Día uno:

El primer día de la edición 2017, el viernes 8 de septiembre, planteó una celebración gastronómica alrededor de una propuesta de música electrónica, seria, elegante y con sets creados por algunos de los mejores productores en su género: Nortec, Yokoo, Oceanvs Orientalis y Francesca Lombardo.

Pero antes de llegar a los beats, el festival abrió con talento local, Valise Blu, el proyecto de Carla Bañales, que entregó un set de folk con momentos melódicos y nostálgicos, elementos perfectos para una soleada tarde.

Eduardo Amezcua (hijo de Ramón Amezcua, Bostich de Nortec), mejor conocido en el mundo de la producción musical electrónica como Grenda, nos mostró un adelanto de lo que será su próximo álbum de estudio. El músico de 16 años originario de Tijuana tocó algo de techno sin dejar de lado el hip hop que caracteriza su sonido.

En un día prácticamente dominado por los DJ sets, el house se manifestó desde las tornamesas de Luiza, la originaria de Mexicali que tocó una selección musical ecléctica sin olvidar los ritmos discos y mucho groove.


La tarde crecía en sonido mientras el lado culinario empezó con Joaquín Cardoso, chef del Hotel Carlota de la Ciudad de México, quien preparó especialmente para el festival filete de atún sellado con ensalada de garbanzo y berenjena, un platillo fresco para abrir el apetito.

Navid Izadi es conocido por entregar sets llenos de funk, cadenciosos e intensos, por lo que su actuación en el festival no fue la excepción. El residente de Los Angeles, California, leyó el ambiente del evento para hacer la transición de la tarde a la noche.

Fabián Delgado, chef del restaurante Pal Real, preparó un plato típico de su tierra, Guadalajara, lonche de birria, una torta tapatía cuyo ingrediente principal es el estofado de carnero.

Bostich y Fussible (Nortec) jugaron de locales en Baja California, el sabor electro norteño de Ramón y Pepe se mantuvo durante el set, sin embargo por momentos exploraron con géneros ligeramente oscuros, con bases de bajo más sintetizadas y beats más duros.


Sofía Cortina, la repostera del restaurante del Hotel Carlota y una de las más destacadas en la CDMX, nos entregó una variedad de postres para endulzar el día, primero un plátano tatemado acompañado de helado y para culminar con unas espiro papas de camote al más puro estilo de las ferias tradicionales.


Safak Oz Kutle, mejor conocido como Oceanvs Orientalis, encontró en el Festival del Valle de Guadalupe terreno fértil para hacer de su set con sonidos tribales la melodía idónea para abrazar la noche chamánica.


Los beats hipnóticos y seductores son la especialidad de Julien Beltzung, quien bajo el nombre de Yokoo tocó un melódico set de house en sus diferentes corrientes rítmicas, que aderezaba justo el escenario natural que rodea la explanada de Monte Xanic, rodeada de montañas rocosas y viñedos.

 La cena corrió a cargo de Enrique Olvera, el chef mexicano más importante de la última década, creador del restaurante Pujol en la Ciudad de México y del restaurante Cosme en Nueva York, entre otros conceptos más como Criollo en Oaxaca, de donde se trajo también a la aventura, al chef Luis Arellano. Olvera, catalogado como uno de los 50 mejores chefs del mundo, sirvió una exquisita tlayuda de caracol con pasta de frijol, para cerrar la primera noche de experiencias gastronómicas.


Después llegó el turno de Francesca Lombardo, la originaria de Italia que cuenta con una formación musical clásica que le permite tener la sensibilidad suficiente para crear sets que se mimetizan con la noche y con el ánimo de la gente. Su selección musical incluyó una gama de techno, house y deep house que conectó como nadie más en el primer día de festival.


