#WARPPresenta: Entrevista con Cabra, la visión del asesino del Visitante de Calle 13

// Por: Oscar Adame

jue 10 junio, 2021

A lo largo de sus 20 años de carrera musical, Eduardo Cabra se ha caracterizado por siempre entregar producciones eclécticas cuyas fusiones no solo son innovadoras, sino también de extrema importancia para las culturas de las que forman parte. Hoy ha decidido asesinar a su alias más reconocido, el de Visitante de Calle 13, para reinventarse en un proyecto homónimo a su apellido con el cual profundiza en una de sus mayores aficiones: la programación.

“Todos estos códigos de programación crean métodos, límites y cosas que uno no puede dejar de hacer. También eso a veces a uno le juega en contra al momento de crear”, me declaró al otro lado de la pantalla sobre la peor de las programaciones, aquella que te impones a ti mismo, sin darte cuenta. “A mí me parece bien cabrón que llegue un momento en la vida de uno en el cual uno se convierte en un tributo de sí mismo”.

Es por ello que él decidió asesinar a aquel hombre que convirtió a su música en sinónimo de Puerto Rico con el objetivo de amplificar el discurso independentista de la isla y exponenciar un sentir de orgullo por la puertorriqueñidad por sobre el imperialismo no solo político, sino también cultural, de los Estados Unidos. Como el encargado de visualizar la música detrás de las historias de su hermano Residente en la discografía de Calle 13, Eduardo se convirtió en uno de los productores más aclamados y reconocidos de América Latina.

Su hibridación entre rap y reggaetón, con géneros tradicionales e influencias alternativas de todo el mundo convirtieron a su proyecto en uno de los únicos grupos del movimiento urbano en no solo ser aceptado, sino también celebrado por un púbico que aun le cerraba las puertas a sus expresiones. Una agrupación que ganó 24 Grammys Latinos, 3 Grammys y que “trataba de conectar con la cotidianidad, con los temas que quizá le preocupaban a mi hermano o que sentía que preocupaban alrededor de lo que sucedía con él”, según me contó con los ojos bien abiertos, sentado en el centro de su propio estudio de trabajo.

De acuerdo a él, Calle 13 “se usó como una plataforma para conectar con gente que necesitaba más visibilidad, pero también no siento que todas las propuestas, no sé si sea una generalidad. Diste unos ejemplos ahí de gente que claramente han usado su carrera para empujar otras perspectivas y denunciar cosas que les molestan a ellos o a la sociedad”, agregó con respecto a la visión de que el reggaetón ha ayudado a difundir luchas sociales específicas, incluyendo la suya, cuando formaba parte del movimiento.

Hoy está promocionando este nuevo alías, un nuevo yo, que llega con un EP homónimo Cabra (2021) en el cual ya no juega con el reggaetón, pero sí con su hijo histórico: el trap actual, en una búsqueda por explotar aquellas características que tiene el género que son muy interesantes, pero que no se han explotado. Yo estoy tratando de aprovecharme de ello”. Y lo está haciendo de forma brillante con canciones hiper-texturizadas que le sacan todo el jugo para entregar una cruda experiencia futurista, tan cruda que por poco se siente asesina.

La cabra jala en contra de su programación

¿Qué onda Eduardo, cómo estás?

Todo bien brother.

Está muy chido tu fondo, supongo que ese es tu estudio.  

Sí, es mi estudio.

Sí, está muy chido. ¿Qué tienes ahí arriba, eh? Parece como que una cruz.

Ah no, lo que pasa es que es un techo falso, entonces ese es el techo del estudio. No está en el mismo plano. La luz está en el techo falso, entonces se enciende y esos son unos cambas.

Está hecho para que absorba sonido.

Sí, sí. Es un cuadrado dentro del cuadrado, todo está, hace que el estudio sea un poco más pequeño porque todo es de madera dentro de la estructura. Está muy chévere, suena bien.

Además, los colores, la iluminación dan una sensación de paz, supongo que debe ser muy tranquilo trabajar ahí. ¿Ahí trabajaste tu nuevo EP? 

