//Por: Brenda Brown
Por tercer año consecutivo llega a Berlín uno de los festivales que a pesar de los pocos años de haber llegado a Europa se encuentra ya en la lista de los eventos más concurridos de Alemania comparándolo actualmente con el Wacken Open Air, Fusion Festival y Rock am Ring que ya han ganado un puesto legendario en la historia musical del País. Lollapalooza Berlín ha crecido precipitadamente y ya es tan alta su demanda que sus promotores se han visto obligados cada año a cambiar la ubicación del evento para ajustarlo a la capacidad del público, llevándolo en esta ocasión a las afueras de la ciudad para ubicarlo en el hipódromo Hoppegarte y recibir a más de 80 mil visitantes.
El cambio de localidad y el crecimiento del tan esperado acontecimiento, parece haber trastornado esta vez directamente detalles de organización básica, como un transporte público capacitado para miles de visitantes ansiosos de llegar a su destino a la vez, pudiendo terminar en un incidente catastrófico. Lo cual, a pesar de haber sido resuelto afortunadamente y para la seguridad de su audiencia al día siguiente de manera eficaz, capturó graves críticas de prensa, enfocados solamente en la carente calidad de logística, olvidando la oferta principal del evento… la oferta musical. Ya que desde el punto de vista de algunos visitantes, se considera este Lollapalooza Berlín como el más caótico pero sin duda alguna, el más intenso de todos.
Desde temprana hora era necesario tomar los trenes ligeros debido al largo transcurso para llegar al hipódromo. El clima se oponía a las expectativas de los visitantes y por tratarse de una nueva localidad, se percibía al principio un ligero instinto de aclimatación entre la audiencia. Dominaban la ropa impermeable de colores sombríos y los pares de botas de hule dirigiéndose a direcciones opuestas. Sin embargo, al pasar el mediodía, la brillantina, los colores luminosos en el rostro y algunos accesorios extravagantes comenzaron a expandirse no sólo en el área sino también en el escenario con Bomba Estéreo. La banda colombiana fue el motor que incitó a dejar el sentido de ubicación por un lado, perder las inhibiciones y dejarse llevar por el ritmo de la champeta. Repentinamente la cantante Liliana Saumet atrajo a la audiencia de todas las edades y nacionalidades logrando concebir una gran fiesta latina frente al escenario principal del festival.
Wanda, el grupo de cinco integrantes provenientes de Austria contribuyeron para reposar un poco al cuerpo después de tan ajetreado bailoteo sin perder el nivel de entusiasmo y poder cargar energías antes de correr al escenario alternativo para ver a The Vaccines. La banda británica abrió la escena con Let Me Take You Surfing In The Sky y ciertamente, parecía como si Justin Young se sumergiera intensamente en su rol de vocalista deleitando al público con su hiperactividad incontrolable sobre el escenario. Más relajante fue la presencia de George Ezra, tocando a la misma hora en el foro alternativo, quien ofrece un espectáculo casi estático pero dejando todo el enfoque a una interpretación musical de alta calidad.
Cabe mencionar que el Hip Hop, junto a la música electrónica son los dos estilos musicales que han logrado imponerse en la capital alemana. Fue así como el intérprete alemán Marten Laciny mejor conocido como Marteria, deja en el 2006 su carrera de modelo para entregarse completamente al Rap, siendo hoy en día uno de los intérpretes más significativos del país, cuya presencia se hizo notable este año, llevando al público a uno de los puntos más altos del evento y dejando cautivados hasta a aquellos que no simpatizaban del todo con su tendencia musical. Michael Kiwanuka tocaba a la par con Marteria en el escenario vecino, donde el Soul se complementaba con los rayos del atardecer. Un instante de contemplación y de plena amenidad se extendía entre la audiencia.
El Line Up de Lollapalooza 2017 atrajo público de todas las edades y preferencias musicales que contrastaban fuertemente entre sí. No obstante, se concentró al llegar la noche, gran parte de la pluralidad del público en el foro principal para cerrar el primer día con Mumford & Sons. La banda británica abrió con el tema Snake Eyes prometiendo dos horas de un concierto memorable. Marcus Mumford se reemplazaba entre la batería y las vocales. En algún instante incluso hasta se infiltró en el público llevándose consigo el micrófono para seguirlo entre la multitud. También se llamó al escenario la presencia de Baaba Maal para interpretar con la banda Si Tu Veux y Wona y como olvidar el detalle que esa noche el contrabajista de la banda Ted Dwane celebraría su cumpleaños en escena. La banda se despide del festival cerrando con There Will Be Time dejando un el público un gran anhelo por repetir esa experiencia.
Para cargar el hipódromo de energía directamente desde el medio día, fueron ocupados los foros principales por bandas como Bonaparte y Django Django para contagiar el ambiente de vivacidad. La edad, el clima y el estilo de la audiencia se alternaba en contrastes, así como la cantidad de visitantes también aumentó, en comparación con el día anterior. El ambiente se mostraba entusiasta, ya un poco más adaptado a las instalaciones. El área, las bandas y la audiencia se percibía más familiar. El foro alternativo lo cubrió Metronomy, uno relativamente pequeño que ofrece suficiente espacio para interactuar con la audiencia de forma directa; es por eso que a la banda, también procedente del Reino Unido, no se le dificultó transmitir esa familiaridad y una dosis festiva al público. Este mismo foro lo presenció al llegar la noche London Grammar, convirtiéndolo de un foro activo y agitado a un completo espacio pacífico y ceremonial; la voz de Hannah Reid se esparció en el lugar con un oleaje celestial cerrando el acto con Metal and Dust.
A pesar del estilo musical que contrastaba con las bandas que se presentaron en los escenarios paralelos, se concentraron todos los escenarios en uno mismo, como un imán que atrajo la atención del público sin importar su diversidad, para presenciar el acto de lo más esperado del evento… a los Foo Fighters. Ni el Soul, ni Hip Hop, ni Alternativo o Electro Pop importaban más. La audiencia festivalera se transformó en un conjunto salvaje, no pudiendo ocultar la euforia que provoca Dave Grohl abriendo con I’ll Stick Around.
Pocas son las bandas que logran sincronizar tanta vivacidad y excitación en la audiencia, sobre todo habiendo tanta diversidad entre ella. Temas como Learn To Fly, The Pretender, My Hero o Best Of You se extendían en el hipódromo como un himno masivo.
Taylor Greenwood los acompañó presentando su nuevo tema The Sky is a Neighborhood, así como sorpresivamente Perry Farrell, el vocalista de Jane’s Addiction y creador de Lollapalooza, también formó parte del elenco. Los Foo Fighters se despidieron con Everlong cerrando un espectáculo pleno de fogosidad.
No obstante, fueron The XX los que finalizaron el evento. Fue necesario un descenso de adrenalina para retomar la coherencia y abandonar el festival con plena serenidad. Sin duda alguna uno de los festivales más caóticos y sin embargo el que más furor ha provocado.
El éxtasis y la densidad de los Foo Fighters así como la esencia de Mumford & Sons sigue y seguirá aún palpable en la ciudad.