Es sumamente extraño, por lo menos para el público que acostumbra visitar El Plaza Condesa, ver el recinto repleto de sillas. Y es que no era para menos, el dueto australiano compuesto por Brendan Perry y Lisa Gerrard lo ameritaba, pues prometía una noche íntima, repleta de sensualidad y romántica penumbra.
Exactamente a la 21:30 hrs. las luces del Plaza se apagaron para iniciar un viaje místico y sensorial que iba de medio oriente y la música medieval, hasta el África prehistórica, pasando por el norte y Sudamérica del mundo antiguo, pero también con texturas modernas de darkwave y gótico.
El pretexto para inundar el recinto de una densa niebla, era el lanzamiento de su más reciente producción “Anastasis”, la cual por cierto se refiere al proceso de la resurrección de Cristo en la iglesia ortodoxa bizantina, y que precisamente representa su gran regreso después de una sequia de casi 16 años.
Mas cercano a un ensamble de música contemporánea exploró casi en su totalidad su nueva placa abriendo con ‘Children Of The Sun’ y siguiendo con ‘Anabasis’ que sonó simplemente impresionante, Dead Can Dance cubrió con su manto a los asistentes y de ahí en adelante el cumulo de oscuridad inundó la Condesa con temas como ‘Agape’, ‘Amnesia’, ‘Nierika’, ‘Opium’, y temas más clásicos como ‘The Host of Seraphim’ o ‘Song to the Siren’ en el encore.
Siempre sobrios, solemnes, Brendan, Lisa y compañía, hacían una oda a la noche y a sus habitantes, a la melancólia, al misticismo y a la magia casi mitológica de sus historias, como en ‘Return of the She-King’.
¿Quién va a ver a Dead Can Dance? los asistentes oscilaban entre jóvenes curiosos, personas mayores sedientos de una excelsa interpretación de música contemporánea, criaturas nocturnas que portaban una playera de Joy Division, o Bauhaus, y chicas amantes del Bellydance. Público heterogéneo que dio fe de la poesía oscura y caótica de los australianos.
Músicos casi vampíricos, que nada tienen que ver con adolescentes de pieles brillantes, sino que recordaban mas bien al Nosferatu de Murnau, dueños de un sadismo elegante, y de una refinada monstruosidad, Dead Can Dance dio un concierto memorable para todos.
La noche tenía que cerrar y terminar el viaje para llevarnos hasta lo más profundo del abismo, y qué mejor que ‘Rising of the Moon’, uno de sus temas mas icónicos, para hacerlo. Vestida con un hermoso vestido azul oscuro, Lisa perpetró el ultimo crimen después de poco mas de 2 horas de concierto, lleno de sombras, sueños, vida y muerte.
Dead Can Dance setlist:
Encore:
Encore 2:
Encore 3: