El pasado 24 de septiembre, el cantautor británico Mika rompió con una deuda con su público mexicano que se sintió eterna. Pasaron 12 años desde la publicación de su aclamado debut Life In Cartoon Motion (2007) para que otorgara un show frente a su gente sobre un escenario dentro de la capital del país, sin que fuera un set privado o una presentación publicitaria.
Esto resultó en un concierto de poco más de hora y media de duración, repleta de cantos enérgicos, globos coloridos, y un público entusiasmado hasta las lagrimas por cantar varios clásicos pop que marcaron a toda una generación, aquella que coreó sobre sus coloridos visuales a mediados de la década pasada. Un show “improvisado” en el cual el mismo público fue el encargado de traerle vida al set con la parafernalia, los globos, y el confeti que inundó el lugar.
“Yo no traje nada, todo fue la vida que la gente trajo consigo. La tomé e improvisé”, me dijo Mika, un día después, con los ojos bien abiertos y manos temblorosas. En persona, él es un personaje tan enérgico, alegre, y honesto, como sobre el escenario, desde el cual canta hasta desgarrarse la garganta mientras da pasos de baile improvisados, y ríe utilizando solamente “un lindo traje rojo”.
El único momento en el cual el show paró fue justo a la mitad, cuando nos reveló que pasó varios años sin componer debido a que estaba celoso de la persona que fue en su pasado, durante una de las etapas más honestas de su vida y que compendió la composición de su debut. Hoy hizo las paces con su yo de aquellos años, lo que le ha permitido “componer un material que se mantiene de pie y que puede combinarse perfecto con mi primer álbum” en la forma de My Name Is Michael Holbrook (2019), el cual saldrá a la venta el próximo 4 de octubre.
“Ambos Mika’s pueden pararse uno al lado del otro y verse muy bien juntos. Van de la mano, esta idea del estar celoso de ti mismo es muy rara“, declaró varios minutos después de que me acercara a él por primera vez, diciéndome -me gustan tus uñas, las pintaste de amarillo-, a lo que yo le contesté – gracias, lo hice en honor a Batman, quien cumplió 80 años este sábado-.
Me estabas hablando sobre la existencia de un complejo que se llama Batman…
Estábamos hablando de Batman, Robín, y la idea de que siempre me he identificado más con El Chico Maravilla, lo cual pareció sorprenderte un poco, pero es que yo creo que Robín tiene más diversión. Batman me parece un poco aburrido porque lo tiene todo. Es atractivo, muy rico, le va bien con las chicas, no tiene nada de qué preocuparse.
Cuando era joven, leía y me gustaba Batman, pero no el personaje. Lo veía y decía -uhh, no quiero ser Batman-. Es interesante porque en todas estas películas del Hombre Murciélago que han hecho a lo largo de los últimos 15 años, lo han transformado. Le han dado una mayor profundidad, complejidad emocional, más capas psicológicas en orden de hacerlo más interesante o multifacético como persona.
Creo que toda la cultura del cómic es muy interesante y lo que mucha gente olvida es que todos estos personajes, los superhéroes, fueron dibujados por migrantes del este europeo que tuvieron que escapar de la Segunda Guerra Mundial y de la persecución nazi. Muchos de los temas que integraron a la obra es propaganda anti-nazi. Lucharon de forma muy abierta contra las ideologías fascistas.
De eso nacieron los superhéroes. Es interesantes porque ves a Marvel y puedes olvidar que estos pequeños dibujos, estos personajes ficticios, nacieron de una necesidad desesperada que tenía la sociedad por tener arquetipos que pudieran inspirar y hacerte sentir en una forma popular, unificadora, que hay luchas que pelear.
Siempre hay batallas. Hoy hay tantas por luchar. Creo que estamos en un tiempo en el cual nos dirigimos a una de las eras más obscuras de los últimos 100 años. División, polarización, separación, un incremento de odio. Estos héroes usados de la forma adecuada pueden ser ejemplos muy útiles del cómo provocar una comunión de espíritu, que es la única forma en la cual puedes combatir esta cultura de odio y explotación en la cual podemos estar viviendo.
Son una forma de introducir nuevos ideales a la gente…
Sí, exactamente. Y unificar.
¿Tú crees que las figuras musicales populares, como tú, pueden tener esa misma capacidad de crear un cambio?
Por definición, hay algo similar respecto a estos personajes ficticios y la idea de convertirte en un artista. No lo hace menos creíble o menor real, pero hay una similitud.
Hablando desde una visión completamente personal, por un tiempo dejé de componer, me enojé mucho debido a la industria de la música. No quería escribir, nunca lo hice para ser comercial. Nada de lo que he hecho que ha tenido éxito de forma comercial ha sido diseñado para forzar ese éxito. Yo escribo música como si fuera una medicina.
