Para el segmento generacional a veces mejor denominado 90’s kids, hay una plétora de contenidos y referentes que dan espacio a un panteón cultural. Esto basado fundamentalmente en la nostalgia donde hay una serie de aspectos con los cuales se han generado estrechos vínculos emocionales.
No es una coincidencia que cuando se habla de estos referentes culturales, usualmente sean contenidos dirigidos para niños. Caricaturas, juguetes y modas infantiles, fueron los primeros indicios para estos “niños” que conforme envejecen buscan una personalidad generacional.
Respecto a este momento histórico, la televisión particularmente se hace notar. Alta popularidad, mejor manejo de los aspectos técnicos y crecientes valores de producción. Cosas ejemplares de una época que no anticipó que el mismo aceleramiento de su tecnología, traería consigo cambios radicales a la misma. Definición y nostalgia, son los elementos básicos de esta construcción.
Respecto a esta definición, así vale la pena, que cuando se hace una relectura de alguno de estos elementos culturales, se piense en su significativo valor originario. ¿Cómo se generó? ¿Cómo se ejecutó? ¿Como se popularizó?
Dentro del sinfín de referentes, Art Attack es uno de los casos más extraños, más relevantes. Una propuesta para TV seriada problemática en papel y de trascendencia cultural menospreciada.
A la vez es importante decir que este programa, que permanece en el inconsciente colectivo de esta generación, lo hace de manera difusa. Esto a raíz de ser un programa que se popularizó con diferentes versiones regionales.
Para ahondar en el tema, hablamos con Nic Ayling, escritor y productor fundamental para el desarrollo de la serie original inglesa y su desarrollo internacional.
¿Qué recordamos de Art Attack? Sets alucinantes llenos de color, un anfitrión cálido y comprometido, chistes, livianez y las más extrañas obras de arte. Cada episodio mostraba diferentes tutoriales para crear artículos creativos. La sorpresa era siempre la radical creatividad dentro de materiales tan simples. La aparición de personajes como The Head y los consejos del anfitrión daban cabida a una cierta narrativa, al final el programa era uno de historias y entretenimiento.
Art Attack originalmente nació como un pequeño segmento dentro de un show más grande.
“Cuando era niño, cuando tenía alrededor de 12 o 13 años, solía enviar dibujos a un show matutino para niños los sábados por la mañana, uno muy popular en el Reino Unido. Era un programa llamado No. 73. Tenía muchas segmentos, un show en vivo para niños. Como solía enviar estos dibujos, los productores eventualmente me conocieron y me pidieron que fuera al programa a participar. Uno de los presentadores de este programa era Neil Buchanan, uno de los investigadores era Tim Edmunds. Al cabo de unos años, se les ocurrió la idea de Art Attack, y fue cuando yo acababa de salir de la escuela que me pidieron que trabajara en el programa con ellos.”
El contenido que sería eventualmente Art Attack, empezó a generar tal éxito, que creó la oportunidad de generar un piloto propio para finales de los ochentas. La transición del formato televidente, estaba por crear una disrupción casi por accidente.
El desarrollo de un “tutorial de arte en vivo” ya de por si suena a una locura, hacerlo un contenido dedicado, seccionado y que jugara a la vez como una propuesta educativa era una apuesta más que difícil en el mundo televisivo de la época.
“Lo que decidimos, al comienzo del programa, fue siempre tener un gran opening. Una sugerencia donde Neil te mostraría cómo dibujar algo. Si los niños encontraban algo difícil de hacer, él resolvería el problema. Les daba distintos consejos para ayudarles a resolverlo. Haría una gran obra, para mirar y disfrutar. Luego al final del programa sería un creación inspirada dentro de una escuela local. Íbamos a las escuelas de la zona para mirar obras de arte y charlar con los niños. Queríamos ver qué estaban haciendo y ver si podíamos mostrar sus obras de arte en el programa, lo cual hicimos. Con esto, Neil daría un giro particular a la obra de arte [en cuestión].”
Aunque de esta manera parecería que el éxito de Art Attack fue una aventura sin problemas, sobraron los obstáculos. Esos solo solventamos por una cualidad que usualmente se ve ausente en las industrias creativas, aptitud por los negocios.
