El arte tiene la característica principal de ser considerado una salida a las capacidades transformadoras de la humanidad. Y el dolor, en ese sentido es uno de los temas más fecundos pues el ser humano artista o no no, en algún momento de su vida ha conocido de cerca el dolor y si es artista, irremediablemente repercutirá en su obra.
El dolor es una oportunidad grandiosa siempre. Ya que siempre nos estimula a algo. A seguir postrados lamentándonos o a levantarnos; a estar inertes o a darnos cuenta de que estamos vivos e inspirarnos. El dolor produce cambios fisiológicos y psicológicos, personales, sociales y políticos. Y como cambio, es capaz de traer acciones positivas.
Tomando en cuenta lo anterior, podemos darnos cuenta que las oportunidades están en todos lados en todo momento. Situación que hablando desde una perspectiva artística nos puede ayudar a crear un propio estilo, y dar una nueva visión a todo aquello que nos ocurre y que nos pudiera doler o lastimar. Bajo esta premisa, tuvimos la oportunidad de platicar con Amelia Moore, quien se encuentra estrenando su álbum “Teaching A Robot To Love”.
La cantante, compositora y multiinstrumentista Amelia Moore crea el tipo de pop alternativo visionario que desafía todas las expectativas y se siente inmediatamente esencial. La nativa de Georgia de 21 años, comenzó a cantar en el coro de la iglesia cuando era pequeña, siguiendo sus sueños a Los Ángeles a sus 18 años donde pronto atrajo a un gran número de seguidores.
En la fuerza de su composición audaz pero vulnerable, incluye una gran hazaña como ganar más de 50,000 seguidores en Spotify antes de que ella haya lanzado oficialmente una canción. Amelia Moore, aborda toda su música con un fuerte compromiso con la transparencia emocional total, una contraparte irresistible de su sonido caleidoscópico e infinitamente impredecible.
Frente a frente con una gran sonrisa y emoción nos saluda Amelia Moore, sin antes no dejarle saber la alegría que en contraparte sentimos por la salida de su música nueva. La magia de la música para mí es ese poder de lenguaje universal que tiene. La creatividad expresa esa necesidad de trascender, de encontrar conexiones nuevas e inesperadas. Tú eres muy creativa. Así que, ¿Qué tan difícil es encontrar nuevos caminos de comunicación y expresión artística para ti?
“Siento que lo que más me ha ayudado a encontrar mi expresión artística ha sido trabajar con amigos con los que me siento cómoda creando y expresando mis ideas. Porque cuando trabajas con personas con quienes te sientes cómodo, no te da miedo decir algo tonto; no te van a juzgar. Es mucho menos intimidante que intentar crear algo con un grupo de desconocidos. Pero sí, tengo mucha suerte de poder crear música con personas que también confían en mí, en mis ideas, en darme libertad creativa y liderar situaciones.”
Nos llama la atención su “alias” en redes sociales, donde podemos encontrar a Amelia Moore como @icryatwork un manifiesto que tiene una historia detrás y que sin duda marca parte fundamental de su proceso creativo, pues detrás existe mucho dolor como lo habíamos planteado al principio de este texto, sin embargo, el dolor para Amelia es impulso e inspiración. Se agradece bastante esta parte real y transparente de los artistas que se guían a través de confrontaciones con ellos mismos y su pasado o su entorno, dependiendo el caso.
¿Qué representa para ti Teaching a Robot to Love? Cuéntame un poco sobre el proceso creativo; hicieron un gran trabajo con eso. Y, ¿Cuánto tiempo les tomó grabar el álbum?
“Estoy tratando de calcular cuánto tardamos en total. Creí que mi primer proyecto iba a ser una colección de canciones muy diferente a esta, pero después pasé por un rompimiento por fechas de mi cumpleaños. Así que el proyecto terminó siendo totalmente diferente porque estábamos escribiendo sobre lo que yo estaba viviendo.”
“Probablemente nos tomó un par de semanas escribirlo y grabarlo. Pero para mí este proyecto es la conclusión de que nunca voy a poder enseñarle a un robot cómo amarme y de que no debería. Y que si algún día se siente como si estuviera intentando enseñar a un robot cómo amarme, debo alejarme de ahí y ahorrarme mi tiempo. Porque no quiero que me vuelvan a romper el corazón así nunca más.”
