Mientras que a estas alturas estamos pensando en lo que nos depara el próximo año, para la industria de la moda hablar del inicio de 2015 es hablar del pasado, pues su calendario y el nuestro nunca coinciden en el presente. Apenas iniciado el año, en febrero se muestran las tendencias otoño/invierno (O/I). Para septiembre, el año en curso tiene una importancia de cero. Las casas de moda invaden las ciudades más importantes de los cinco continentes para presentar las propuestas primavera/verano (P/V) del próximo año. Es, de tal suerte, que querer realizar un recuento de las tendencias en la moda de 2014 es, básicamente, pensar en 2013.
¿Así es la moda de dictatorial y caprichosa? Sí, mas nunca superficial. No todo es “trapos más, trapos menos”, siempre lleva a cuestas el contexto social, pues ninguno de nosotros puede vivir ajeno a los acontecimientos del mundo exterior y los creativos al frente de las grandes marcas tampoco, por lo que el mood social de 2014 y su desencanto cultural tiñen la estética del año entrante.
Así pues, no sólo los colores vivos, claros y estampados vibrantes a los que estamos acostumbrados en verano han quedado matizados por una gama con mucho ocre y tonos bicolor —paleta cromática en la que parecen coincidir casas de moda como Balenciaga, Louis Vuitton, Prada, Saint Laurent, Alexander McQueen y Tom Ford—, sino que el tema de ‘lo femenino’, a pesar de ser un concepto recurrente de inspiración en el fashion business, llevará una carga muy diferente este 2015, con hechos que sacudieron al mundo y mostraron un tono más crudo y real en la significacia de la mujer actualmente.
Los acontecimientos al respecto son muchos, pues basta recordar a la jovencísima Malala Yousafzai y su designación al Premio Nobel de la Paz; a Ema Watson con su discurso sobre el feminismo integral de género para “He for She”, en la ONU; aquel video viral en el que una chica documientó el acoso que sufrió por parte de los hombres al recorrer las calles de Nueva York, sin olvidar el perfil violento que representó el puñetazo que Ray Rice, jugador de los Ravens de Baltimore, propino a su esposa, ocasionando que la NFL creara la campaña No More, y el tremendo abucheo que Apple recibió tras el descontento general por su aplicación Apple Health —señalada por su falta de integración de asuntos básicos de salud femenina—. Frente a todo esto, la moda no se quedó atrás, por lo que contó con dos colecciones que, sin sacrificar el colorido veraniego, establecieron su postura: Chanel y Moschino.
La firma italiana, por un lado, retomó a Barbie como emblema, la famosa muñeca que ha dictado los cánones de belleza y del rol femenino por décadas —con duras críticas por su difusión de falsos ideales estéticos— pero que en manos de Jeremy Scott se convirtió en una maravillosa sátira, con modelos enfundadas en melosos outfits color rosa y magenta, luciendo abundantes cabelleras platinadas. Ahí va Barbie patinadora, Barbie viajera, Barbie va al gimnasio, Barbie va a la playa, y detrás de ellas su séquito, las llamadas amigas de Barbie, todas con un look kitsch muy revival de los años 80. Debo admitir que atestiguar dicha pasarela me resultó un poco culposo, al ver a las modelos y recordar mi infancia con emoción, para, un segundo después, debatirme frente a la idea de seguir disfrutando del encanto de esta muñeca que representa tantas cosas políticamente incorrectas.
En lo que respecta a Karl Lagerfeld, todo se sitúo en el ficticio Boulevard Chanel, con impresiones de piso a techo simulando fachadas y la pasarela sobre el asfalto. El show comienza, aparecen las modelos en pequeños grupos con paso decidido, algunas de ellas platicando entre sí. Los detalles en las pequeñas cosas, como bolsas con la inscripción ladies first, nos dan una idea de lo que se avecina. Todo pareciera muy normal hasta que la última modelo desaparece del escenario y el grupo reaparece en plena marcha, al unísono, con pancartas bajo diferentes lemas: “She for he”, “History is her story”, “Women’s rights are more than alright”. Megáfonos, el tumulto, y entre todo eso Lagerfeld, quien después explicaría que la idea detrás de esta colección es presentar uno de los tópicos más cercanos a la moda: el feminismo moderno.
No se puede asegurar que la intensión de Scott haya sido crear un conciencia femenina a partir de una sátira o que el Kaiser de la Moda sea genuinamente partidista de la filosofía feminista. Lo cierto es que lo indispensable para continuar con la ola de este mood social es mantener los opuestos y, en este caso, la reproducción del estereotipo de ‘lo femenino’ y la liberación del mismo.
Si bien las tendencias del verano 2014 pueden verse obsoletas para 2015, el error fashionista será vestirse demasiado “alegre” cuando el must a adoptar es el sentido común heredado del año que termina, con una gama de colores acorde a la seriedad política, social y cultural del momento. Se requerirá llevar rigurosa sobriedad veraniega, con el uso del blanco cual signo de esperanza o colores vivos con su respectivo toque de actitud. Después de todo, quizá sí haya manera de empatar el presente en los calendarios, no en tiempo y espacio pero sí bajo un contexto común.