Desde el momento en que se confirmó que Black Sabbath tocaría en el país, supe que estaría ahí. Estaba convencido de que nada me iba a detener, incluso cuando mi mamá amenazó con quitarme el carro si asistía a ver ese “show satánico”.
Como es costumbre en este tipo de eventos, esperé hasta el último momento para conseguir reventa, en un intento por mantener el balance ideal entre ubicación y precio. Llegué al estadio casi a las siete, junto a un par de amigos de Panamá quienes habían comprado boletos en línea. Ellos calcularon que para esa hora sus compas estarían esperando en fila para darles sus respectivas entradas, sin embargo para ese punto los tiquetes ya estaban dentro del estadio, desperdiciados en el bolsillo de unos peregrinos del rock.
No pasa nada.
Buscamos la reventa juntos y, por cuestión de precios, decidí ir junto a otro grupo de amigos a gramilla V.I.P., mientras que mis frenes panameños adquirieron el boleto más caro: el Super Fan.
El destino me sonrió y al llegar a gramilla me dijeron que mi entrada también era Super Fan; el error honesto de los revendedores me valió un pase directo al frente del escenario por una módica suma.
Vi a Megadeth la primera vez que vinieron, sin embargo en esta ocasión llegué muy tarde.
La banda se estaba yendo.
Malditas presas, maldita lluvia… pensé.
No.
Es mi culpa.
Camarón que se duerme…
La gente pedía otra mientras me apretujaba entre camisas oscuras.
Sí, como señalaba La Nación en su edición impresa, la mayoría ahí vestía ese color y sí, muchos tenían tatuajes, piercings y matizaron la fila con birrita. Sin embargo es inútil que sigan enfatizando en esos detalles superficiales, como queriendo enviar una indirecta de que algo está mal con la cultura metal.
No soy metalero, pero entiendo cuando la gente rechaza algo sólo porque no lo comprende bien.
Mustaine volvió al escenario y se dirigió al público como un viejo conocido. Se notaba que el guitarrista y cantante ha desarrollado un gran cariño por el público tico, después de que su banda haya tocado ya tres veces en el país. “You guys sing pretty well”, dijo el músico antes de tocar el riff inicial de ‘Holy Wars… The Punishment Due’
“Killing for religion, something I don’t understand”, cantó Mustaine.
Nunca encontré a mis amigos panameños, entonces quedé solo junto a miles de personas. No sé cuántas había en el Estadio; nunca tuve por qué ver hacia atrás.
La sensación era de monumental expectativa a mí alrededor.
Traté de hacer amigos a base de miradas y sonrisas, pero todo el mundo estaba en lo suyo: preparando la cámara, la grabadora, haciendo predicciones… en general se me hizo difícil conectar con la gente a mí alrededor.
Cayó un telón.
Estar en un concierto a veces se siente como un acto de magia o estar en un sueño y creo que es porque es el momento donde las canciones pasan de la imaginación a un plano más tangible. La mayoría de música que uno ha escuchado en su vida ha sido a través de una grabación; ponerse unos audífonos es como un portal auditivo hacia un mundo donde, bajo nuestro comando, Los Beatles, por ejemplo, estarán siempre juntos tocando nuestras canciones favoritas.
Ellos no están realmente ahí usando sus instrumentos, pero es posible vibrar con su música y la de millones de artistas, escuchando una simple grabación. Obvio, como el poder llorar viendo una fotografía.
Black Sabbath comenzó a dar cátedra en el Estadio Nacional con ‘War Pigs’. Escuchar los primeros acordes de esa pieza fue como ver un dragón salir de un cuadro. Como si una pintura que uno ha admirado toda la vida cobrara vida de repente.
Solo podía pensar: están ahí. Realmente están ahí, en frente mío tocando ‘War Pigs’ para mí y toda esta gente. Los amo. Se me puso la piel de gallina y mi cara así 0_o
Los visuales que acompañaban cada pieza eran increíbles. Hubo una que me impresionó muchísimo, no me acuerdo cuál por desgracia, pero tenía unas imágenes de lo que los religiosos catalogarían como herejías.
“Si mi madre hubiera estado aquí conmigo viendo esto se le hubieran parado los pelos”, me dijo uno de uno de mis amigos panameños después del chivo, cuando finalmente logré encontrarlos en el parqueo.
Yo creo que ese tipo de recursos los utiliza Sabbath para comunicar una idea que se malinterpreta y que tiene que ver con la frase de ‘Holy Wars’ que destaqué antes.
Lo que la banda transmite no es odio, maldad o ni siquiera es algo contra Dios; el mensaje es contra lo que los hombres al poder han juzgado e impuesto como sagrado y lo que no. La iglesia. La religión. El Gobierno.
