A veces, la vida se entiende como una serie de historias y casualidades que en retrospectiva, parecen tener sentido. Esa es la noción que quedó al ver el debut en vivo de Muzz en Nueva York por medio de un livestreaming en el último mes de un año inédito.
La historia de la banda inició en marzo, cuando el vocalista Paul Banks anunció la formación del supergrupo conformado por el baterista Matt Barrick de The Walkmen y el productor y multiinstrumentista Josh Kaufman, líder del grupo de folk Bonny Light Horseman. Sin embargo, el proyecto estuvo presente desde el 2015, sin olvidar que Barrick y Kaufman también colaboraron con el líder de Interpol en su álbum debut bajo el seudónimo de Julian Plenti.
La química y amistad en el trío era tal que existía la necesidad de crear algo nuevo desde la libertad de componer con la única intención de satisfacerse a ellos mismos y divertirse en el proceso. El resultado fueron 12 piezas editadas por Matador Records, que por sí solas, no alejan a ninguno de los tres integrantes de los sonidos que suelen trabajar con sus otras agrupaciones, pero que se siente como un material honesto que adquiere una especial relevancia dentro de las desventuras que nos trajo el 2020.
Después de varios videos, Muzz decidió realizar su primera presentación oficial, vía streaming, este 4 de diciembre del 2020. 700 personas se reunieron en una sala de chat para compartir el resultado de esa química.
En una entrevista promocional del álbum, Paul Banks expresó su fascinación por llegar a generar una complicidad tan fuerte con la banda, algo que calificó como cósmico y que definitivamente transmitió durante este show.
Acompañados por una bajista y un saxofonista, el trío me llevó a un momento de contemplación triste y nostálgico, pero también reconfortante. Parecía que el formato era el ideal para el recital. El silencio era el adecuado para que el piano inicial de Broken Tambourine pudiera llegar a los lugares más profundos de mi pecho, y para que después me concentrará en la voz de un Banks auténtico y maduro; más allá de narrador imponente que es en Interpol o del personaje que encarna en su trabajo solista.
La nostalgia de ‘Bad Feelings’ se acentuó, al escuchar su ejecución sin ningún ruido externo, sin los clásicos gritos de un concierto y los detalles que hacen rico el debut, como la incorporación de instrumentos de aire, los coros femeninos, y los sonidos de pájaros, elementos que lucieron dentro de las características especiales de la presentación.
Al final, se trató de un concierto muy potente sin sentir la necesidad de estar en el lugar físico. Lo que hace único a Muzz es la complicidad entre sus integrantes, y la plataforma del -en vivo- clásico del 2020 permitió realizar una introspección parecida a la que se hace cuando se hace un escucha de su música. Todo eso, en un día de diciembre del año que a muchos nos cambió la vida.