#Entrevista: Alejandra Zermeño y sus esculturas llenas de historias, en el Museo Mexicano de San Francisco

// Por: Concepción Moreno

jue 18 febrero, 2021

Alejandra Zermeño (Ciudad de México, 1979) ha construido su carrera como escultora a brazo partido. Sin apoyos estatales, siempre con iniciativa propia, Zermeño es una de las creadoras más activas de a las artes plásticas contemporáneas en México.

Si Zermeño fuera escritora, sería una poeta, dice. Sus piezas son líricas, aunque también narrativas: la historia de cada una de sus obras es parte integral de la obra en sí. Las historias: la suya propia, la del modelo y la que cuenta la escultura para quien la mira. La que narran los críticos y la que disfruta el público: historias que se alimentan unas a otras.

Zermeño comenzó su carrera haciendo prostéticos para cine. Entre otras aventuras, le tocó hacerle una máscara a Mickey Rourke. “Desde que decidí que me iba a dedicar al arte supe que tenía que tocar puertas, y siempre he conseguido todo tocando puertas, una tras otra, hasta que se abre alguna”.  

“Soy muy vibrosa”, dice Zermeño, “creo en que cada cosa llega cuando se trabaja para ella y cuando tiene que llegar“. Así, Zermeño trabajó y consiguió uno de sus objetivos más perseguidos: su exposición Las custodias del maíz en el Museo Mexicano de San Francisco.

Desde 2019 la escultora había preparado la exposición para exhibirse en la ciudad de San Francisco, pero una serie de retrasos evitaron que el barco llegara a buen puerto. “Traté de buscar el apoyo oficial, toqué puertas, todos me decían que sí me ayudaban pero no sucedía nada”, explica.

Al final la pandemia cambió los planes y todo parecía apuntar a que Las custodias del maíz no tendrían su exposición individual. Y entonces, también gracias a la pandemia, se abrió una oportunidad: la de tener la exposición de modo virtual apoyada por el Museo Mexicano de la ciudad californiana.

Las custodias del maíz es una hermosa colección que habla de tierra, identidad, oficio y feminidad. Zermeño reunió historias de mujeres relacionadas de una manera u otra con el maíz. Lo mismo la científica que trabaja con su genoma que la que lo siembra, la que lo cocina y la que lo usa para el arte.

La exposición puede verse aquí: www.mexicanmuseum.org/alejandra-zermeno

Maqueta del monumento a Nicolás Romero, por Alejandra Zermeño

Esculpir a un héroe

Otro proyecto ocupa los días de Zermeño. Por primera vez trabajará una obra monumental: la escultura ecuestre del general Nicolás Romero, para el municipio del Estado de México que lleva el nombre del prócer de la Reforma.

La estatua estará en la plaza principal de la población, lo que le encanta a la artista.

El trabajo, como lo explica Zermeño, es agotador: implica modelar, retratar, fundir y presentar en tan solo unos meses. Sin embargo, ella dice que el proceso, nuevo para ella, la ha llenado de energía. Una de sus inspiraciones: ‘El caballito’, la emblemática estatua de Carlos IV hecha por Manuel Tolsá que hoy engalana la explanada del Museo Nacional de Arte en la Ciudad de México. La escultora también examinó los registros gráficos que existen de la efigie del personaje.

“Escogí hacerla ecuestre porque en mi obra los animales son importantes, siempre los he explorado, me importa lo que pueden significar como símbolos. El caballo es un símbolo de nobleza y de hombría”, dice. Aunque la mayor parte de los héroes históricos son hombres, a Zermeño le parece importante que sea una mujer la que haga esta obra pública: “Que cada vez haya más mujeres en las plazas públicas, como artistas y como heroínas, me parece importante que el municipio de Nicolás Romero haya escogido a una mujer para hacer la escultura del héroe que le da nombre porque eso significa (otra vez) que las puertas se están abriendo”.

Las puerta se abren para quien las toca, las empuja y las tira. Alejandra Zermeño es ejemplo de ello.