Encontré al cantautor canadiense Patrick Watson dentro de la entrada de las oficinas de WARP. Una persona sonriente con el cabello completamente despeinado, vestido con traje azul, mocasines negros y unos lentes largos de plástico.
Él llegó a la Ciudad de México para trabajar en la promoción previa al lanzamiento de su próximo álbum de estudio Wave (2019), el cual presentará dentro de las instalaciones de El Plaza Condesa el 31 de enero del 2020. Me saludó con la hiper-actividad que distingue a su música, explosiva, aunque académica, abriendo la boca, excitado, al presentarme como -Oscar-… “Así se llama mi hijo”, declaró, “ya me caíste bien”.
Con 10 años de carrera musical, su proyecto como solista lo ha convertido en una de las mentes más representativas de la presente industria musical canadiense. Su segundo material Close to Paradise (2006) se colocó como uno de los más aclamados por la crítica en su año de lanzamiento, ganando el Premio Polaris Prize, el cual se le otorga a lo más destacado de la música canadiense.
“Es bastante interesante, pareciera que la Ciudad de México tiene una naturaleza caótica. Hay mucha gente, pero con un panorama contra-cultural enorme“, mencionó.
¿Cuál consideras que es el elemento contra-cultural de la ciudad?
Lo contra-cultural se refiere a aquello que se mantiene entre líneas. Yo encuentro arte en todos lados, creo que es un lugar inspirador. Pareciera que hay un montón de cosas sucediendo cuando llegas aquí, te da ese sentimiento.
Sé que hay muchos programas artísticos en México, es un país con una cultura muy rica. No sé nada de la escena musical local, pero la ciudad en su totalidad se siente muy viva. Es muy cool. Es muy intensa en un buen sentido.
Me hace pensar en Nueva York como era antes. Cuando estaba repleta de artistas haciendo cosas locas, antes de que se volviera tan aburrida.
Ou, ¿ahora es aburrida? Eso es triste, quiero ir a estudiar ahí.
No es aburrida, pero sí a comparación de lo que era. Hay una diferencia. Solía ser una ciudad trampolín, si te dedicabas a cierto tipo de arte, el único lugar en donde podías hacerlo era Nueva York. Era como si no hubiera otro espacio en el mundo al cual ir, es por ello que todos terminaron ahí. Toda la gente extraña fue para allá, personajes muy interesantes. Yo llegué quebrado, ahora no puedes ir sin dinero, es muy difícil, se convirtió en una ciudad demasiado cara. Es por ello que se transformó en un tipo de refugio de artistas locos y gente extraña. Lo cual fue genial.
¿Solías vivir así?
Solía visitar mucho a Nueva York, visitaba a estos locos pintores polacos a mediados de los años dos-mil. Iba a ver sus locos shows de arte. Era cool, lo extraño bastante. No sé si sigan haciéndolos. ¿Tú qué vas a hacer allá?
Quiero integrarme a un programa de Escritura Creativa.
Mi novia es una escritora. Escribe ficción, es una Best-Seller de hecho, es una escritora muy famosa. Se llama Heather O’Neill y escribió Lullabies for Little Criminals (2007), no sé si haya sido traducido al español, pero debería, es un New York Times Best-Seller.
Es muy cool, una ficción muy interesante. Es lo mejor de los escritores, me vuelven loco, están enfermos. Me enamoré de ella porque es la criatura más loca y asombrosa que he conocido. De hecho, me da gusto no haberla leído antes de conocerla porque sus libros me hubieran cambiado la visión bastante, son historias muy intensas y súper obscuras. Son cosas muy fuertes, seguramente me hubiera asustado un poco.
Ella es mi ser humano favorito en el planeta Tierra, pero está totalmente loca. El autismo es una locura, cada vez que aprendo más sobre él hace que los demás me parezcan los locos y ellos los firmes.
Así que tuviste a Óscar con ella. ¿Por qué le pusiste así?