Es una crítica. Una expresión artística de un sentimiento real compartido por muchos. No es ir a un rito satánico. Es un grupo de artistas que se rebelan contra el sistema, el fundamento del Rock n’ Roll en su época dorada. Black Sabbath lo mantiene.
De hecho, si uno se detiene a ver, Ozzy Osbourne es un tipo que me transmite mucho amor. Claro, el concierto tiene una vibra super oscura, tenebrosa y pesada y el tipo parece una momia diabólica; sin embargo, Osbourne es un frontman carismático a su manera y hace que uno se enamore aún más de la vara.
Solo peace and love hacía con la mano el mae. “You are number one” decía. “God bless you all”, repitió con frecuencia.
No se si es camotada mía, pero me saca de ride completamente que la gente empiece a cantar “OE, OE, OE, OE… Ozzy… Ozzy”.
Osea, el resto de los músicos de la banda están ahí parados y son todos igual de cerdas. Si tuvieran que estar alabando a alguien debería ser mínimo a Tony Iommi. El tipo se cortó la punta de dos de sus dedos cuando era joven y aun así se convirtió uno de los creadores de riffs más rajados de la historia del rock.
Al mae lo diagnosticaron con linfoma el año pasado, está en tratamiento, y tiene 65 años, pero cuando agarra la guitarra lo hace sentir a uno como si fuera 1969.
Si eso no es ser un Guitar Hero, pues nadie más lo es.
Iommi tocó como un caballero de la realeza. Nítido. Pesado. Grueso. Fluido. Impresionante; una verdadera bendición este señor.
Geezer Butler es el que está más entero, me parece. El bajo en sus manos es como una sólida demoledora de piedras. Punzante. Parece como que tuviera 25 dedos. Toca demasiado sabroso. Su momento más increíble de la noche fue el solo de bajo que se echó antes de comenzar ‘N.I.B’.
El baterista Tommy Clufetos es una máquina y se echó un solo épico después de ‘Rat Salad’, como era costumbre en chivos de grupos como Led Zeppelin. A mi criterio el mae lo hizo muy tuanis, aunque alguna gente opina que a Clufetos se le escapa un poco la esencia de la música de Sabbath. Esa lentitud y pesadez con que cae cada golpe para crear un ambiente denso. El Groove de Sabbath.
¿El público? Me parece que pudo estar mejor. Como que todo mundo brincaba los primeros dos compases de cada pieza y luego se quedaban como idos. Sentí a la gente feliz, emocionada, pero muy pasiva al final. No hubo casi ni mosh. Pero bueno, se notaba que los ingleses la estaban pasando muy bien.
Era perceptible.
Hace poco vi a Aerosmith y me pareció que tienen un gran desenvolvimiento escénico y energía, sin embargo se siente demasiado actuado para mi gusto. Black Sabbath se sintió mucho más honesto y cabe destacar que su setlist no parecía caerse cuando llegaron las piezas del nuevo disco. “13” no revolucionó el mundo como sus producciones más viejas, pero es sin duda un trabajo admirable para una banda con tantos años de trayectoria.
Momento favorito: cuando tocaron la pieza ‘Black Sabbath’. Aquí un video:
Me faltaron: ‘Sweet Leaf’ y –una que igual no esperaba escuchar- ‘Sabbra Cadabra’
Ozzy se pegó varios gallos y no le llegó a las notas más de una vez, pero por alguna razón nada más me hacía sonreír cuando eso pasaba. Lo hacía sentirse humano y todos sabemos que, después de tantos años, físicamente es difícil exigirle tanto a la voz. De igual manera lo hizo increíble y lo guardaré como un rey en mi corazón por siempre. “¡Bah! Condenado Ozzy.” “Es un genio”, pensé.
La niebla oscura que cayó sobre el Nacional desapareció finalmente con Paranoid, tema clásico con el que Black Sabbath cerró su primer concierto en Costa Rica. Los músicos se veían verdaderamente felices, fue increíble.
“We’ll come back and do it again… maybe”, fue lo ultimo que dijo Ozzy.
1. War Pigs
2. Into the Void
3. Under the Sun/Every Day Comes and Goes
4. Snowblind
5. Age of Reason
6. Black Sabbath
7. Behind the Wall of Sleep
8. N.I.B.
9. End of the Beginning
10 .Fairies Wear Boots
11. Rat Salad
(Seguida del solo de batería de Tommy Clufetos)
12. Iron Man
13. God Is Dead?
14. Dirty Women
15. Children of the Grave
Encore:
16. Paranoid