Adrián Quesada y Eric Burton son Black Pumas. Juntos forman uno de esos proyectos que cuenta con una historia musical muy corta como grupo pero con una vocación al rock de años atrás. Tuvieron un encuentro casi tan espontáneo como premeditado al mismo tiempo, según nos contaron ellos mismos en su paso por la ciudad de Los Ángeles.
Adrián Quesada es originario de Laredo Texas de padres mexicanos se mudó a Austin para estudiar en la Universidad de Texas, posteriormente se convertiría en su ciudad de residencia y así continuar con su carrera de músico. Al paso del tiempo ya enrolado en los quehaceres musicales y nocturnos de esta urbe hipster que alberga una de las convenciones/festival de la música más importantes en el mundo el conocido Festival SXSW, aquí se unió a varios grupos. Pero es con el ya legendario Grupo Fantasma, con quienes logró un Grammy Latino, el tiempo pasó rápido y su experiencia ya como músico y productor que decide en el 2017 después de grabar la parte instrumental de unos tracks que decide iniciar la búsqueda de la voz que podría darle forma definitiva a estas canciones.
Mientras tanto Eric Burton nacido en el Valle de San Fernando al Norte de la Ciudad de Los Ángeles decide viajar de California a Texas. Burton creció en un ambiente donde la Iglesia los domingos y su gospel influenciaron su manera de hacer y entender la música. También estuvo envuelto en la parte musical del teatro como parte de su crecimiento artístico. Por otro lado en la ciudad costera de Santa Mónica California se inicia como músico callejero tocando en el muelle y en otros lugares turísticos para ganar unos dólares mientras desarrollaba sus habilidades musicales. Por un tiempo viajó con algunas bandas por los estados del oeste americano y fue como en Austin la escena musical lo sedujo.
Podríamos pensar en lo que este tipo de reuniones implican musicalmente hablando, dos estilos, dos personalidades que no se conocen del todo, fue la llamada de un amigo en común la que les sugiere a ambos encontrarse, el trabajo de uno merece al otro y viceversa. Adrián había buscado una voz para sus canciones con varios de sus amigos alrededor del mundo (literalmente) y fue en el mismo Austin donde se diera esta combinación de talentos.
Adrián: La primera vez que tocamos juntos no sabíamos lo que estábamos haciendo, ya teníamos unas canciones y dijimos “si vienen a escucharnos nuestros amigos y familia, nos damos por satisfechos”. Pero como te decía tocar en Austin donde tienes una gran cantidad de músicos que son muy buenos, cantantes, guitarristas, tecladistas o bajistas sientes una presión diferente a la de un público regular, pero igual se siente como una familia, ya que conocemos a muchos de ellos y dices si a ellos les gusta entonces “we’re cool”…es Austin al final.
Eric: Adrián una vez me comentó posiblemente a la tercera vez que nos encontramos que -Siempre ha sido mi sueño tocar en una Banda que haga Soul Music-.
Austin se ha convertido en una especie de cuna de la música independiente, parece que después de cada festival SXSW recibe nuevos residentes, artistas que encuentran la cercanía a la escena entre músicos, productores y público que ciudades como Los Ángeles y Nueva York por su densidad han perdido.
Adrián: —Es una ciudad pequeña, tiene un población que crece año con año y también a veces parece tener el tráfico de L.A. pero más allá de eso somos una comunidad artística donde todos conocen a todos, donde siempre unos a otros nos estamos apoyando, cuando alguien necesita una mano en alguna tocada porque uno de los músicos se enfermo o no llego siempre hay alguien para cubrir la posición, todos tocan con todos, es como una familia.
El primer trabajo de la banda homónimo fue grabado y producido por Quesada en su estudio en Austin, la experiencia de Adrian ha podido darle forma y estilo al sonido de la banda que van desde un rock soul, hasta el funk pasando por la psicodelia y el hip hop con una voz como la de Eric entrenada desde muy temprana edad en la escuela del Gospel Americano y de influencias como Neil Young o la modestia del folk y su “storytelling” como él lo describe.
Eric: Irme a vivir a Austin fue encontrarme con este público amante del Old Blues, Soul y de todos los grandes de quienes sigo aprendiendo día con día. Hoy en cuestión de voz solía cantar muy suave y ahora con Black Pumas es como una navaja afilada, más expresiva y directa.
Uno de los temas que más se reproduce en Spotify es ‘Colors’ mismo que hace mover a la multitud que llena el Regent Theatre en la ciudad angelina mientras la banda parece alcanzar el cierre de su presentación. Un tema que parece convocar a la unión, tolerancia y convivencia sobre todo en tiempos tan políticamente divisorios en los Estados Unidos.
Eric: Definitivamente escribo desde la perspectiva e inspiración de mi gente, la comunidad afroamericana en Estados Unidos. Escribo desde la perspectiva del “underdog” pero tengo claro que escribo sobre las personas que tienen una historia que contar, ellos son los que me han inspirado la vieja escuela y el folk americano.
La proyección del trabajo artístico de las minorías es tan importante como cualquier otro, pero sobre todo sacarlo adelante en estos tiempos que parece el renacimiento de grupos de odio y xenofobia.
Eric: Sobretodo porque no puedes borrar el pasado de estos grupos, su historia va más allá de nosotros mismos. Porque al final todos venimos de algún otro lugar. Tomar las experiencias que cada uno hemos vivido y usarlas para expresar nuestro arte. Porque lo único que buscamos con nuestra música es unir a las personas, a la comunidad.
Adrian: Creo que uno de los elementos más importantes en nuestros días es la Unidad. Nosotros por ejemplo somos una banda compuesta por Mujeres, Hombres, Negros, Blancos o lo que sea. No lo hacemos para cumplir con una regla, lo hacemos para demostrar unidad entre personas, entre artistas. Como crecí en la frontera entre dos países (Estados Unidos y México) no quiero tener esas limitaciones, no veo colores, razas o que esta persona es diferente. Por eso quiero que el mensaje que transmitimos sea Unidad, Inclusión y Amor a través de la música.
Así es como la destreza, el ingenio, el periplo musical, su permutación de lugares para erigirse como músicos profesionales y seres humanos se ve reflejado en su álbum debut, temas como los antes mencionados son solo un par de esta magnífica grabación, que oscila entre esos géneros que se pueden lograr en un entorno como el que ofrece Austin, basta seguir escuchando temas como ‘Fire’ para dejarnos llevar por la máquina del tiempo y ver de cerca una calurosa tarde en alguna ciudad al sur de tejas mientras caminas al ritmo sincopado de una batería al otro lado de la calle.
Sentir la pesadumbre adictiva en la letra de ‘Oct 33’ donde Burton parece acariciar un nostálgico Otoño mientras la guitarra acústica traza esa ruta casi apacible y dolorosa. Un álbum que debe estar en la lista de lo mejor del 2019.