MUJI o Mujirushi Ryohin, traducido al inglés como no-brand quality goods, es parte del cimiento de marcas como MINISO y MUMUSO, que han hecho de su propuesta una tendencia de diseño y manufactura hiper-eficiente. Aunque estas son con las que estamos más familiarizados, este principio comercial existe como parte de una profunda historia de lo comprendido por los principios de diseño japonés.
El MUJI en un inicio se popularizó por su política de sin-logo, sin-branding y diseño simplificado. Revolucionando la industria con su fuerte disrupción acompañada con un equipo de los más talentosos diseñadores hoy existe en estatus legendario visto más que como una exitosa cadena comercial, como un especie de manifesto de la anti-marca, el minimalismo y del rol invencible del diseño en el estilo de vida. No obstante, la marca se ha presentado a sí misma como una filosofía basada en un proceso de manufactura “extremadamente” racional en conjunto con conceptos de simplicidad o “emptiness” que ultimadamente crean la mejor universalidad. Un diseño en principio de canvas vacío para todos los sentimientos y pensamientos de un consumidor.
Así es curioso pensar que en este clima comercial, MUJI sigue siendo una institución del diseño industrial y sus productos apelan a la gente tan distante del campo comercial como lo es el artístico. Esta delgada y peligrosa línea entre arte y diseño, siempre a existido y MUJI solo es un ejemplo entre millones. De manera sintetizada, el debate siempre a existido entre lo que le corresponde a la estética, a la funcionalidad, al arte y a la comercialización, pero precisamente MUJI a conglomerado todos estos conceptos bajo una misma casa como parte de un legado de pensamiento de diseño japonés que ha abogado por ideales más unificados que en lo que tenemos en occidente.
El diseño en Japón tiene una historia ancestral y por ende es importante ser económicos en describir este fenómeno. Este legado se ha hecho notable por todas las cualidades culturales específicas que conforman su imaginario, pero también por la variedad de valores intrínsecos por parte de sus diseñadores y en épocas modernas por la manera en que los pensamientos extranjeros se fueron filtrando en sus propias prácticas.
Esta historia existe desde el budismo shinto y se ha desarrollado minuciosamente hasta movimientos modernistas relativos a la vanguardia americana del fluxus y más allá. Por esto mismo aquí solo hacemos menciones sintetizadas y más representativa de algunos de estos principios que hacen de esta historia de estética y diseño tan especial
Es importante referirse también, al rol filosófico, espiritual y de estilo de vida que gira siempre alrededor de estos ideales, como lo es el de la filosofía zen. En este universo de conceptos de estética japonés algunos de los principios más identificados y comprensivos:
Otro de los principios más referidos, es el wabi-sabi concepto compuesto referente a la relación de belleza discreta y la transitoria. Observa componentes de la naturalidad como rústica e imperfecta. Un deterioro natural.
Donald Keene académico japonés, sintetiza el valor fundamental de todos estos elementos en la estética japonés como
No hay manera de hablar de estos valores de diseño sin mencionar al diseño gráfico japonés. Históricamente, la relación comercial del diseño gráfico en japonés se distingue del occidental, porque en su desarrollo, muchos de los pioneros de este diseño tardaron en hacer una separación entre su objetivo y los valores artísticos con los que cargaban. Para su fortuna, este lento proceso se beneficia de un resultado donde se contrabandeaban estos valores a todo tipo de instrucciones de diseño como algo clave. Un compromiso del “beautiful yet practical”, no un debate.
Yusaku Kamekura es uno de los pioneros de esta destreza y su trabajo comercial se ve reflejado en distintos formatos, como logos, empaques, libros y sus famosos posters. Su educación orientada por el Bauhaus es un complemento a los grandes principios del diseño japonés.
Ikko Tanaka, una figura prominente por su trabajo comercial como también su contribución a diferentes exposiciones mundiales y por el desarrollo de Muji como director de arte junto con Kazuko Koike (consultor de mercadotecnia) y Takashi Sugimoto (diseñador de interiores).
Otros grandes incluyen el trabajo de Kazumasa Nagai, Shigeo Fukuda y Furuya Takahiro* (Una propuesta más joven).
De la misma manera que es imprescindible hablar del lado puramente visual, el diseño japonés en el área industrial completa por su parte un fundamento de interacción más que de belleza. Es decir no solo la funcionalidad pero como cambia el uso del usuario para mejor.
Kenya Hara es el sucesor de Ikko Tanaka dentro de MUJI y también a sido una figura predominante en el diseño y curaduría japonés. A sido un autor clave en la documentación de los conceptos de estética japonés y su relevancia en el estrato espiritual y filosófico.
Shiro Kuramata un nombre de cajón para cualquier diseñador al ser uno de los más importantes diseñadores del siglo 20. Su introducción de materiales industriales y vocabulario influenciado por el arte occidental posguerra hacen un sincretismo de valores.
Naoto Fukasawa una voz más reciente pero de rápida relevancia gracias a repartir su trabajo bajo diferentes organizaciones. El trabajo de Fukasawa es más cercano al retail de marcas como lo que a salido a partir de MUJI.
Es difícil hoy, dar un diagnóstico objetivo de que pasara con el inventario del diseño japonés actual, más cuando internamente se fragmentan sus estilos y externamente se tropicalizan los esfuerzo, pero sí es importante decir, que sea lo que sea en occidente al menos el método de pensamiento del diseño japonés tiene una audiencia que está más que feliz por incorporarlo a su vida.
Uno de los ejemplos más populares y modernos está en KONCENT, que vale la pena enfatizar por la evolución que plantea en el modelo de negocios, referentes al diseño japonés. La empresa ya no habla de diseño, pero de la innovación del concepto de diseño. Esta empresa a salido como una extensión de retail de la agencia consultora en diseño H Concept. La estrategia busca crear un embudo para los diseñadores en la industria y aspira a permear en diferentes mercados menos acostumbrados.