Antonio Sánchez ya es una figura imprescindible en la historia de la música mexicana. En un país en el que los nombres que han incursionado en el Jazz con proyección internacional se cuentan con los dedos de las manos, él –desde su posición de baterista- logró labrar una carrera que se ha ganado el respeto de las máximas figuras del género; además de establecerse como un colaborador relevante en las esferas del mainstream.
No conforme con eso, Antonio ha hecho del cine su segunda casa. A partir de la percusión, construyó una identidad sonora que potencializa historias: las hace vibrantes y las dota de una fuerza disruptiva que revoluciona su narrativa. Hipopotamus (John Jenkcs, 2017), la serie Get Shorty de 2017 y la próxima a estrenarse Harami, co-producción de la India y Estados Unidos dirigida por Shyam Madiraju; sin olvidar, por supuesto, el score de Birdman (Or The Unexpected Virtue of Ignorance) la película dirigida por Alejandro Gonzáles Iñarritu que fuera tan galardonada allá en 2014.
Precisamente, Antonio Sánchez trae de regreso este trabajo en un espectáculo sin igual: la proyección de la cinta con la musicalización totalmente en vivo de parte del baterista. El próximo 3 de diciembre, el teatro Ángela Peralta será testigo de esta exhibición artística en estado puro: el músico en su hábitat natural, tocando sin ataduras para acompañar una historia demencial, ingeniosa y reflexiva.
Bajo este contexto, tuvimos una charla con él, en la que no sólo profundizó sobre el show que veremos; sino que además compartió detalles de su próximo material inédito y las vivencias durante la pandemia. Compra tus boletos en el siguiente enlace.
Sé que en los últimos años has estado trabajando en un material en el que reinterpretas canciones de algunos amigos tuyos; pero me gustaría saber, en general, ¿cómo fue tu proceso artístico durante la pandemia?
Gracias a la pandemia tuve la oportunidad de dedicarme de lleno a este material que mencionas. No lo llamaría una colaboración porque no había retroalimentación de parte de estos artistas, ellos simplemente me enviaban material periódicamente y yo iniciaba mi proceso de re-interpretación. La escuchaba, la meditaba y de manera intuitiva le iba agregando cosas.
A veces mis jornadas eran de trece o catorce horas, a veces lo dejaba parado durante días hasta que eventualmente me entraba la necesidad por conocer el proceso final y no paraba hasta terminarlo. Eso me mantuvo muy enfocado durante todos estos meses, fue mucho trabajo. Estoy seguro que este proyecto habría sonado diametralmente distinto sin pandemia, no sólo por el tema emocional, también por la disposición de recursos y tiempo que tenía a la mano.
¿De qué artistas podremos escuchar estas reinterpretaciones?
Hay gente muy importante como Dave Matthews, Trent Reznor, Silvana Estrada, Rodrigo y Gabriela, Ana Tijoux… Es un disco muy especial porque jamás había hecho algo como esto. De hecho creo que no existe un antecedente de lo que hice en este álbum, y menos viniendo de un baterista. Ya es prácticamente un hecho que verá la luz en marzo.
Las expectativas siempre son peligrosas; pero, ¿podrías describir a grandes rasgos lo que nos espera para este material?
De entrada, el gran reto fue que las canciones no perdieran su esencia original pero que al intervenirlas sonaran de una manera totalmente distinta. Aunque suene paradójico, esa fue la intención bajo la cual se trabajó todo el álbum.
Una vez más me aventuré a tocar todos los instrumentos; entonces mi plan fue que la batería fungiese como el eje de toda la producción. A pesar de eso, no es un disco en el que busqué lucir mis habilidades como baterista. Hay muchas referencias a música de los 60’s y los 70’s, música muy bien producida, con capas definidas y rutas planteadas a propósito para que la audiencia identifique perfectamente cada elemento.
Sé que también estuviste trabajando en el soundtrack para una nueva película…
Sí, es una co-producción de la India y Estados Unidos llamada ‘’Harami’’, que traducido del hindi significa Bastardo. Es un proyecto increíble sobre una pandilla de adolescentes que se dedica a asaltar en la estación central de Bombay.
Para mí fue muy especial porque contrario a lo que he hecho en otras producciones, acá tuve la oportunidad de experimentar con otros instrumentos más allá de la batería, arreglos de un perfil distinto… Entonces es un score más complejo y ambicioso. Tuvo algunos problemas de distribución pero espero que en 2022 llegue a las salas.
Hace unos años decías que antes que baterista, eres músico y antes de músico eres artista. ¿Qué piensas ahora de esa sentencia?
Todavía lo pienso; pero ahora soy consciente de que estoy cruzado por mis limitaciones y debilidades creativas y de ejecución. Con el paso del tiempo he identificado de qué pie cojeo y vuelvo esas falencias un elemento más de la ecuación.
No trato de esconderlas porque son parte de mi identidad artística. Y al final se conjugan con otras cosas que me definen como músico. Mi óptica Jazz, por ejemplo. Que al final, aunque en este disco hay piezas Pop o Rock, todo parte del Jazz.
Dentro de poco estarás en México para tocar en vivo el score de Birdman, un trabajo que como tú mismo has dicho: << más que abrirte puertas, abrió un boquete en el edificio entero>>. 7 años después de este trabajo colaborativo con Alejandro González Iñárritu, ¿qué piensas sobre esas piezas, ese soundtrack?
Fue un parteaguas en la manera en que se puede componer un soundtrack, y que gracias a presentaciones como las que hemos tenido en el Auditorio Nacional, el Teatro Metropolitán y ahora el Ángela Peralta, se mantiene vigente junto con la película. No es sólo porque yo esté involucrado de manera directa.
Genuinamente creo que es un show increíble porque tenemos la pantalla gigante que proyecta una película que en otras circunstancias apenas podrías ver en televisión; y después hay un baterista, completamente sólo, que sabe lo que sucederá en pantalla, tiene una base de lo que compuso en su momento en función de la historia, pero también se permite reaccionar de manera orgánica según lo que sienta en ese momento.
¿Entonces podemos hablar de un acto de improvisación? Lo pregunto porque al final la batería es más intuitiva que otros instrumentos y porque no es la primera vez que presentas el espectáculo.
Totalmente. A lo único a lo que me mantengo fiel es a la intención de cada escena: conozco las escenas y eso permite que me deje llevar. Lo que van a ver y escuchar en el Ángela Peralta no será igual a lo que pasó en el Auditorio Nacional, en el Metropolitan ni a lo que pueden re-visitar si ponen el DVD de la película.
Es especial porque, por ejemplo, cuando vas a ver una orquesta sinfónica que va a interpretar tal o cuál concierto, es bellísimo; pero se atiene a la partitura, las variantes no existen, depende más de la pulcritud y la exactitud de ejecución. Acá no: somos mi batería y yo al desnudo.
No te pierdas el espectáculo de Antonio Sánchez y su interpretación completamente en vivo del soundtrack de Birdman (O La Inesperada Virtud De La Ignorancia) en el Teatro Angela Peralta el próximo viernes 3 de diciembre. Boletos disponibles en el siguiente enlace.