No, fue con mi primer pareja. Amo a ese nombre, llegó a mi cabeza por Óscar Lou. Simplemente lo amo.
Me estabas diciendo, antes de la entrevista, que quieres que tú público se exprese de forma libre cuando tocas música. ¿Cuál consideras que es el elemento más complicado para lograrlo?
¿Sabes? Es algo muy divertido porque seguro has visto muchos conciertos. Hay algunos músicos que entran al escenario y la gente deja de hablar por ello. Otros entran y todos empiezan a hacer mucho ruido.
Es algo mágico respecto a la música, distintos intérpretes tienen distintos efectos en el público. Tiene que ver con su intención, la intención dicta cómo la gente recibirá a la música.
Yo crecí cantando en la iglesia, no soy religioso, pero empecé a interesarme en la música cuando canté en funerales. Todos parecían molestos en esos lugares, pero llegué a esa parte de la música que representa a los sentires de pertenecer a una comunidad, como si fuera parte de la vida, pero no te pertenece.
Lo que pensaba cuando cantaba en funerales era que no importaba que yo estuviera cantando, la canción importaba, mi canto lo hacía, al igual que el momento, pero yo no lo hacía para nada. Creo que me quedé con esa intención de que no es importante que soy yo quien canta o no, sólo quiero que un momento mágico suceda y que tenga un buen sentimiento. Vengo de esa escuela de música, muy lejana a los iconos y las figuras. Cada que me presento en grandes conciertos, me paro con la idea de lo que la gente espera y la subvierto, a veces hago un concierto aburrido y después me presentó en un pequeño departamento, esos son mis lugares favoritos para tocar.
Sí, más libres ¿no, cómo si fueras parte del fluxus?
Sí, el ser muy flexible. No sé mucho para hablar de ello, pero sé que la música es muy visceral, no es muy intelectual, puede serlo un poco, pero a comparación de la literatura, la música solo modifica la forma en como sientes las cosas, no la forma en como piensas las cosas.
No lo sé. Me muevo por todos lados, hago lo que quiero. Todos los conciertos son distintos, sin importar que sean foros grandes o pequeños espacios, solo para divertirme. La gente solo quiere verte brincar, no físicamente, pero sí como una experiencia de fe, el rendirse a un momento. Es lo que la gente quiere, mucho más que alguien que cante bien.
La catarsis de ver a alguien desnudarse en el escenario.
Creo que la gente solo quiere un lugar en donde tengan permiso. Todos tienen mierda en la cabeza, en el estómago y en sus vidas en general, así que necesitan un lugar seguro para dejarse ir.
Claro, estoy relacionando mucho lo que me dices con un concierto que experimente de Björk en donde estuvo Arca…
Arca es mi favorito, él es de Venezuela y creo que es uno de los productores de música electrónica en un largo, largo tiempo. Es increíblemente original lo que hace.
Cuando descubrí a Björk estaba a mediados de los años 90, estaba estudiando composición musical en una escuela de jazz. No sabía bien cómo escribir una canción, pero escuché sus canciones. Hasta ese entonces no había escuchado una fusión de música clásica en el pop, pero ella es mitad pop y mitad neoclásico de verdad, tiene buenas influencias de la música clásica.
Como sea, fue la primera persona que vi que podía hacer pop neoclásico en una forma bastante respetable, esa es probablemente una de las razones por las cuales volví a componer. No soy un buen compositor de verdad, desde niño solo escribía canciones raras, cuando tocaba el piano por las noches, pero después vi a Björk y me di cuenta de que alguien podía combinar esos dos mundos sin que alguien se quejara. Eso me dio un curso.
Bueno, en la literatura es siempre obvio que necesitas una estructura para que funcione la historia…
¿En serio, qué me dices de ese nuevo libro que es sólo una frase que se repite? Estuvo nominado este año al Premio Brook. Es una frase que está escrita a lo largo de 300 páginas.
