Durante la noche del día de ayer, Natalia Toledo, hija del icónico artista plástico oaxaqueño, confirmó el fallecimiento de Francisco Toledo. Uno de los más consagrados escultores, pintores y grabadores mexicanos.
Toledo atendió su interés por las artes visuales y plásticas, desde ángulos como la literatura, diseño, artesanía, arquitectura y más. Con una larga y imprescindible trayectoria, el artista no solo se consagró como uno de los más destacados en el país, sino a nivel global.
Según se conoce hasta el momento, la causa de muerte fue un cáncer en estado desarrollado.
La noticia llega trágica, siendo uno de los artistas más icónicos del país, defensor del patrimonio artístico de su estado natal y de de los derechos humanos. Esto como reflejado con iniciativas como el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, el Patronato Pro-Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural de Oaxaca, la biblioteca para los ciegos y más.
De manera más reciente, Toledo fue una de las principales voces de protesta en la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala, Guerrero. El artista haría homenaje a los jóvenes con una exhibición en Oaxaca.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo “El arte está de luto. Ha fallecido el maestro Francisco Toledo, oaxaqueño, gran pintor y extraordinario promotor cultural, auténtico defensor de la naturaleza, las costumbres y las tradiciones de nuestro pueblo. Descanse en paz”.
El juchiteco estudio en la escuela de Bellas Artes de Oaxaca y el Centro superior de Artes Aplicadas del Instituto Nacional de Bellas Artes. Además fue instruido en las artes gráficas por Guillermo Silva Santamaria.
Toledo fue ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1998, el Prince Claus Award en 2000 y el Right Livelihood Award en 2006.
Algunas de las influencias históricas de Toledo, fueron Rufino Tamayo, Octavio Paz y Franz Kafka.
En la obra de toledo se encuentran reflejos desde lo abstracto, hasta lo analitico al puro estilo cubista. Hay comentarios sociales, auto retratos, simbolismos y más. Obras como “Chango II” de 1987, son surrealistas y figurativas. Otras como “Papalote Sandía número I”, muestra su lado más simbólico y contemporáneo.
Pero como bien es sabido, la obra de Toledo no escapa del comentario socio-político, como en el caso de obras como “Juárez Sin la Sirena”, que hace uso del collage en su grabado y pintura, para generar nuevos contextos a las figuras políticas de la vida en la historia mexicana.
En su lado más abstracto, Toledo muestra en autorretratos algunas de sus exploraciones técnicas y casi primitivistas, como bien reflejado en “La Escena de Caza” o “Personaje Mirando El Sol”.
Mientras que las referencias de Toledo hacen de su obra, descriptiva, emocional y con un discurso sobre el mundo real, sus acciones como figura civil hacen que todo este ejercicio creativo crezca en importancia.
Toledo no solo hacía, sino también actuaba en la cultura.