#WARPPresenta: Entrevista con Samantha López, reconocida fotógrafa mexicana de festivales internacionales #MéxicoEnElMundo

// Por: Staff

lun 5 diciembre, 2016

Entrevista por: Eduardo Salinas

Fotografía por: Cortesía Samantha López

Existen valientes que llevan su pasión al máximo, que deciden dedicarse a lo que los llena y que sin importar lo que cueste arriesgan todo por conseguirlo. El caso específico de la fotografía de conciertos representa un reto desde el simple hecho de su concepción, al requerir disciplina, visión, pero sobre todo esfuerzo. En México existe una enorme cantidad de presentaciones al año, por lo que desenvolverse en esta escena podría ser algo viable pero, ¿qué pasa cuando tu pasión y fanatismo te impulsan a cruzar fronteras y descubrir cómo sería fotografiar los eventos de otras partes del mundo?

Samantha López es ejemplo claro de lo que significa hacer fotografía fuera de tu país. Después de estudiar la carrera de Comunicación y especializarse en cine, ella decidió dar el salto a las grandes ligas y llegar a Inglaterra con la única finalidad de saciar su deseo de encontrarse cara a cara con sus artistas favoritos y capturarlos del modo más íntimo, arriba de un escenario.

La evolución en su trabajo es evidente y ha quedado marcada en diferentes publicaciones alrededor del mundo, así como en diferentes proyectos en cine y televisión. Samantha es la muestra perfecta de que creer es poder y de que siempre es posible alcanzar tus sueños.

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¿Cómo fue que te inclinaste por la fotografía y por la música en general?
Es algo gracioso, porque empecé en el medio desde muy chica, como actriz, algo súper bonito, pero me di cuenta de que quería colocarme detrás de las cámaras. Tengo un papá muy musical que fue al Festival Avándaro y a Woodstock, entonces yo me volví loca y dije: “quiero ir a Glastonbury”. Como a mis amigas no les gusta el mismo tipo de música pensé que si no me iba sola a Londres jamás lo lograría, así que lo hice y entonces tuve la fortuna de encontrarme con un buen amigo, Tupac Martir. Recuerdo que un día me dijo: “Sam, te presento a este señor que está empezando una revista, estaría padre que si tienes algún problema le marques, pues él también va a Glastonbury”; resultó que ese señor era Alejandro Franco.

Yo estudié comunicación pero me especialicé en cine, foto y dirección. Entonces conozco a Alejandro y al llegar a Glastonbury la señora de la entrada me dice: “¿Y tu pase de prensa?”, yo no tenía uno, el mío era de fan, y en ese momento respondí que estaba casada con él, que queríamos acampar en el área de prensa. Alejandro me dice: “Perfecto, pero tienes que ayudarme porque aquí hay muchos escenarios. Tú haces la mitad y yo la otra mitad”. Así fue como empecé.

¿Cómo evolucionó tu trabajo desde ese entonces hasta ahora?
Muchísimo. La verdad es que aunque sabes hacer fotos y en la escuela te enseñan cosas como el encuadre y el punto de fuga, aprendes a tomar fotos haciéndolo, aprendes a dirigir dirigiendo, se aprende trabajando. Tuve la suerte de tener oportunidades muy grandes, de conocer a gente que me ha dado la mano, un equipo maravilloso tanto en México como en España y he aprendido de ellos. Creo que para fotografiar música tienes que ser fan de ella. No puedo entender a esa gente que llega a un pit de The Rolling Stones —yo tuve esa maravillosa suerte— con la actitud de “ash, tengo que estar aquí”. ¡No!, tienes que ser fan, la evolución es eso.

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¿Qué tan diferente es estar en México e ir a un Vive Latino a tomar fotos y de pronto, la siguiente semana, hacerlo en Glastonbury?
Es muy loco. Por ejemplo, México tiene el mejor público del mundo y eso a los artistas les cambia el panorama. Tú tomas una foto de un artista aquí y luego lo haces en Londres o París y, no es por menospreciar porque todos tienen algo maravilloso, pero lo que le genera a un artista el público mexicano, esa emoción loca, esos gritos, se ve en la cámara. Y bueno, podrás decir que está mejor o peor organizado pero el público le da al artista el concierto. En París, por poner otro ejemplo, el público se dedica a escuchar, algo súper bonito que le da al artista otra experiencia y a ti como fotógrafo también te presenta otro panorama, con nuevas posibilidades.

¿Cuál es el mayor reto al que te has enfrentado para llevar a cabo tu sueño?
¡Un montón!, aunque también he tenido suerte y he encontrado gente maravillosa. No me gusta quejarme pero es innegable que a veces, por ser chica, algunas cosas se complican. No soy feminista pero sí defiendo que todos debemos tener el mismo derecho y que cuando formas un equipo debes contratar al mejor, no importa si es hombre o mujer, me ha pasado en mi país y me ha pasado en otras partes del mundo pero he aprendido a lidiar con ello.

¿Hay algo que sientas que te falta hacer?
Te voy a decir una cosa que me ha frustrado toda la vida: me falta fotografiar a Muse. He ido a diez de sus conciertos, soy súper fan, he estado en festivales en donde se ha presentado pero siempre ponen muchas complicaciones, ya sea el manager o el evento, lo que sea, solamente fotógrafos ingleses o esas cosas.

Más allá de una cámara, ¿qué es la fotografía para ti? ¿Por qué la elegiste?
Creo que ella me eligió a mí. Es algo chistoso y suena a cliché pero es verdad. Voy a contarte algo súper triste, y es que nunca coincidí con los gustos musicales de mi círculo de amigos y a los 14 años, además del bagaje adquirido de mi papá, me encantaba el metal, era muy fan de Korn y mis amigas me veían como la rara. Respeto el pop, hay cosas que me gustan, pero en ese entonces sólo escuchaba metal y nadie me acompañaba a los conciertos, iba sola. De pronto me di cuenta de que con la cámara no estoy sola, voy con un escudo que me sirve, además, para mostrar al mundo lo increíble que puede ser la música.

Cuéntame, ¿qué te impulsó a dejar México y trabajar en otros países?
Mi mamá es francesa y mi papá mexicano, entonces siempre tuve mucha curiosidad por salir. Desde pequeñita y hasta los 18 años no pude viajar, así que tenía hambre de muchas cosas. Creo que hacerlo y experimentar en otras partes te llena, te enseña más de la vida. Amo a México y me encantaría trabajar aquí, pero creo que nutrirte de otros lugares del mundo hace que tú puedas nutrir más a tu país.

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¿Crees que habría pasado lo mismo de haberte quedado?
Posiblemente… no sé. Aquí tuve muchas oportunidades, trabajé desde muy chica y hubo gente que me dio la mano, así que quizá mi vida se hubiera ido por otro lado, aunque también creo que las pasiones te encuentran como sea, la fotografía me hubiera encontrado, el cine me hubiera encontrado. Es curioso, acabo de hacer un comercial espectacular en España, hice fotografía fija y tuve la oportunidad de trabajar con Rodrigo Prieto, entonces piensas “México te vuelve a encontrar”.

¿Qué se siente ser una mexicana exitosa en el extranjero?
Es muy bonito porque es mucho trabajo. Me falta caminar muchísimo pero lo más lindo es que en esta entrevista ustedes me consideran así, alguien exitoso fuera de mi país. Yo no me considero exitosa, soy alguien que trabaja un montón y es lo que te da reconocimiento, soy alguien que lucha y me siento muy honrada de poder decir “soy mexicana y te traigo mis raíces, te traigo mi país”. Me siento muy halagada.