“Cuando comenzó Art Attack, la compañía que lo hizo quebró. Entonces lo empezó a hacer una compañía llamada TVS (Television South), un canal de televisión comercial, parte de ITV […] La nueva compañía no quería hacer ningún programa que la antigua compañía había producido. Fue cuando Tim y Neil, en 1993, compraron los derechos de Art Attack, crearon su propia compañía independiente y comenzaron a producir para ITV […] Así que realmente tuvieron mucha visión, creo que si no hubieran comprado el programa cuando TVS terminó, el programa habría terminado en 1993 después de solo 4 o 5 temporadas. Fueron instrumentales. Neil, además de ser un artista muy talentoso, era y es un hombre de negocios fantástico, al igual que Tim.”
No solo creyendo en el producto, pero al asumir el encargo de la industria televisiva y sus cambios, permitió a Art Attack seguir creando una reputación local que eventualmente, parte circunstancial, parte esfuerzo laboral, lo volvería un producto internacional. El verdadero cénit de este proyecto.
“Posteriormente fue comprado por Disney […] ellos fueron quienes implementaron el programa en todo el mundo. […]”
Disney vio el valor en tropicalizar este programa en diferentes mercados, así permitió alcanzar un nuevo nivel de relevancia cultural. Para muchos Neil Buchanan representa el verdadero anfitrión icónico, otros ni siquiera reconocen este nombre. La marca de este programa, realmente se trascendió a sí mismo.
Los episodios crecían con cada temporada y “después lo estábamos haciendo para países alrededor del mundo. Alemania, Portugal, Sudamérica, España, Italia, una versión japonesa… Todas se hicieron en Maidstone en Kent, Inglaterra. Aquí es donde están los estudios y solíamos volar a los presentadores internacionales [para capacitarlos].”
El éxito tomó de manera inesperada a un equipo, que si bien contaba con una ambición desmedida, peleaba con dimensionar la rapidez de este crecimiento. Pero quizá lo más interesante dentro de todo esto, es el proceso de logística detrás de esto.
“Pensamos ¿qué sucede aquí? No creo que ninguno de nosotros se haya imaginado que se volvería tan popular. Que sería una parte tan importante de nuestras vidas durante tantos años. La gente solía preguntar, ¿cómo se te ocurren estas ideas? en realidad, el equipo trabajó muy estrechamente y no nos resultó difícil dar con las ideas. Neil fue brillante en este aspecto, en darnos dirección.“
Fundamentalmente Art Attack tenía que ser propositivo en crear maneras de ser creativo, mientras eran accesibles. Olvidemos de la logística por un momento, se suponía ser un programa para niños. Así creó la mayor aspiración del DIY, un método de independencia creativa. Los artistas del staff de producción asumieron el rol de problem solvers al crear un contenido enfocado precisamente a esto.
“La mitad del equipo tenía títulos de arte, la otra mitad que no los tenía, eran muy buenos haciendo arte. Eso funcionó muy bien, todo lo que queríamos hacer tenía que venir de personas que supieran de dónde obtener buenos materiales de arte, en el hogar o en la tienda, pero no de una tienda de arte costosa, queríamos que fuera accesible. Con cosas que los niños pudieran obtener con facilidad, no pinturas de aceite o lienzos caros.
[…] Algunas personas eran buenas haciendo gráficos, otras personas eran buenas para el trabajo en 3D, otros más en hacer “las grandes imágenes”. Era un equipo muy unido, enormemente creativo […]”
Las famosas “grandes imágenes” o mejor conocidas como “Big Art Attacks” de por sí eran un solo un elemento gigante, dentro de todo el gran proyecto.
“Podíamos hacer 2 de ellas al día [Big Art Attacks], pero eran un trabajo bastante duro. Teníamos un equipo de unos 6 artistas y Neil. Usábamos una grúa en donde montábamos una cámara. En esos días la tecnología era bastante incómoda, teníamos que alquilar una grúa y luego colocar la cámara en la parte superior. Además tendríamos una cámara abajo en la parte inferior.”
Suena extraño pensar que algo tan amigable como un proyecto creativo y DIY, dentro de un programa para niños, tuviera que pelear con la tecnología de producción, para poder resolver algo como una toma.
“Neil llegaría muy temprano en la mañana a hacer la planeación. El clima en Inglaterra no es particularmente bueno y con frecuencia llovía o estaría nublado, perdíamos mucha luz. Así que creo que con las [Big Art Attacks] el mayor obstáculo fue el clima.”
Además de este segmento, los proyectos más sencillos, no podían siquiera introducirse al programa sin ajustes a los mismos materiales para poder presentarlos.
