Extinction Rebellion, radicalismo ambiental en el marco del Día Internacional de la Tierra

// Por: Diego Galán

lun 22 abril, 2019

Hoy se celebra el Día Internacional de la Tierra, una fecha simbólica pero también sumamente superficial. Su concepto conlleva una intención clara pero cuyo significado es difícil de valorar sin una verdadera acción.

Buscar excusas para esta “celebración” no es válido frente a un momento histórico que tanto cultural, como política y económicamente se enfrenta a un problema que más que nada, no cuenta con soluciones concretas por parte de sus actores responsables.

Contextualizando, cosas tan graves como el cambio climático aunque parecen universalmente aceptadas, están lejas de hacerlo en el gran esquema de las cosas. Al día de hoy, el gobierno del país más importante del mundo, puede tener a un Donald Trump denunciando estos problemas como una exageración, meramente por un ejercicio político.

Así, es difícil no dramatizar la urgencia ambientalista frente a una emergencia global. En el marco del alza del movimiento Extinction Rebellion, parece adecuado pensar lo que ideas como “un día por la tierra” les falta por entender, que quizá como se postula hoy, es radicalización.

Extinction Rebellion (XR) es un movimiento de activismo pacífico, que busca influir en las políticas ambientales para minimizar el impacto del cambio climático, así reduciendo la probabilidad de la “extinción” humana en un futuro.

Este movimiento empezó en el Reino Unido en Mayo 2018, pero a raíz de una protesta continua por siete días durante la semana pasada, ha figurado de nuevo en el ojo público. Hoy existen con presencia en Australia, Estados Unidos y gran parte de Europa.

 

Una carta colectiva

XR ha deambulado su seriedad con un proyecto de acción que busca ser aterrizado, sustentado y radical. Describen esto como un “plan creíble” para lograr una total descarbonización en la economía para 2025. Esto viene en parte inspirado por una carta colectiva que reúne la opinión de intelectuales y especialistas en el tema.

No obstante, la retórica frente al movimiento ha disminuido las expectativas. Como reportado por Forbes, La Unidad de Inteligencia Energética y Climática ha comentado que esto es “Una ambición que técnica, económica y políticamente no tiene ninguna posibilidad de cumplir”, pero aún así, apoya al movimiento y sus acciones como una forma de activismo.

XR es filosóficamente radical, no en su forma práctica. Lo que busca el movimiento es ser lo suficientemente disruptivo en sus prácticas de activismo social como para levantar una ansiedad, una urgencia en su público local por atender estas exigencias dirigidas a las políticas.

Es claro que la ejecución de algo tan delicado como combatir el cambio climático, le corresponde a los especialistas, de esta manera la pelea fundamental de XR es resaltar su urgencia ante una sociedad que ha demostrado ser conciente, pero laxa en tomar responsabilidad.

Así, disrupciones planteadas XR vienen en forma de bloqueos de calle, la ocupación de monumentos y sitios de referencia, detener el tráfico e invadir el transporte público. Aunque se admite que su ejecución es pacífica, esta invasión ha sido suficiente para una reacción de parte de la policía británica suficientemente agresiva.

En “disipar” estas protestas, la policía ha detenido a alrededor de 963 protestantes, de los cuales sólo 40 han sido arrestados. Según descrito por The Guardian, la estrategia ha estado principalmente dirigida en desmotivar a los protestantes, por medio de amenazarlos con el arresto dentro de los cuales la gran mayoría cumplen su primera ofensa.

De acuerdo con Mike Schwartz de Bindmans, “Las tácticas policiales, tal vez deliberadamente, corren el riesgo de intimidar a los activistas con la esperanza de dominar la protesta” […] “La vigilancia policial a menudo parece desproporcionada “.

Tergiversación simbólica

Después de esta desmedida reacción a la protesta, XR ha comunicado la necesidad de darle pausa a sus siete días de protesta, para poder re-enfocar el objetivo. Después de emotivas actividades y discursos, la exigencia de XR de demandar una acción al declarar una “emergencia climática”, quizá sea abordada de otra manera.

De cualquier manera, la demostración ha hecho claro un par de cosas. Primero, los protestantes recorren tres generaciones presentes, una balance entre jóvenes y adultos. Segundo, aparte de tener un importante componente mediático, la protesta debe darle sentido a su ejecución.

Es claro que este ya no es un movimiento ya no toma responsabilidad dentro de un nicho, mucho menos busca ser apaciguado por medio de violencia.

Hoy XR es criticado, como es usual en este tipo de movimientos, por terminar afectando a la vida diaria de habitantes de Londres en su búsqueda por protestar el “gobierno”. A la vez se critica a la policía británica por ser agresiva, pero en realidad esto es lo secundario a la misión.

Mientras el movimiento busca re-evaluar su ejecución, es importante resaltar la seriedad esta situación. Poner en primer plano, las acciones que justamente no toman responsabilidad como principal excusa, propician esta tergiversación simbólica de “salvar al planeta”. Un día como hoy no necesita consideración, sino acción.