El DNA testing tiene poco más de cinco años desde que se volvió un servicio de moda. Más que ciencia, es un servicio facilitado por la tecnología y la automatización de nuestro mundo online.
La información genética es una realidad y su masividad cada vez más tangible. Aunque ya es difícil dramatizar un cuento de ficción como Gattaca (1997), hoy sí presenta una serie de limitaciones y certeras críticas donde la facilidad y la empresa le han ganado al progreso y la ciencia.
Por medio de mil y un empresas, donde los líderes actuales son Ancestry y 23andMe, hoy el estándar de este servicio es recibir un kit de testeo por correo, depositar una muestra de saliva en un vaso, mandarla por correo y recibir un desglose de etnicidad y genealogía a las pocas semanas.
Es un servicio relativamente accesible, cada vez más barato y que requiere menor trabajo. De su popularización en 2016 para el 2018 ya tenía 12 millones de usuarios.
¿Las bondades? Primordialmente nació como un servicio de novedad, casi entretenimiento. Una posibilidad fácil y asequible. Por el carácter de esta información genética y con un cambio de comunicación, las empresas se pudieron tomar más en serio y pretender dar a clientes referentes de sus ancestros y genealogía.
Hoy estos servicios son usados por personas buscando familiares perdidos y hambrientos de descubrir más acerca de sus raíces. Pero inevitablemente, la popularización de estos servicios implica también descubrir sus limitaciones.
Cada empresa tiene una relación de calidad directamente proporcional al tamaño de su cartera de clientes. Con más clientes, más crece su banco de muestras y así el detalle de los informes entregados.
La primera crítica obvia fue que estas empresas de manera generalizada, tienen muestras de poca diversidad. Los clientes de este servicio han resultado en su mayoría, de descendencia europea y así estos son los informes con información más precisa, en contraste con otras etnias, donde los resultados no ofrecen una verdadera precisión. Incluso menor si consideramos cadenas genéticas muy específicas.
En un esfuerzo por “desmitificar” esta popularización del express-DNA-testing, las observaciones por diferentes publicaciones academicas y cientificas han continuado. Aunado a este punto anterior, parece que la precisión existente también es ilusoria.
Por medio de una serie de ejercicios de comparación y experimentos con muestras y grupos de control, se han evidenciado las discrepancias entre servicios y personas. Una comparación de gemelos con resultados abundantemente diferentes, personas que conocen sus raíces genealógicas con resultados diferentes, personas de la misma familia con etnias contrastantes, etc.
Aunque esto no ha sido suficiente para frenar la popularidad de estos servicios. Culturalmente hay dos temas de importancia y una preocupación inminente. El turismo de ADN, el racismo y la privacidad.
Empezando por el turismo, el DNA Travel, todo patrocinado por empresas como Go Ahead Travel. En encontrar las familias perdidas, ahora se planean viajes al extranjero buscando reconectar estas familias. En ocasiones resulta en revelar una serie de información inesperada a gente que no la pidió.
El segundo tema es el de los conflictos racistas de la actualidad. Llegan estos servicios en un contexto de regreso de ultraderecha y son una base manipulada por estos grupos para argumentar y cuidar su historia genealógica.
Pero con toda objetividad, el problema central yace aún en la privacidad. Hoy más que nunca se agrandan los bancos de información genética y no hay una verdadera regulación para asegurar su protección.
FamilyTreeDNA, ha sido ampliamente criticada por trabajar con el FBI sin decir a consumidores. Esto para ofrecer herramientas de filtro en el proceso de prospección. Existen precedentes históricos del uso de estos recursos en la implementación de justicia.
Hoy es difícil saber qué tanto espacio le queda a la novedad del DNA testing y si hay un camino diseñado por entidades gubernamentales para enfrentar serios peligros. Adicionalmente a esto, está el casi asegurado desarrollo de la tecnología. Si la demanda exige un mejor servicio, es la oportunidad para la ciencia de retomar legitimidad.