“El estudio era muy caliente porque su color blanco, solíamos arrojar mucha luz dentro de este y una gran cantidad de la pintura se secaba rápidamente, por lo que solíamos tener que mezclar la pintura de una manera particular.“
Y quizá aún muchos de nosotros no conceptualizamos que este programa de lo que parece “hace tan poco”, ni siquiera contaba con las accesibilidades digitales.
“En aquellos días, por supuesto no estábamos editando en computadoras, seguíamos usando cinta de video de rollo a carrete, por lo que era bastante difícil editar el programa. Por esto Neil a menudo intentaba hacer una sección completa en sola una toma y luego si había un problem, si olvidaba lo que estaba diciendo o si la pintura, el pegamento o algo no funcionaba, tendríamos que volver a hacer todo desde el principio”
Así Art Attack, el programa que introdujo a Neil Buchanan (o algún otro) a ese anfitrión cálido, extrovertido y apasionado, que mostraba las maneras para ser creativos a los niños y de los cuales muchos se formarían como artistas, bien reconocen el valor de tener la presencia de una educación artística divertida y motivante. El programa se muestra como más que un fenómeno cultural, más que un producto diseñado por Disney, muestra la ambición y el deseo profundo dentro de un equipo de creativos por darle vida a un verdadero propósito cultural.
Quizá la trascendencia de este programa así realmente esta en la oportunidad de crear y laborar, de manera autodidacta, no en su nostalgia o en disruptivo formato. Pero en realidad es más claro que este show dejó a una generación con herramientas útiles y a veces hasta más.
“Todavía estoy en el mismo estudio de televisión en el que se realizó Art attack. Es bastante difícil para las personas ponerse en contacto con Art Attack y con Neil porque no tiene un agente y se ha retirado, pero mucha gente recuerda que el programa se realizó en los estudios aquí, en Maidstone y Kent, así que todas las cartas que van a la sala de correos siempre terminan en mi escritorio, cualquier llamada telefónica o correo electrónico. Recibo un par de llamadas, correos o contactos mensuales de personas que preguntan por Art Attack.
Es bastante increíble, ver en YouTube los comentarios de las personas que se preguntan ‘¿Alguien tiene este artículo? recuerdo haberlo visto en Art Attack’. La satisfacción laboral es increíble y gracias a la Internet, conseguimos personas que realmente no nacieron cuando Art Attack estaba en marcha, pero empezaron a verlo y quieren descubrirlo, lo que es realmente interesante. Realmente no murió en ese sentido, cuando ITV dejó de pasar el programa. Gracias a esto, ahora estará allí para siempre.”
Aunque como es usual con este tipo de recuerdos, hay una urgencia por pensar en un regreso triunfante, más aún en la época de la libertad de producciones, la era de oro del streaming.
Sobre el regreso de Art Attack Nic comenta “Personalmente me encantaría hacerlo, pero en 2011 Disney básicamente lo compró” […] las posibilidades de que alguna vez se le vuelva a lanzar son muy escasas. Me encantaría hacer una versión de esto, pero creo que ahora con la propiedad de Disney, nunca sucederá y no creo que Disney esté haciendo mucho con la propiedad. […] [Disney] actualmente han continuado con una versión del espectáculo en Buenos Aires. Fui allí en 2011 para ayudarles con esto, pero es una versión muy diferente de Art Attack.”
Sin embargo, para Nic este no fue el final de Art Attack. De una o otra manera sigue esforzándose por crear contenidos con esta misma misión fundamental. Programas como Mister Maker y My World Kitchen, dan un vistazo a esta necesidad por contenidos dirigidos a nuevas generaciones de niños, que ofrezcan las herramientas, la motivación y la capacidad autodidacta por crear.
“Creo que es la cuestión, para cualquier niño, en cualquier lugar, o cualquier adulto que no necesariamente pensaba que podía dibujar o ser creativo, creo que nuestra misión y todavía creemos en eso ahora, fue demostrar que cualquiera puede ser creativo y para mí, especialmente cuando era productor, era lo mejor. La mejor satisfacción laboral un día o dos más tarde cuando podías ver todas las cosas que habían llegado en el correo [de personas que habían hecho algo creativo]. Todas las fotos y todas las pinturas que inspiraron a ese niño en casa, eso es para mí es algo que nunca olvidaré.”