Bestia y Aural presentan: gritos y nihilismo con Godflesh, Simulacrum y Cleric #WarpGigs

// Por: Staff

lun 5 diciembre, 2016

Foto por Ray Marmolejo / Bestia Aural

Fecha: 03 December 2016

//Por: Oscar Adame

El panorama del 3 de diciembre a las 8 de la noche, fuera del Lunario del Auditorio Nacional, se percibía como tranquilo, silencioso y frío.

La gente empezó a llegar al foro a los pocos minutos de darse el acceso; muchos metaleros rebasados de 35 años presumiendo playeras de alguna de las muchas… muchísimas bandas a las cuales la atracción principal de esa noche ha influido (lease Curse Of The Devil Vampire, Ice, Napalm Death, Fear Factory, e incluso Ministry, Nine Inch Nails y Sunn O))), playera a la que envidié profundamente). Godflesh, precursores del metal industrial, fueron la apuesta de este año del Festival Bestia y de Aural para dar su “concierto de una banda que tienes que ver antes de morir” de este año. Acompañados por dos propuestas no menos emocionantes: Simulacrum y Cleric.

El primero en salir fue Cleric, cuarteto de Pensilvania de noisecore, que sorprendió por su excelente presentación otorgando música con arpegios de guitarra complejos, escalas lunáticamente rápidas y elementos en teclados y pedales que se alejaron del metal tradicional, sonando un poco más cercanos al space rock de sonidos futuristas alienígenas y estructuras progresivas. Fue un excelente viaje para calentar a un público hambriento de brincar, slamear y headbangear.

El guitarrista de la agrupación, Matt Hollenberg, fue la indiscutible estrella de la presentación por lo que fue emocionante volver a verlo sobre el escenario, pero ahora con un proyecto formado por John Zorn que lo incluyen además de a él, al baterista Kenny Grohowski y al experto de las teclas John Medeski.

Simulacrum es una propuesta extraña de metal improvisado que no logró retener del todo la atención del público, confundido por escalas demasiado largas y repetitivas y un uso del órgano corrosivo. Sin embargo quienes se detuvieron a escuchar la música encontraron en su presentación a una experiencia gratificante que por momentos llegó a rompimientos armónicos realmente brillantes.

Los actos de apertura terminaron y el Lunario, a mitad de su capacidad, ya se encontraba gritando por las leyendas, Godflesh, por primera vez en México presentando su celebrado primer disco en 13 años: “A World Lit Only By Fire” (2014). Este álbum, que fue considerado en cientos de listas de lo mejor de aquel año, supuso un regreso al sonido más agresivo y sintético de sus primeros dos discos: “Streetcleaner” (1989), “Pure” (1992) y “Selfless” (1993), por los que son celebrados por sus riffs pegajosos, repetitivos y muy pesados, sus atmósferas envolventes y opresivas y por los ritmos programados puntuales que remarcan en todo momento a la fuerza de la guitarra.

En este último disco el dúo, integrado por Justin Broadrick y G.C. Green, se olvidó por completo del resto de su material que aun siendo menos popular, supuso un impacto igual o incluso mayor dentro de la industria del metal. Por ejemplo “Songs of Love and Hate” (1996) es un predecesor completo al sonido del new metal; “Us and Them” (1999), que fue uno de los primeros discos de metal en combinar ritmos propios del rap en él; y por último “Hymns” (2001), que agregó elementos melódicos y más ambientales al trabajo de la banda, mismos que posteriormente Justin terminaría de plasmar en su proyecto Jesu. Es una lástima que dentro del concierto la banda también se haya olvidado por completo de lo que estos discos representan, unos cuantos temas de estos abrían dado la posibilidad de un set más diverso, explosivo y completo del que se obtuvo.

Su presentación, adornada sólo con tres grandes amplificadores Marshall, una pequeña caja de ritmos y los dos músicos, empezó con una serie de temas del último disco de la banda, entre ellas: ‘New Dark Ages’, ‘Curse Us All’ y ‘Shut Me Down’ rescatando el éxtasis de su público con un riff duro y sucio de guitarra. Las proyecciones de los costados ayudaron a obtener ese ambiente opresivo y post-apocalíptico que la banda logra en sus discos. Arte expresionista de cuerpos demacrados, películas grabadas en celuloide de ángeles caídos y gente suicida, peleas, etc.

Poco a poco la gente empezó a soltarse más y ms y cuando las clásicas canciones del ‘Streetcleaner’ empezaron a sonar el slam, los empujones y los puños en alto se hicieron cada vez más comunes. ‘Chrisbait Rising’ y la homónima ‘Streetcleaner’ llegaron al público a su tope de emotividad.

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Otras que sonaron, ya para terminar la noche, fueron ‘Spite’, ‘Crush My Soul’ y ‘Like Rats’. Tres temas que alegraron a los seguidores acérrimos de la banda que no dejaban de moverse y de headbagear, mientras que los curiosos (más o menos la mitad de los asistentes) empezaron a retirarse.

El Festival Bestia, en conjunto con Aural, logró su propósito de entregar una noche llena de experimentación metalera cerrando con una leyenda viviente del género. Una noche inolvidable para los cientos de fans del metal industrial que no creyeron nunca ver nunca a Godflesh en México y que desquitaron ese sentir con una actitud enérgica y ruidosa.