Previamente en octubre de 2021, Moore lanzó su sencillo debut de “Sweet and Sour” siendo un embriagador primer vistazo a la imaginación indómita de Amelia y su misión general como artista. Dicho debut marcó esa ambición al ofrecer un collage crudo pero explosivo de detalles sonoros: ritmos sombríos, tonos irregulares de guitarra, cambios repentinos en la textura, un final gloriosamente difuso y frenético. Algo que sin duda alguna experimentamos en ‘Teaching a Robot to Love’ a lo largo de sus 7 piezas.
¿Cuál dirías que es la parte más difícil o retadora de este álbum?
“La parte más difícil de hacer ‘Teaching a Robot to Love’ fue el sentirlo emocionalmente con tanta intensidad. Era una herida muy fresca para mí. Llegaba al estudio llorando, literalmente, todos los días. Mis amigos tenían que abrazarme como dos horas antes de comenzar a escribir, porque estaba hecha un desastre.”
“Escribir las canciones fue fácil, relativamente, porque estaba lidiando con todas estas emociones de una forma muy intensa y las canciones solo salían. Pero sí, diría que la parte más difícil fue vivir la situación que estaba viviendo en ese momento. Pero tuve amigos y colaboradores muy muy increíbles que me permitieron usar el estudio para llorar y ser un completo desastre.”
Amelia Moore, originaria de Lawrenceville (una ciudad en las afueras de Atlanta), creció en un hogar cristiano, conservador y descubrió por primera vez su musicalidad natural cantando en el coro y aprendiendo a tocar el violín a los cinco años, sintiéndose a temprana edad comprometida con expandir sus horizontes. Así que comenzó a escribir sus propias canciones a los 13 años.
Dos años después se unió a un programa de capacitación de desarrollo de artistas con sede en Atlanta para perfeccionar sus habilidades vocales y de interpretación. Situación compleja para ella, ya que sus padres se negaron a pagar el programa, sin embargo, Moore consiguió un trabajo en una cadena de comida rápida y recaudó el dinero por su cuenta. La convicción de elegir la música como su principal camino de vida había llegado a la vida de Amelia, y nada la detendría.
Ahora con un sueño cumplido, ¿Qué le dirías a la Amelia Moore de hace diez años o a tu versión de niña?
“¿Amelia de hace diez años? ¡Tenía once años! Le diría que se mantuviera curiosa y haga muchas preguntas. Que tenga sueños grandes. Puedes lograr todo lo que te propongas. No dejes que las personas que te rodean en este momento te intenten decir quién vas a ser. ¡Nadie lo sabe!”
Después de graduarse de la escuela secundaria a los 16 años, Moore siguió escribiendo canciones y se aventuró a producir para otros artistas, luego se matriculó en la Universidad de Belmont en Nashville. Cuando salió de su caparazón y se adaptó a la vida en el campus, Moore continuó sin distracciones hacía sus sueños, recordando a aquella niña que tuvo que trabajar para poder pagar sus estudios musicales.
En tanto a compartir vivencias personales que describen su proceso de crecimiento y entendimiento del mundo, corazones rotos y demás situaciones ¿Qué significa para ti la música y el poder compartirla con tantas personas alrededor del mundo?
“La música para mí es un espacio seguro al que puedo escapar, alejada de todo lo demás que esté pasando. Puedes olvidarte de cualquier situación en la que te encuentres sentándote a oír un álbum. El álbum de Drake acaba de salir y estoy emocionadísima de poder escucharlo, pero sé que debo estar en el espacio mental adecuado para escucharlo.”
“Pero la música para mí es libertad, es sanación, es un espacio seguro, es diversión. Me siento muy agradecida de poder escribir música con la que tantas personas se pueden relacionar y disfrutarla. Como decías hace un rato, la música te conecta con personas con las que nunca pensaste que conectarías. He conocido muchísima gente increíble por hacer música, estoy muy agradecida por eso.”
Nos encantaría verte en México. Este álbum merece llegar a cada rincón posible del mundo; espero que México sea uno de los privilegiados.
“¡Me encantaría ir a México! Sí, completamente, me encantaría. Ojalá cuando llegue el momento se pueda dar una visita a México y tener una tocada o algo. Estaría muy divertido.”
Amelia. Muchísimas gracias por tu tiempo. Fue un placer poder platicar contigo, conocerte un poco y de verdad muchas felicidades por este álbum. ¡Está increíble! Gracias, gracias, gracias por tu música.
“¡Muchísimas gracias! ¡Qué lindo!”