Previo a grabar mi próximo álbum, sentí como si estuvieran pasando tantas cosas en el mundo que no sé manejar. Las cosas entonces empezaron a suceder en mi vida personal, perdí a cinco personas, murieron durante el proceso de hacer este álbum. Enfermedades. Todas estas cosas me empujaron a escribir de nuevo. A escribir canciones, grabar un nuevo álbum.
Esto es algo que no me había pasado desde el primer álbum. Aquel lo escribí como una medicina para la etapa tan horrible que estaba teniendo en la universidad. No estaba contento con la escuela, mi vida personal, mi sexualidad, todo eso. Hice este álbum para manejar toda la mierda que la vida me aventó, por lo cual ambos son similares, pero que también me liberó. Me di cuenta de que podía escribir algo que estuviera lleno de melodía, color, alegría, letras que son tristes.
Todo esto me hizo muy libre. También me hizo darme cuenta de que no me debo de sentir despreciable. Debe de ser raro para ti, puedes verme como si tuviera una carrera linda, pero aun así te sientes como mierda la mayor parte del tiempo. Eso ha cambiado mi energía, ha cambiado quién soy como compositor, no como si fuera otra persona, si no para acercarme más a la persona que era antes de que llegara la vida adulta y me dijera -tienes que ser esto-.
Cuando camino por el escenario, también ha cambiado mi energía como showman. Ha cambiado la forma en cómo mi audiencia me responde. Así que volviendo a la idea central de tu pregunta sobre los superhéroes, creo que todo se resume en identificar el súper-poder que tienes en ti mismo, ser completamente honesto al respecto, y provocar esta comunión de energía en la cual te sientes como si no fueras un pedazo de mierda.
En este caso, ¿cuál es tu súper-poder particular?
Humm. Cuando estoy en mis mejores momentos, no puedes decir si estoy siendo violento, vulgar, bueno, malo, alegre, o enloquecidamente triste. No puedes adivinar, simplemente no te importa.
Cuando entro a ese lugar, si es en un álbum o un escenario, sé que soy transparente. Sé que soy emocional en la mejor forma posible, y eso es tan poderoso como cortés.
Dijiste algo que me movió mucho en tu concierto, dijiste que no tuviste la oportunidad de componer muchas canciones debido a que estabas celoso del Mika del pasado. ¿Ahora estas en paz con tu yo más joven?
He hecho la paz con mi persona del pasado y también con muchas cosas más de mi vida. Al hacer esas paces, me he permitido el componer material que se mantiene de pie y que puede combinarse perfecto con mi primer álbum.
Ambos Mika’s pueden pararse uno al lado del otro y verse muy bien juntos. Van de la mano, esta idea del estar celoso de ti mismo es muy rara. Hay una canción llamada ‘Dear Jealousy’ que dice -estoy celoso del hombre que era y del hombre en el cual puedo convertirme-. Los celos son una fuerza debilitante, una condición que te paraliza. Tienes que confrontar esto de forma abierta, es de mucha utilidad.
Estas hablando de estos dos álbumes, de esos dos Mika’s, no como si fueran polos opuestos, pero sí como si tuvieran diferencias particulares. ¿Cuáles crees que son las diferencias más evidentes entre ambos?
Si tuviera que describirlo, estos dos álbumes que han sido los pilares de mi carrera hasta ahora, el álbum uno y el álbum cinco, Life In Cartoon Motion (2006) y My Name Is Michael Holbrook (2019), diría que el espíritu es el mismo, y eso es lo que los vuelve especiales.
La diferencia es el crecimiento, el número cinco es más maduro que el número uno, pero crecer manteniendo ese espíritu o refinarlo es una responsabilidad fundamental para cualquier persona que hace algo. Seas un pintor, un escritor, carpintero, lo que sea.
Permitirte crecer, pero sin reducir el espíritu de quien eres es un baile complicado.
Entiendo lo que dices…
¿Estuviste en el show?
Sí
¿Por qué te sorprendiste?
Porque estaba esperando a alguien cantando de una forma menos enérgica, tú fuiste muy enérgico y colorido. Creo que fue un show lleno de vida, estaba lleno de globos, la gente gritaba…
¿Sabes qué fue lo que a mí me sorprendió del show? Que no había nada en él. Nada, no set, sin confetti. La gente trajo sus propios globos, sus propios aviones de papel. Yo no traje nada, todo fue la vida que la gente trajo consigo. La tomé y todo fue improvisado, incluso el iluminador fue una persona local del Plaza Condesa que nunca había visto uno de mis shows.
Todo fue como un happening, le dio ese sentir de urgencia. Quería eso. Yo suelo tener shows enormes, pero quería regresar para estar sobre un escenario y mostrar que puedo provocar esa energía sin nada. Solo con un lindo traje rojo.