Al final de la jornada musical el festival recibió a dos de los productores más importantes de la escena electrónica en un back to back, que terminó improvisando lugar a un lado del fuego de la vaca que cocinó durante 24 horas el chef argentino Dante Ferrero. Por un lado Mauricio Rebolledo, fundador de la disquera Hippie Dance; por el otro lado, el alemán Daniel Ansorge, Barnt, uno de los DJs emblemáticos de la Kompakt Records de Alemania. Así tuvimos un final que se sentía ritual, lleno de techno con momentos oscuros, melódicos y otros ambientados por tracks clásicos de la escena europea y de los nuevos materiales del mexicano Rebolledo, buen amigo del festival.

Día dos: 

Para el sábado, los viñedos de Monte Xanic se convirtieron nuevamente en la sede de un cartel sólido y ecléctico que se acompañaba bien de la increíble selección de vinos de la casa, además de la variedad de cervezas como Bohemia y Aguamala, potencializadas por una increíble barra de mezcales que trajo Casa Morelos de Monterrey.


Si el día viernes se destacó por la combinación entre sabores de diferentes rincones del país con sonidos electrónicos de diferentes partes del mundo, el sábado resaltó por el dominio de sonoridades fronterizas, rancheras y regionales, sin olvidar el gusto local con algo de Israel y Francia. Eclecticismo puro.

Esta vez la tarde empezó con Corina Lawrence sobre el escenario, la multinstrumentista argentina no solo sorprendió al público que recién llegaba, por su capacidad para ejecutar teclado o guitarra, sino también por su fusión de ritmos sudacas con folk, pop y funk.


Del lado de la comida había que recuperar fuerzas luego de una larga noche, como la del viernes, por eso el chef local, Mario Peralta, ofreció un almuerzo pensado para que los asistentes juntaran energía integrado por una tostada de ceviche y taco de fideo, aprovechando el maravilloso producto marítimo de Ensenada, Baja California.


A la par Silvestre y los Charros subieron al escenario para hacer un recorrido sónico a través de melodías rasposas con riffs de guitarras duros, sin olvidar el sabor mexicano representado por los ritmos vernáculos del mariachi.


En el área gastronómica el chef del famoso restaurante francés, Le Chateaubriand, Iñaki Aizpitarte, compartió con todos los asistentes el secreto de por qué su comida revolucionó la cocina parisina. Su regalo para el festival fue un plato de axoa, una exquisita y picante mezcla de res tierna, pimientos, chiles y cebollas.


De vuelta al escenario llegaba el turno de Centavrvs, el proyecto que ha fusionado beats electrónicos con un sabor muy mexicano, nacido del espíritu animoso revolucionario de antaño, entregando una actuación poderosa y enérgica.


Hablando de energía, también llegó el turno de que el chef argentino, Dante Ferrero, terminara el proceso de su asado heroico; luego de 24 horas a las brasas su res estaba lista para ser servida. Ferrero, quien había pasado la noche completa al lago del gigantesco asador acompañado de su equipo se dispuso a partir al animal y repartirlo entre los hambrientos comensales que disfrutaron lo mismo de una costilla, que de algo de pierna o espalda.


Mientras la gente hacia fila para alcanzar un pedazo de la vaca de Dante llegó el turno de Deap Vally. La dupla californiana integrada por Lindsey Troy y Julie Edwards había manejado el día anterior desde Los Angeles, California hasta El Valle de Guadalupe solo para encontrarse con un público que ya esperaba su actuación, que como de costumbre se basó en rock estridente y riffs de garage como solo las dos chicas saben entregarlo. Nuevas amigas del festival y de la Baja por supuesto…


Ya que estamos con mujeres talentosas, del lado culinario llegó el momento en que Adria Marina, la chef tijuanense, entregara su platillo. En esta ocasión la participante de Top Chef México preparó un elote asado aderezado con curry, cacahuates y cilantro, el descanso que el paladar de los asistentes necesitaba luego de una tarde llena de suculentos platillos.


