#WARPPresenta: Entrevista con Frank Díaz, el momento para rescatar la historia y legado tolteca

// Por: Andrés Cassini

vie 13 agosto, 2021

Entrevista: Alejandro Franco

00 años de la gran mentira, medio milenio de contarnos desde la educación más elemental que los mexicas recibieron con brazos abiertos a los conquistadores en 1521 mientras los españoles no oponían su innumerable número de soldados y arsenal bélico. Una mentira que ha durado siglos y que se busca erradicar, más que nada por la necesidad humana y filosófica de comprender de dónde venimos y hacia dónde vamos, además de la responsabilidad colectiva social que esto conlleva.

En apoyo a la noción, Frank Díaz, investigador, sociólogo, antropólogo, historiador y lingüista, ha dedicado gran parte de su vida en conocer, comprender, interpretar y compartir gran parte de las enseñanzas que ha descubierto durante décadas relacionadas al mundo mexica, azteca y precisamente entender la manera de ver la vida y realidad de nuestros antepasados.

Estas enseñanzas ya se verán plasmadas en su próximo libro como El Último Avatar de Quetzatcóatl (2021) del cual se basa nuestro podcast homónimo, donde relata la vida y trascendencia de Ce Ácatl Topiltzin, último mesías de Quetzalcóatl previo a la conquista, y cuyo argumento e historia continúa.

Frank cree que esta conmemoración de 500 años desde la caída de la Gran Tenochtitlán debe fungir como un repaso de lo ocurrido, para avanzar en la toltequidad contemplando el contexto actual, para así comprender y poder proyectarnos en un futuro, como él lo relata, como herederos del Anáhuac.

Comprender y avanzar en la toltequidad

¿Qué significa para nuestra actualidad esta conmemoración? Llegar a los 500 años de la Caída de Tenochtitlan donde cambia la vida para siempre, pero también donde hoy tenemos la posibilidad de reflexionar y ver desde otro ángulo la conquista y los subsecuentes siglos donde no hemos tenido necesariamente la información correcta.

La fecha en sí es una fecha igual que otra. En todo momento hay que tener en cuenta una perspectiva histórica para podernos entender en la actualidad. No se trata de estar mirando hacia atrás. Se trata de entender el pasado para entender el presente, y a partir de esa comprensión podernos proyectar a futuro. Si un pueblo no tiene memoria histórica es amnésica, y eso está pasando hoy aquí.

Sí, porque no hay identidad.

Claro, no la hay. En este momento, por ejemplo, y no solo en México, si no en toda América, es difícil encontrar personas que sepan cómo se llamaba su país antes del asedio español. Con esa falta de memoria histórica es evidente que vamos a tener problemas en la actualidad. Nos quejamos de los problemas, ¿pero cuál es la causa de estos problemas?

Por otro lado, siento que medio milenio es tiempo más que suficiente para reflexionar y para recapitular lo acontecido y lo venidero. ¿Qué fue lo que realmente pasó? Más allá de la lucha entre mexicas y españoles, se trató de un choque de civilizaciones: De una lado el cristianismo, enorme y que lo sigue siendo hoy día, y por el otro las dos civilizaciones que había en América.

Hay que tener en cuenta que para aquellos entonces, fines del siglo XV e inicios del XVI, el cristianismo estaba en un problema, porque es islam estaba avanzando a paso agigantado por Europa Oriental. Los cristianos ya habían llegado a la costa europea del atlántico, no tenían para dónde seguir, por lo que el descubrimiento de América fue una salvación para ellos.

¿Está entonces bien si dijéramos que la conquista fue una conquista más “religiosa”?

Fue una conquista de la civilización cristiana. Con eso no estoy diciendo en sí la religión, porque era una civilización predominante en toda Europa, y hasta demás países del viejo continente influyeron de alguna u otra manera en este hecho, por lo que decir que fue un conflicto entre mexicas y españoles es dejarlo muy plano, porque de nuevo: Fue un choque entre civilizaciones, que todavía hoy continúa, y hay un proceso vigente de evangelización de las comunidades nativas. Hubo una invasión, y esa misma invasión sigue en nuestros días.

Ahora, fue invasión y conquista, porque estamos hablando español. Y lo digo en buena onda, porque no me parece para nada mal el idioma, es una lengua muy amplia, el problema es que para llegar a este punto lingüístico, hubo que extinguir 400 lenguas nativas. Cada año se extinguen entre cinco y seis en México. Esto quiere decir que de las aproximadas 60 lenguas que aún perduran, para dentro de un par de décadas, sobrevivirán siquiera tres.

Eso también ha pasado con los sitios, edificaciones, pirámides, centros ceremoniales y hasta residencias habitacionales, y que de pronto se encontraron construcciones arriba de éstas, hablando de una metáfora de enterrar el pasado.

Los católicos hicieron sus templos encima de las pirámides para aprovechar la afluencia de gente, el caso más claro es la Vasílica de la Virgen de Guadalupe, está sobre un santuario que era dedicado a Coatlicue. Lo curioso fue que esta conquista no se enfocó en destruir la civilización conquistada, si no que la aprovecharon. Siento que es mucho más peligroso, porque hoy ya comienzan a haber atentados más grotescos contra vestigios arqueológicos, contra personas o pueblos. Una intolerancia. La solución para las raíces de México no está en la polarización o satanizar a los españoles, si no en comprender directamente lo que pasó. Más vale conocer qué sucedió en vez de reducirlo a un tema de exigencia de disculpas.

Además de la conmemoración de la Caída de la Gran Tenochtitlan, lo que nos trae acá es el libro que estás por lanzar. Es una profunda investigación que has tenido que hacer para narrar la vida de Ce Ácatl Topiltzin, y me gustaría de que me contaras de qué va el libro y sobre este viaje e indagación que llevas recorriendo.

Me enteré de la historia de Ce Ácatl Topiltzin en mi adolescencia, que es el último avatar de Quetzalcóatl y de los pueblos prehispánicos de México. Yo estudiaba antropología, y empecé a sacar códices de las crónicas que leía sobre Ce Ácatl e hice un trabajo de clase que era un pequeño librito, mismo que terminó publicándose solo entre estudiantes en 1987. Después de olvidé de la historia, me dediqué en otros temas, hasta 1999, donde me encontré con un pueblo en México que todavía mantenía un cierto culto hacia Quetzalcóatl; ahí recobré mi interés por seguir investigando.

Estudié las lenguas originarias para poder leer las crónicas en su lengua original, porque es muy distinto a leer una redactada por un cronista español cuando tienes una escrita directamente en el lenguaje.

¿Qué periodo de la vida de Ce Ácatl abarca esta investigación? ¿Cómo logras contar la historia a partir de estos códices tomando en cuenta la lingüística y cronología de los hechos?

Se le llama arqueología de mesa: Agarras las fuentes, haces las comparativas, las traducciones e interpretaciones, después a ubicar en la historia, comprender las enseñanzas de este personaje y finalmente poner todo esto en un orden. Hay que recordar que se perdieron muchas cosas, por lo que la información que nos queda es fragmentada, hay que organizarla. El material con el que yo trabajé es dos veces más amplio que el que se va a publicar.

Hay unas cuantas anécdotas que las tengo guardadas en mis papeles de trabajo que ya no caben en un libro porque no sé cómo contextualizarlas. Toda la parte teológica y religiosa la quise dejar de lado para concentrarme directamente en la biografía. Ésta la empiezo con una profecía que tiene más de 2000 años, luego su crecimiento y toda la serie de cuestiones que se vinieron por y contra él. Es una descripción del cosmos. Es una alegoría, pero la parte que más me conmociona de la historia es su conflicto psicológico consigo mismo: Sus deseos animales con las paradigmas religiosas de cómo debía comportarse una personaba chocaban y hacían toda una confusión en la mente de Ce Ácatl.

¿Tú sabías desde que empezaste a investigar de que éste era el mismo personaje del que hablaban los mayas o que estaba correlacionado?

Sí. Las fuentes mayas son muy exhaustivas: Te dan el nombre, lugar, la fecha y el lugar, todo. Son bastante precisas.

Me llamaba la atención justamente que la bibliografía era inmensa, y es porque siento que tú tenías este énfasis de dar estos acontecimientos por hecho, avalándote por documentos y fuentes históricas.

No quiero inventar, no es necesario. La historia es demasiado abundante para estar inventando. El asunto es leer las fuentes e investigarlas. Generalmente se cree que Quetzalcóatl es un mito, y no, hay un ser un humano que recibió ese título.

Disfruté mucho hacer este trabajo, pero fue complicado. Es un trabajo de historia, y es historia que se ha preservado debido a la alta conciencia histórica en discrepancia a lo que se nos ha enseñado. Se dice que eran pueblos analfabetas, pero no es cierto. Allí están los códices, los textos y las historias.