Por: Diego de la Vega
A las 8:45, acompañados por un sonido que nos remite a una danza en el desierto, subió a escenario Apolo, la banda invitada de Chihuahua. Talento emergente que hoy en día es parte de la dinámica #DescubreTuMúsica de Corona. A pesar de traer toda la energía y una buena propuesta de rock, no logró tocar ante tanta gente, pues el público a penas iba llegando al lugar.
Al terminar Apolo, el recinto comenzaba a llenarse y a las 9:48, escoltados por una introducción sonora y luz morada, salió la banda procedente de Nyack, Nueva York. Claudio Sanchez, Traves Stever, Josh Eppard y Zach Cooper tomaron el escenario y las primeras notas de ‘The Island’ (canción que también abre su más reciente producción) comenzaron a sonar, seguida por los aplausos de un público que los extrañaba con locura y se quedó con ganas de más desde aquel Corona Capital.
Enseguida sonó ‘Eraser’, también de su más reciente entrega, para dar paso a “Devil In Jersey City” y la genial ‘The Crowing’, recibida con mucha efusividad, pues el público no se la esperaba y eso sólo podía significar algo; Coheed and Cambria había venido a complacer a sus fans y así fue, pues acto seguido, el escenario se tiñó de rojo para arrancar con la más coreada de la noche ‘Red Blood Summer’. Esa rola del 2003 por la que el mundo terminó por convencerse de que estos neoyorquinos habían llegado de otro universo (Heaven’s Fence) para quedarse.
De vez en cuando cambiando guitarra y amarrándose el pelo, el front-man del gigante afro dijo a su público “Lo siento, lo siento. Mi nombre es Claudio Sánchez y desafortunadamente no hablo español” antes de tocar ‘You Got Spirit, Kid’ y ‘From Here To Mars’, coreadas por los más jóvenes. Con el paso del tiempo ésta banda demuestra que lo único que queda es evolucionar y darlo todo con espíritu y vigor. La voz de Claudio nos remite a algo peculiarmente noble, que se mezcla entre fragilidad y autoridad.
El clímax llegó con ‘A Favor House Atlantic’, otra de las más coreadas por la audiencia. Claudio efusivo se volvió a soltar el pelo para matear a sus anchas y sorprender con ‘In Keeping Secrets of Silent Earth 3’, lo que terminó por enloquecer al público que efectivamente estaba complacido. Coheed and Cambria lo había logrado una vez más, sin más.
Con un recinto casi lleno y un público (en su mayoría no menor a los 25 años) que nos hizo ver que Coheed and Cambria conserva su base de fans que los han seguido desde el principio, siendo siempre fieles a sus historias y dinamismo obteniendo también nuevos seguidores en el camino, dispuestos a acompañarlos en las etapas por venir.
La banda regresó para tocar ‘Ten Speed of God’s Blood and Burial’ con la que pusieron a saltar a todos y fue sólo cuando el público estaba entregado por completo y la banda agradecida por encima de todo que llegó la guitarra de doce cuerdas y con ella los gritos de todos y el momentos que todos estaban esperando. ‘Welcome Home’ retumbó por el Plaza para cerrar con broche de oro una velada que parecía salida de una historieta fantástica. La saga terminó para dar paso a un disco mucho más personal, pero lo épico se queda, pues al ver a este cuarteto sobre el escenario y la energía con la que tocan sus temas, uno inmediatamente se transporta a otro mundo, uno en donde héroes montados en criaturas son moneda común, donde la historia se cuenta por sí misma.