Por: Kika Jurado/ @kikajurado
La polémica que ha generado la serie tiene una absoluta justificación. Por una parte, muchos consideran que se trasladó el mismo formato tradicional de la telenovela a una OTT tan popular como Netflix y por la otra se ha defendido que no es igual al ya conocido producto que por más de 50 años se ofrece en televisión abierta.
La confusión radica en que las telenovelas sobreexplotaron por décadas al melodrama, un género narrativo que tiene grandes productos en literatura, cine y televisión. La pregunta es si La Casa de las Flores (2018) de Manolo Caro es un producto que logró evolucionar la manera de contar historias melodramáticas y la respuesta es no.
Aunque las referencias del creador son claramente cinematográficas con un enfoque especial en la estética del cine de Pedro Almodóvar, la serie está llena de clichés que se repiten de su ya gran comparativo telenovelero, si bien el diseño de producción es portentoso y muchas situaciones y diálogos son gratamente divertidos, la narrativa repite las mismas tramas primarias de sus predecesoras y se encasilla con los clichés de siempre como la radicalización de las clases sociales, la sublevación del mirreynatoy las sobre actuaciones que son fórmula básica y efectiva que funciona.
https://www.youtube.com/watch?v=I-z8-ZEiVw0
El plus entonces es que la serie toca temas importantes actuales como las relaciones familiares rotas, las mujeres fuertes y empoderadas, la apertura sexual y la normalización del uso del cannabis, además de que no hay punto de comparación en la hechura que dista mucho de los bajos costos de producción de las telenovelas tradicionales.
Cecilia Suárez, una de las protagonistas de la serie, nos platicó sobre sus puntos de vista con respecto a lo antes mencionado. La popularidad de Paulina de la Mora, su peculiar personaje, la ha convertido en la actriz en boga como en su momento lo fue Oscar Jaenada como el odiado Luisito Rey. El fenómeno del mainstreamy la viralización de las redes sociales la han puesto en el foco del reflector y es tal vez ese motivo por el cual la actriz nos respondió de forma breve, simple y escueta sin ánimos de profundizar en este tema tan interesante.
La Casa de las Flores ha puesto al melodrama en una nueva posición, ¿Qué diferencia hay en esta historia con respecto a cómo se contaban este tipo de narrativas anteriormente?
Los temas son tratados con enorme apertura y hay una importancia en tratar temas de forma incluyente.
El dramedy innovó la forma de contar historias melodramáticas que sobreexponen la vulnerabilidad de las emociones humanas pero con un toque de comedia intrínseco como en “Orange is the New Black” y “Girls”.
¿Es el dramedy una necesidad de innovación o evolución específicamente para el melodrama?
Creo que de alguna forma es una combinación perfecta y efectiva.
¿Es el empoderamiento de las mujeres un recurso de diferenciación con respecto a cómo se mostraban antes los personajes femeninos de antaño?
Manolo se desmarca tajantemente del discurso patriarcal en dónde los personajes para mujeres son completamente pasivos. Él construye personajes femeninos proactivos, pensantes y que tienen injerencia en la acción dramática.
¿Consideras que la audiencia se identifique con esta nueva versión o evolución del melodrama?
Sin duda.
¿Cómo fue el proceso de construcción de tu personaje desde que recibiste el guion?
El personaje fue cambiando conforme fue avanzando el proceso, se fue armando de complejidades, fortalezas y contradicciones.
Los textos estuvieron a cargo de un grupo de guionistas extraordinarios como Gabriel Nuncio y Mara Vargas, pero muchas veces en set hay necesidad de modificar, agregar o quitar líneas, ¿Tuviste esa libertad propositiva?
Manolo siempre nos da libertad de proponer en ese sentido.
Has trabajado con Manolo Caro varias veces en cine pero es la primera vez que hacen una serie, ¿Cambió el proceso de trabajo entre ambos o tu forma de ver su universo creativo?
No realmente.
La Casa de las Flores detalla abiertamente temas de la comunidad LGBTT y es interesante plantear si su popularidad se volverá referente en la manera de contar este tipo de historias, ¿Fue su intención generar consciencia deinclusión?Sobre todo en un mercado conservador y tradicional como el latinoamericano.
Creo que hablar de estos temas ocupa a Manolo Caro y comparto su visión. Es importante tener esa conversación sobre la mesa.
Las OTTs como Netflix nos han moldeado para tener nuevos hábitos de consumo de contenidos, su cartera de opciones es abismal y, aun así, La Casa de las Flores se ha viralizado de manera brutal y esto habla mucho de lo que la audiencia quiere ver y consumir. Este fenómeno es comparable con la cantidad de comedias románticas mexicanas que salen en cartelera cada fin de semana con los mismos excesos y estereotipos;lo interesante es abrir la conversación y entender que la viralizacion y el mainstreamno necesariamente significan contenido de calidad, pero en la mayoría de las veces sí un gran éxito comercial.
La Casa de las Flores es un producto entretenido, con buenos valores de producción pero que dista mucho de ponerse al nivel de grandes dramedys originales de Netflix como Master of None o Glow. Por lo pronto se avecina seguramente una segunda temporada y se augura de nuevo un éxito sin precedentes. “Nunca imaginamos la fuerza que cobraría esta historia. Estamos muy contentos y sobretodo muy agradecidos”, dice Suárez quién interpreta a la controladora hija mayor de una familia sumamente disfuncional que es adicta al Tafil.