Y si la cocina tuvo su descanso, también lo tuvo la música, con la actuación de Charlyn Marie Marshall, mejor conocida como Cat Power. Lo que Chan hizo sobre el escenario fue poético, enmarcada por un atardecer de colores cálidos, como los que el Valle de Guadalupe ofrece, interpretó por más de una hora temas de toda su discografía acompañada de su piano y su guitarra, creando un preámbulo, solo equiparable a la fiesta que se avecinaba.


Pasaban de las 8 de la noche y era hora de pensar en una rica cena y para ejecutarla nadie mejor que el chef Miguel Ángel Guerrero, originario de Baja California y creador del concepto Baja Med. El experimentado cazador ofreció un asado de cerdo a las brasas con el toque rústico de toda su cocina, sin que la carne perdiera suavidad o sabor en ningún momento, el balance ideal.


Mientras el equilibrio se hacía presente en la zona de comida, el escenario también estaba lleno del elemento mencionado, Jazz, cumbia, country, americana, mariachi, norteño y post rock, todo ejecutado por una sola banda, Calexico. El grupo liderado por Joey Burns y John Convertino no solo recorrió su discografía, también estrenó un par de nuevas canciones pertenecientes a sus próximo álbum, compartiendo el sabor de su natal Tucson, Arizona con Baja California.


Pero si de compartir sabores se trataba, Asaf Doktor resultó el maestro, el chef de Israel tomó una receta latinoamericana tradicional, la de los tamales, para sumarle su toque personal dando como resultado un afortunado experimento, tamales de cangrejo con un delicioso toque de especies propio de los platillos de oriente. Cerrando así una tarde llena de distintos sabores, hechos para todo tipos de paladares.

En lo que fue una noche de mezclas no podían faltar el elemento mexicano, que llegó desde Mazatlán, Sinaloa, de la mano de don Casimiro Zamudio y Mi Banda el Mexicano. Con una trayectoria de varias décadas sobre la espalda no fue sorpresa que cada canción que interpretaron fuera coreada por el público, como ‘Un Ramito De Violetas’, ‘La Bota’, ‘No Bailes De Caballito’ y ‘Que Le Pasa Lupita’. La sorpresa de la noche se dio cuando Grenda y Rubén Albarrán se unieron a don Casimiro para interpretar de manera muy particular algunos de sus éxitos, con la característica voz del líder de Café Tacvba como guía y los arreglos del joven productor de techno, resultando en un espectáculo que seguramente le dará la vuelta al mundo.


Llegó el turno de que Giorgio Brindesi tomara las tornamesas, el DJ y productor mexicano, parte de la disquera alemana Bunny Tiger y de CommonSense Records, tocó un set lleno de deep house y nudisco, con pasajes de synthpop y new wave, fiel a sus influencias electrónicas europeas de los ochenta.


Más tarde llegó el turno de Gil Montiel, quien desde Monterrey entregó un live set lleno de improvisación y mucha energía. El DJ y productor residente de Casa Morelos demostró su educación clásica al ejecutar diversos instrumentos, desde la batería, pasando por el bajo, los sintetizadores y claro, las tornamesas.


Pasada la 1 am y como ya es tradición en el festival, Alejandro Franco, fundador del mismo y Publisher de WARP, tomó los decks para poner punto final a más de 12 horas de música y gastronomía. La experiencia y estilo de Franco detrás de las tornamesas aportó un balance final al Festival del Valle de Guadalupe, sobretodo con la improvisación de Estefani Brolo, de Guatemala, con su proyecto Fela, que se unió con vocales a los elegantes y precisos beats de Franco. Momento único del evento.


Así finalizó la segunda edición del Guadalupe Valley Wine Food & Music Festival, dos días en los cuales las comida y la música se unieron en el bello escaparate que es Monte Xanic, para generar recuerdos en todos los asistentes que permanecerán vivos durante los próximos 12 meses.

¡Nos vemos en 2018!