De hecho, este estudio yo lo empecé a trabajar desde Entren Los Que Quieran, ya estaba haciendo algunas cosas acá de Calle 13. Después Multi Viral se hizo 90% – 95% del disco se trabajó acá. Bueno, las producciones que hago, las que he hecho en los últimos años, todos mueren aquí. El disco de Cámara de Música de Monsieur Periné se hizo casi todo aquí, también.

Ya tiene su historia, ya deberías de tener tus discos de platino ahí pegados, en la pared… ta, ta, ta…

Noooo, eso no me gusta mucho jajaja. De hecho, los Grammy’s están en el baño, si quieres te puedo mostrar. Esto no lo hago mucho. Está ahí el inodoro y todos los trofeos. Pero nada, eso es como un secreto. Una vez lo dije en una entrevista de los Grammy’s y lo editaron jajaja, pero ellos son amigos, ellos son buena gente.

Bueno, o es como que orines en ellos, como Kanye West, ni nada por el estilo.  

Claro. Están ahí, sorprende. Es un contraste también, que estén en el baño.

He hablado con varios artistas que tienen una buena colección de Grammys y siempre me dicen que no pueden estar viéndolos todo el tiempo. Está padre recolectarlos, pero no son un fin, no son un objetivo, tienes que seguirle… 

Claro que no. Además, hay proyectos cabrones que ninguno se ha ganado un Grammy, por ejemplo, Led Zeppelin, Queen, Bob Marley, ninguno se ganó un Grammy y todavía son referentes de la música actual. Está chévere que te reconozcan, cabrón, te da una alegría, pero yo creo que más importante es trabajar para que cuando escuches un trabajo, una música, tú sientas ese dolor en el pecho que es una sensación como de amor que se forma cuando uno está creando y terminando las producciones, las canciones.

Caes enamorado de tu obra, te enamoras de lo que estás haciendo.

Sí, sí.

Yo también lo he sentido. ¿Tú te enamoraste de este EP?, hablemos un poco de ello.  

Pues mira, este EP ha sido un proceso. Cada tema está tocando emociones, ha sido un despojo, ha sido limpieza, ha sido una despedida también, de amigos. Hay un tema que es como una confesión, otro que es un punto de vista sobre cómo veo a la música actual y honestamente, cuando estaba ya en el punto final del trabajo, me dieron ganas de soltarlo. Me dio mucha tranquilidad haberlo terminado. Hace como dos meses estaba mezclando el trabajo en Nueva York y realmente sentí un alivio el haber terminado esto. Yo creo que era necesario soltarlo ya.

No siento emoción de que esté saliendo el trabajo, honestamente, siento orgullo de que esté saliendo y lo siento como un documento histórico de cosas que he estado sintiendo en este momento y en mi vida. Pero, toco, cuando yo acabé ese disco, sentí que me quitaron un peso de encima increíble.

Es otra esquina dentro de lo que pasa en la música. Yo siento que la música ha agarrado un camino que se está explotando y comercializando que está más enfocado en el entretenimiento, muy parecido a la lucha libre. Y la lucha libre, pues sí, son gente talentosa que se tiran desde la tercera cuerda, hacen sus llaves, son atléticos, pero no es… solo es entretenimiento. No es que es real, sí es real, pero es entretenimiento.

Aquí tengo anotado un término que se llama keyflade que se inventó en la lucha libre, pero que ahora mismo está siendo usado en la política para describir cuando una persona sabe que está viendo una ficción, pero quiere hacerla pasar por una realidad para que sea más entretenido.

Claro, no. Les rompen las sillas a los luchadores, pero yo también creo que le aflojan los tornillos para que se rompa más increíble. Por otro lado, Oscar, por el lado artístico que es, honestamente, parte del proceso de querer soltar este disco ya, hubo momentos en los que me dieron mucha ansiedad, hubo momentos dark también que quería documentarlos en el tema.

Hubo una canción que fue ‘Gris’, en ese tema yo llegué a buscar, quería ponerme dark para interpretar ese tema. Creaba situaciones como para llegar a esa frecuencia más triste y tratar de hacer una mejor interpretación.

Ha sido un aprendizaje de tratar de buscar el hackeo de cómo conectar con una interpretación, sentir lo que uno está comunicando, hacer un criterio como productor de lo que yo estoy escuchando, eso fue brutal también, porque estaba en los dos roles, intérprete y productor. Trataba de grabar mis takes en la noche y al día después tratar de hacer un criterio y ser crítico de lo que pasó la noche anterior y corregirlo. Fue increíble, el proceso fue de aprendizaje, yo creo que me ayudó a tener más herramientas para el asunto de la producción, algo en lo cual llevó años dedicado a full y la colaboración con otra gente, que es algo que me encanta hacer.

Es muy interesante que hablaste de las vocales porque justamente una de las cosas de las cuales me quedé pensando al escuchar el álbum es que obviamente están muy bien trabajadas y que va totalmente de acuerdo con lo que va el EP con esa onda cyberpunk, tecnológico, retomando elementos de Trending Topics, pero al mismo tiempo tu voz está muy modificada y trabajada en escritorio. Supongo que una de las razones por las cuales está tan trabajada, además del motivo artístico y discursivo del proyecto, es esa misma autocrítica que hacías de tu interpretación.

Claro, sí. Esa cuestión de manipular la voz con plug-ins y procesarla es algo que también me satisface mucho y es parte del proyecto. Por ejemplo, en ‘Gris’ que es el tema más procesado, todo el arreglo de voces la hice con la voz principal, entonces estoy haciendo las armonías, las estoy tocando, estoy pasando la voz por un teclado y estoy haciendo esa armonía. No fue que empecé a hacer layers y layers de voz, eso me parece chévere también, agarrar solo una voz y empezar a meterle distorsión, manipularla, hacer la armonía con un teclado y bueno, me divierte, me divierte un montón también. Usar todos estos aparatitos en función de crear textura.

Si te limitas en la cantidad de recursos que tienes, es más fácil experimentar, ¿no? Porque tienes menos cosas de dónde agarrar y más cosas que hacer con esos objetos.  

Sí y también, como te dije ahorita, no hay un afán de triunfo, ¿sabes? Yo sé que yo no soy cantante, estoy tratando de interpretar una pieza dentro de mis posibilidades y me gusta manipular y joder conmigo, es algo que me gusta. Simplemente estoy haciendo esto porque no hay un afán de querer cantar increíble, ni nada.

Esto es un proyecto personal, tal cual, supongo que esa es la razón principal por la cual puedes decir que no estás emocionado, sino más bien liberado al entregar este disco. No esperas que tenga un impacto en la industria, es simplemente una representación de ti que necesitabas sacar y listo.

Claro, claro. Tan simple como eso, no hay maná que buscar.

En algún punto tu dijiste que el reggaetón no traía nada musicalmente, poco antes de que lanzaran el segundo disco, pero ahora siento que estás experimentando mucho con el trap, es la base de este proyecto y me gustaría saber tu perspectiva con respecto a lo que trae musicalmente el trap, siendo que históricamente tiene el mismo contexto, la misma línea de artistas. Yo diría que es una continuación…  

Yo creo que el trap tiene algo muy interesante que no se ha explotado y que yo estoy tratando de aprovecharme de eso en Cabra. Eso es que los tempos son muy abiertos, son muy lentos, estamos hablando de 150bpm para abajo, incluso 120bpm. Hay una cuestión de que se trabaja mucho la imagen, la cuestión del clima, las texturas, entonces. Al ser todo más abierto, se le da espacio a que haya subdivisiones más interesantes con los tambores, los arpegiadores, los sintetizadores hacerlos un poquito más agresivos y eso es lo que he tratado de proponer, con darle esa otra vuelta al asunto del trap.

De cierta manera, fue lo que traté de hacer en su momento con el reggaetón, usando de ejemplo el ‘Tango del Pecado’ que estaba mezclando el tango con el reggaetón o el mismo ‘Atrevéte-te-te’, en donde se mezcla instrumentación orgánica, como el clarinete, el timbal, la conga. Ya se estaban mezclando otros elementos, aunque el reggaetón está más subdividido que el trap, pero en ese momento, estaba añadiendo otros ingredientes al asunto y es por ello que Calle 13 nunca se identificó con el reggaetón, porque realmente no lo era.

Yo creo que el reggaetón dejó de ser hacer un tiempo un género musical y se convirtió en una propuesta, en una manera de hacer los videos, las letras, las secuencias armónicas, del cómo resuelven las armonías que son muy particulares. Eso también ha sido parte de hacia dónde nos está llevando el algoritmo, porque creo que identifica esa manera de trabajar la música y lo alimenta y lo empuja.

Yo creo que con esto es lo mismo. Es tratar la experimentación, como da esa posibilidad de espacio, dando mucho clima, mucho ambiente, te da la oportunidad de empezar a meter otros elementos que le saque una rama de lo que pudiese ser y tratar de alimentar un poco la diversidad dentro de la música, de cómo está sonando la música ahora mismo.

Es la idea, tú sabes. Que naturalmente se dio eso, esto yo no lo venía trabajando solo para Cabra, es algo con lo cual he experimentado en producciones anteriormente. Por ejemplo, hay un tema que le produje con Vicente García que se llama ‘Ahí Ahí’ del disco de Candela en donde se está mezclando bachata con trap y suena increíble. Tienes que escucharlo porque está cabrón ese tema y se grabaron las guitarras de bachata, la percusión, los coros, ya es un poquito más trabajado el arreglo. Se comporta muy cabrón estos elementos con el trap, se llevan cabrón.

Se trata de promover la diversidad y yo creo que eso siempre ha sido el plan desde siempre, no solamente con Calle 13, sino antes de ese trabajo en los proyectos en los que trabajé. Los discos eran eclécticos, los repertorios eran eclécticos. Trataba, siempre he trabajado con gente y yo he promovido este asunto del eclecticismo y la diversidad.

Algo que a mí me interesa muchísimo con respecto a la historia de esta industria musical porque siento que se empezó a tomar el impacto mediático del reggaetón para reintroducir géneros latinoamericanos y ganar terreno dentro de la música pop internacional con distintas formas de expresión musical. Siento que antes de Calle 13 ya había algo de eso, había ya el salsatón, también Tego Calderón que experimentó con la bomba…

No solo eso, yo creo que en los noventa también, cuando la música alternativa estaba en su mejor momento, Santaolalla también trabajaba eso. Un ejemplo puede ser el tema ‘Frijolero’ de Molotov que estaba experimentando con la música norteña y el alternativo. Eso no es nada nuevo, como tú dices, pero sí creo que esos movimientos promueven otros caminos que está chévere cultivar.

Hablando de su discurso, tú, como independentista de Puerto Rico, entiendo que tal vez la música, los álbumes, no solo en su cuestión lírica, sino también en la parte musical, lograron un rechazo al anglocentrismo para reintroducir un tipo de orgullo a la latinidad con su música. ¿Consideras que ese fue uno de los objetivos?

Sí, puede ser y es una búsqueda también de nuestra identidad y de la influencia que tenemos de lo anglo. Yo tampoco rechazo a lo anglo, quizá el objetivo era hacerlo parte del lado musical, una búsqueda de identidad sin complejos.

Yo prefiero, me siento más cómodo, trabajando canciones o proyectos eclécticos a tratar de hacer que una canción suene a The Weeknd o Bruno Mars. Como que de repente llegue alguien que dice –ahh yo quiero sonar como esto exactamente- es como de qué… Pero, a mí me gusta que las personas con quienes estoy trabajando el asunto de la producción, agarren elementos de los que se han rodeado durante su vida y que esos elementos, que quizá fueron música de fondo de su niñez, pues lo representen en una canción.

Estoy seguro de que se van a sentir más cómodos cantando ese tipo de proyectos eclécticos que agarran elementos de diferentes momentos de su vida a que quieran hacer algo exactamente igual de alguien anglo a quien le está yendo increíble. Quedará como un copiete, naturalmente hasta la misma gente se da cuenta –como de ahh, suena igual, se parece a esto-. A veces también me choca cuando me quieren describir un proyecto –ahh es como esto, con esto-, no sé, dicen dos ejemplos de cosas random y me confunde. No voy a decir el nombre del artista, pero –eso es como Beyoncé con Shakira-.

Es bien heavy el asunto de los géneros, de la subdivisión, que todos los playlist es una manera de poder explotar más la industria, pero sí, es bien complicado. Recuerdo que a Calle 13 se le hizo bien complicado que entendieran la propuesta al principio, recuerdo que la primera vez que tocamos en México nos tiraron en el Vive Latino. Decían que éramos reggaetón y realmente no nos identificábamos como un proyecto de reggaetón por lo que te dije ahorita.

Yo creo que el reggaetón es más que un género, es una manera de proponer todo, los videos musicales, las letras, las secuencias armónicas, la producción, todo eso. Pero sí, quizá Calle 13 no era reggaetón, pero sí estamos seguros de que era un proyecto urbano. Entonces por ahí va la cosa con ese proyecto que ahora se está diferenciando en estas premiaciones y esto le están dando su lugar al reggaetón.

Fueron el único grupo urbano que fue reconocido de tal forma.

Sí, puede ser, hay que chequear los datos.

Me queda claro que no se consideraban reggaetón, pero me estás diciendo que discursivamente sí estaban influenciados en él y por eso se podría decir que la gente los empezó a categorizar de tal forma. A mí me llama mucho la atención su historia por su postura sociopolítica e independentista porque la historia del reggateón desde el underground es de un movimiento que tomó fuerza en la isla pese a la Mano Dura Contra el Crimen, pese a los clasismos. Yo quiero saber si esa historia hizo que a ustedes les llamara la atención el género de inicio y se interesaran en formar parte de esa industria.

Tratando de conectar con lo que te estaba diciendo ahorita, claramente el reggaetón era algo que, en esos momentos yo tenía 27 años cuando empezamos a producir ese disco. Yo no era fanático de la manera en cómo se producía el reggaetón previo a eso, pero mi música de fondo era reggaetón desde que yo tengo 14 años.

Lo que pasa es que nosotros, como puertorriqueños, hemos estado en contacto. Para mí el soundtrack, parte de mi soundtrack de mi vida ha sido el reggaetón, pero de los carros, de música de fondo, de los partys a los que uno iba de chamaquito, todo eso. Entonces se utilizó ese ritmo, esa forma rítmica, como ingrediente para ese primer disco de Calle 13 y rompiendo con la estructura que te estaba hablando de la manera de hacer los videos, de la forma de hacer las letras, de las secuencias armónicas y de producción, Calle 13 explotó con toda esa manera particular de cómo presentar la propuesta.

Por el lado de los videos, como que no se parecen, las secuencias armónicas tampoco. Incluso la estructura, en estructura armónica de las canciones, hay una secuencia armónica para los versos, una secuencia armónica para los coros también, hay un puente, tiene una estructura más clásica, de pop… claro, sí, sí. Entonces por eso quizá rítmicamente se conectaba y fue una propuesta que destacó porque era un momento en el cual la cosa estaba sonando bastante igual exceptuando proyectos como el de Tego.

Cuando salió Tego fue una explosión increíble. No solamente las producciones que estaban proponiendo, sino la cadencia de Tego, el tumbado que le sumó bien cabrón. Eso fue explosivo. Siempre digo lo mismo, en ese momento tú salías con los cristales abajo y los discos de Tego eran lo único que escuchabas. Pasabas y los otros carros te iban musicalizando el camino con el disco de El Abayarde. Increíble.

Mi pregunta era más de la cuestión política. Mi hipótesis es esta: El underground de Puerto Rico nació y creció como una necesidad de representar al pueblo de los caseríos, fue tan exitoso en su cometido de representar en la cultura popular puertorriqueña a la gente de los caseríos que se expandió a temas raciales con Tego y al feminismo con Ivy Queen. Cuando llegó Donald Trump al poder con el discurso anti-latino, los medios angloparlantes encontraron en el reggaetón de J Balvin y Bad Bunny a una narrativa a favor de la latinidad. Fue tan exitoso en representar a los caseríos que hoy en día ese discurso se expandió a tal nivel que abarca la necesidad de representación de los latinoamericanos.

