Por: Jesica Vergara
Hace algunos veranos pasaba las tardes con una chica que comenzaba su pubertad cuando a mí me quedaban unos pocos años de infancia. Ella fue la persona encargada de ingresar mi mente al mundo de la música.
Fue una temporada donde México veía nacer a bastantes agrupaciones formadas por jovencitos inconformes que querían hacer sonar su voz fuerte. Eran el rostro de una generación que saboreábamos los discos legales de inicio a fin, justo cuando dejaba los juguetes y comenzaba a tomar dinero para comprar discos.
Uno de esos grupos fue Jumbo, quienes en vísperas de su vigésimo aniversario, se han dado el lujo de poder co-existir con proyectos alternos sin abandonar la banda que los llevó a entregar sus composiciones a las mentes ruidosas.
Para mí es una oda poder entrevistar a Flip, guitarrista de Jumbo, banda de rock oriunda de Monterrey que musicalizó las horas en las cuales comenzaban a brotar ilusiones.
¿Cómo es que pasaron este tiempo un poco lejos de los escenarios?
Es algo que no planeas, no fue como que quisimos parar, nunca paramos oficialmente porque estuvimos tocando menos, pero no nos alejamos. Nos dispersamos un poco, sacando materiales individualmente, fue una etapa no planeada. Ahora la idea de hacer este disco acústico es retomar fuerza y enfocarnos en esto.
¿Qué pasaba en sus giras por el país?
En 20 años ha habido muchos lugares donde hemos estado, momentos en los qué hay canciones que trabajan de una manera, que tienen una nueva visibilidad y de repente hay discos que por el tipo de material y también el tipo de trabajo que se hace nos lleva más a lugares de nicho. Empezamos una carrera con disquera trasnacional, era un trabajo muy bueno y grande de la escuela anterior cuando se vendían los discos y siempre es un reto irnos adaptando a formas nuevas.
Para nosotros hay discos que nos gustan mucho y de repente no tienen el impacto como otros. De repente nos damos cuenta que estamos tocando en lugares más clavandones o para un nicho muy especializado, en lugares pequeños. De pronto también tienes otras actividades, otras influencias que quieren grabar por otro lado, producir y un montón de cosas que de repente sin darte mucho cuenta te van alejando del proyecto y al día de hoy volteas atrás y dices -es momento de hacer algo que nos posicione otra vez, que nos lleve a mayor cantidad de oídos-.
Celebran 20 años de carrera, ¿cómo se sentían en sus inicios?
Yo veo para atrás y no reconozco al vato que empezó hace 20 años. Éramos personas muy distintas en una escena diferente, pero creo que el hilo conductor de todas la carrera es el mismo con el que iniciamos, nos gusta componer, hacer buenas canciones, grabar lo mejor posible y presentarlas, llevarlas a otras ciudades. Se ha vuelto un deporte adaptarnos, si te regresas un poquito en el tiempo y analizas que la herramienta de marketing es My Space, es tratar de estar en la jugada, de ser creativos, entendiendo muy bien hacia dónde van todas estas herramientas.
A pesar de lo bueno que era disfrutar un disco, la gente prefirió la portabilidad, a todo mundo le gusta sentir que en la bolsa llevan la música que se ha grabado en toda la historia en lugar de tener calidad. Recuerdo en las primeras giras que iba con un discman cuando nos íbamos un mes de gira, entonces sabía que en esos viajes me podía comprar algunos discos, pero escoger cinco los que podía llevarme era todo un ritual, los venías trippeando y trippeando, le sacabas hasta el último detalle escondido en todos los layers con audífonos, pero ya se convirtió en una utopía, en algo que no existe.
¿Qué diferencia hay en la industria musical de entonces a la de ahora?
Es una gran diferencia, el proceso de hacer una banda antes era que tocaba muchísimo con el objetivo de que te firmara una disquera, ahora las bandas graban y luego salen a tocar. Eso para mí hace que suene muy distinto el proyecto, te topas con algunos que deberían tener un proceso de maduración, pero también las herramientas son otras, cada vez más te alejas de una dinámica de banda de garage, cuando ahora se topan los tipos grabando en una laptop para después tratar de emular eso en vivo.
A mí me parece todo muy extraño, pero ahora hay muchas ventajas para un músico el día de hoy, muchas maneras de hacer más cosas tú mismo de ser tu mercadólogo, tu manager y siento que en esa parte del negocio de alguna manera las bandas son mucho mejores ahora, todos están muy en la jugada de qué hay qué hacer cuando antes te firmaban y resolvían todo por ti para que tú te dedicaras únicamente a tocar y eras medio bruto en lo demás.
¿Cómo decidieron colaborar con ese talento para cada tema?
No lo pensamos tanto porque no acababas, todos tenemos opiniones diferentes y ellos son buenos amigos, sabíamos que queríamos hacer algo. Creo que fue como -“Esta canción estaría chida con Jay, esta con Daniella”-, solitas se fueron dando. Hubo algunas sorpresas como este invitado, de quien no te puedo decir que es un amigo de toda la vida porque tengo pocos meses de conocerlo, sin embargo conectamos bien chido y creo que hizo una cosa espectacular con ‘Cada Vez Que Me Voy’.
Con Daniella habíamos tenido la oportunidad de hace unos años que hicimos un Metropolitan de invitarla a cantar después y aquí en el disco cantó otra, fue distinta la vibra de invitarla a cantar en otro momento. Con amigos como Chetes o Daniel son muchos años de buena amistad y casi casi fue de -“¿cuál te quieres aventar”-, algo muy natural.
Trabajaron con Adán Jodrowski…
Ya lo había conocido un par de veces, pero poco y en fiestas para saludar y platicar un poco, habíamos incluso alternado hace algunos años, pero no teníamos pláticas largas. Nos empezó a llamar hace un tiempo la atención esas producciones que hacía, tiene un sonido muy específico, pero nos gustaba y Castillo fue quien propuso buscarlo. Tuvimos algunas videoconferencias e incluso se vino para Monterrey y estaba esa expectativa de ver si salía buena química, fue natural a los dos días de estar platicando en el cuarto de ensayo, nos dimos cuenta que teníamos varias influencias en común y la visión de hacer un acústico y lo que él quería resaltar de Jumbo era lo mismo que nosotros buscábamos.
Es un bato bien trabajador y enfocado, fue lo que me sorprendió porque lo conoces a través de su arte y pudieras pensar que no es tan ordenado. Es muy metódico y atento, de repente decía -“este acorde del teclado inténtalo de esta manera”- o -“este arpegio de guitarra se me hace que quedaría mejor con este estilo más sureño”-, cosas muy específicas y atinadas. No es un productor que haya venido a pasarla bien ni a divertirse, él vino a trabajar y eso me sorprendió mucho, como en todo el trabajo es muy profesional.
Han sido muchos escenarios, muchos sencillos y éxitos, ¿cuáles escenarios faltan por recorrer?
Muchísimos. Cada material nuevo es un comienzo y siempre hay metas. Hace muchos años que no activamos el mercado de Estados Unidos y nunca hemos tocado en Argentina, Chile, ni España. El viernes sale ‘Siento que…’ con Daniel Gutiérrez que es la primera probada de este materia y sólo queda esperar a que la gente lo reciba para poder llevarlo con la mayor cantidad de lugares y poder llenarlos.