A lo que me refiero es que no soy un experto en literatura, pero vivimos en un mundo en el cual la estructura en la música está desapareciendo por completo. El hip-hop y el trap destruyeron por completo la idea de un coro, puentes, versos, la forma en cómo están construidas parece algo abstracto que cambia en esas canciones. Creo que la forma de la música ya cambió por completo, es interesante, pero vengo de otra generación y es difícil adaptarse. Toma muchos demos el acostumbrarte a no tener estructura, al igual que fuerza de voluntad.
Ve a Billie Eilish, su música es una locura y es una pequeña pop-star. Creo que la estructura en la música ya no importa. Al igual que en cualquier otra forma de arte.
Sí, de hecho lo que incitó a la creación de la post-modernidad en las artes son los experimentos de romper las estructuras, la forma de hacer cosas distintas dentro de la misma.
El otro día estuve hablando con los chicos de Leonard Cohen porque hice una canción para él…
¿Hiciste una canción para Leonard Cohen?
Sí, compuse y produje una canción de su álbum póstumo Thanks For The Dance (2019). Como sea, estaba hablando con los músicos que siempre platican cobre la perspectiva y fue una conversación interesante sobre las letras. Creo que la perspectiva ha cambiado mucho en las letras, creo que antes la gente hablaba en metáforas e imágenes, y ahora en el hip-hop la gente dice las cosas de forma directa…. tal como ese maldito del cual se me olvidó el nombre.
No puedo crear que se me haya olvidado, cuando lo recuerde estarás como de -ahh, ese vato eh-. Lo siento, tengo un muy mal cerebro…. Ya sé. Es Frank Ocean.
Hay líneas súper intimas. Esa cercanía se ha volteado, en el rock and roll todo era un poco más fuerte y visceral que en el pasado, pero ahora eso ha evolucionado a lo que estamos con el hip-hop, con una intimidad tan profunda que las letras ya no son más metáforas. Solo son declaraciones combinadas con imágenes y metáforas, no me llega a la mente nadie que lo haya hecho antes salvo por John Lennon en canciones como ‘Mother que son menos poéticas y más al punto.
Creo que las artes cambian mucho, las voces. Leonard Cohen se obligó a cambiar su perspectiva a una visión mucho más visceral y personal. Él era toda metáfora, pero puedo decir que era completamente íntimo con sus letras, no todos pueden ser un poeta como él. Creo además que él es el perdedor en sus historias, lo cual es interesante, es el feo en sus propias letras. No es el héroe, eso es algo cool, es una forma muy contemporánea de escribir letras.
Fue honesto al respecto, no creo que tenga que tener una gran seguridad para decirlo. Seguro pensó que esa es la forma en cómo es, tal vez sea la forma para mí y para todos, o tal vez no, pero yo voy a escribir sobre lo que a mí me pasa.
¿Cómo te sientes tú como letrista?
Soy terrible. A veces me tardo tres semanas arreglando una misma línea. Tengo que trabajar tanto en cada palabra. Yo crecí con los sonidos, no con las palabras. Después me fui interesando más por las palabras que por los sonidos, pero si no logro el imaginario que tengo en mi cabeza, me enojo.
Trabajo tanto en encontrar algo interesante, hay gente que puede hacerlo de un sentón. Yo tengo que trabajar más en las letras para lograr que sean significativas.
¿Escribes antes las letras o la música?
Yo compongo sin ningún proceso preestablecido. A veces tengo un sonido en la mente, una palabra, una imagen o una historia. Vienen en todos los formatos, las canciones tienen una forma muy distinta de crearse. Es una mezcla, no hay una receta.
¿Tu novia no te ayudó con las letras de este nuevo álbum?
La conocí hace poco, a principios del año pasado, por lo que no estuvo presente en la creación de este álbum. Como sea, gracias a ella he estado leyendo más que en el resto de mi vida y sí ayuda.
Me da muchas novelas a las cuales no tenía acceso antes porque no tengo el tiempo de leer un millón de libros en este planeta y tener una curadora ayuda mucho. Siempre me elige títulos que tienen un uso muy interesante del lenguaje.