Mira, yo creo que, en un momento de la historia, cuando estaban los discos de Playero y The Noise, sí había una representación clara de lo que se vivía en los residenciales. Pero clarísima. Yo creo que mientras fue pasando el tiempo, fue mutando.

Yo también creo que tienes que pensar en el pre y post Spotify y los algoritmos. Cuando pasó eso, yo siento que hubo una esclavitud en la búsqueda de tratar de complacer a loa algoritmos y quizá no representa tanto como lo hizo en los años noventa o principios de los dos mil la cuestión de hablar de la vida del caserío, de los residenciales. Yo siento que hubo un antes y un después del 2015 que fue cuando salió Spotify Latino.

Entonces, yo por lo menos lo siento así y he hablado con varia gente y siento también que hay un cansancio de parte de ellos con las temáticas clásicas que si el carro, que si las tetas, las prendas. Yo he hablado con varios del corrillo y ellos están cansados de hablar de eso, pero sienten la necesidad de alimentar al algoritmo porque claramente está siendo un negocio. Si te va bien en la música, estás explotando bien. Entonces, nada.

Como que yo creo, como parte de Calle 13, que ese proyecto trataba de conectar con la cotidianidad, con los temas que quizá le preocupaban a mi hermano o que sentía que preocupaban alrededor de lo que sucedía con él. Se usó como una plataforma para conectar con gente que necesitaba más visibilidad, pero también no siento que todas las propuestas, diste unos ejemplos ahí de gente que claramente han usado su carrera para empujar otras perspectivas y denunciar cosas que les molestan a ellos o a la sociedad, pero no sé si esa sea una tendencia.

Creo que pudiese haber más actividad con respecto a la denuncia política o lo que le aqueja a la gente y quizás también, puede que me aventure a decir cualquier cosa, pero a veces pienso que tomar posturas mucha gente puede pensar que le puede afectar su popularidad, su algoritmo, sus views, sus likes, que ahora mismo es una mina de oro lo que están cultivando y lo que está moviendo a mucha gente.

Es interesante que estamos hablando de sistemas computacionales porque parte de tu proyecto va sobre esto de hablar sobre computadoras, algoritmos, pixeles. Sé que tú estudiaste algo relacionado a sistemas, ¿no?

Sí, yo estudié programación de computadora en la universidad.

¿Crees que estás influenciado temáticamente con el hecho de haber estudiado programación? 

Total. Total. No solo eso, estoy documentando, estoy creando música en una computadora también. Todo está pasando por ahí.

Cuando trabajas música en una computadora te das cuenta de que a final de cuentas estás programando.

Sí. Más o menos, porque estoy usando un programa… exacto. Es una aplicación y estoy usando los recursos de ese programa, pero sí. Es para seguir hablando de esto, pero el método. Todos estos códigos de programación, hay unos métodos, unos límites y unas cosas que uno no puede hacer. También eso a veces a uno le juega en contra al momento de crear.

Ahora mismo, quizá hace 15 o 20 años atrás, quizá yo no tenía un método para construir la producción o las composiciones. Y ahora mismo sí tengo un método, pero estoy luchando contra ese mismo método para que no sea más de lo mismo, ¿sabes? A mí me parece bien cabrón que llegué un momento en la vida de uno en el cual uno se convierte en un tributo de sí mismo. Uno empieza a hacer las mismas cosas que le funcionaron años atrás.

Es luchar en contra de esa imagen de tributo o una banda covers de sí mismo. Quizá al principio no tenía método y era más lanzado a hacer cosas y quizá ahora mismo estoy luchando contra ese mismo método para lanzarme y hacer cosas más… estoy tratando de hacer cosas más avant-garde.

Estás luchando contra tu propia programación.

Claro, contra la programación que he tenido en los últimos 15 o 20 años de estar produciendo.