WARP magazine #69: Lo que está pasando con los festivales latinoamericanos 

// Por: Linda Cruz

vie 7 noviembre, 2014

Staff WARP

The music festivals engine

¿Recuerdan qué estaban haciendo el sábado 18 del décimo mes de 2008? No todos somos libros de historia pero haciendo un poco de memoria seguro recordarán que fue la primera vez que más de uno vio a Nine Inch Nails en vivo en México. ¿Qué tal el 11 de noviembre de 2006? ¿Sonaba bien The Mars Volta en el Estadio Azteca? Ni hablar de ese día en el que descubrimos la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez buscando un buen lugar para escuchar a The Smashing Pumpkins antes de que Billy Corgan se volviera loco. ¿Qué es lo que más recuerdan de su primer Vive Latino o Corona Capital? ¿Se morían de ganas de que el Heaven & Hell llevara a cabo a 10 minutos de su casa? Independientemente de la música, los festivales son una experiencia tanto para los que acudimos a ellos de manera religiosa como para los cientos de personas que han dedicado tiempo y esfuerzo a que la pasemos bien en estos.

1998: El inicio de la temporada festivalera

El Festival de Rock y Ruedas de Avándaro (1971) estaba planeado como un intermedio musical dentro de las actividades de una carrera de autos [sí, originalmente se trataba de eso] y terminó reuniendo a cerca de 130 mil personas en un fin de semana musicalizado por 11 bandas nacionales. Actualmente festivales como Vive Latino han reunido a cerca de un millón de personas, más de 600 bandas de diferentes latitudes durante cuatro días del año en 15 años de historia.

Las fiestas musicales que se realizan actualmente en México tienen sus orígenes en los conciertos masivos que durante décadas se han llevado a cabo en las preparatorias y las universidades públicas, agrupaciones como La Lupita y La Gusana Ciega convivían en este entorno y, de hecho, formaron parte de un experimento que Jordi Puig, director de un incipiente festival llamado Vive Latino, puso en marcha hace tres lustros. Durante todo este tiempo, el festival ha marcado la pauta para entender el comportamiento del público mexicano y tal vez lo más importante, lo que éste quiere. Más que un espacio para la música, estos eventos se han convertido en un nido de experiencias patrocinadas por marcas que suceden en paralelo.

Aspecto24

El papel de las marcas en un festival

Haciendo memoria rápidamente, hemos estado en festivales presentados o con el nombre de refresqueras, cerveceras, marcas de celulares, de computadoras y hasta de chocolates, sólo por mencionar algunas. ¿Por qué este tipo de eventos se han vuelto el objetivo de las corporaciones para posicionar sus productos? Festivales como Corona Capital o el Indio Emergente son organizados por una productora y llevan el nombre de una marca porque así se vendió el patrocinio (nivel naming); a diferencia de Vive Latino, por ejemplo, que lleva la leyenda de ‘presentado por’ seguido del logotipo de Cerveza Indio para dar a notar a esta marca como la principal.

“La música que escuchas, las bandas que te gustan y los eventos a los que asistes hablan de quién eres, dicen mucho de ti. La mayoría de las marcas de consumo tienen como estrategia generar un vínculo emocional con cierto tipo de consumidores y para ello utilizar herramientas que las presenten como ‘personas’ con los mismos gustos y preferencias”, señala Adriana Sandoval, experta en el tema de patrocinios en festivales musicales.

El platillo principal de cada evento: El cartel

Independientemente de lo que cada promotora reciba por concepto de patrocinios o las experiencias que genere en cada uno de los asistentes, nada de esto sería posible sin contar con materia prima de calidad, es decir, con propuestas musicales por las que realmente querramos pagar por escuchar en vivo. El caso de Hell & Heaven Metal Fest resulta oportuno dado que sobrevivió una cancelación con la fecha de arranque encima, esto gracias a que la gente apoyó el proyecto por el hecho de querer ver a Kiss, Korn y Venom, entre otros muchos.

Actualmente las redes sociales también son un buen termómetro para saber lo que la gente está escuchando, al momento de decidir a quién se invitará y a quien no, a fin de cuentas este tipo de eventos están hecho para que el público disfrute, además de que es esencial checar la agenda de las giras de las bandas extranjeras para cuadrar una presentación.

En el caso del público que esperan en H&H, los organizadores han tomado en cuenta el perfil del metalero mexicano quien “es un poco más cercano al gusto del metalero europeo, entonces de pronto hay bandas que tienen gran éxito en dicho continente que son muy esperadas en México, cosa que no siempre pasa en los carteles americanos […] intentamos en cierta manera lograr un equilibrio entre las bandas provenientes de diferentes países”. comenta Juan Carlos Guerrero quien forma parte del comité organizador de este festival de metal.

Lo que necesita un venue para albergar un festival

Dicen que “dependiendo del sapo es la pedrada”, así que uno de los puntos más importantes al momento de planear un festival es elegir el lugar apropiado en donde éste se llevará a cabo, en este punto intervienen las autoridades de la localidad. Si éstas no están de acuerdo, simplemente no se hace, por lo que ahondaremos en el caso de la edición 2014 de Hell & Heaven que se llevaría a cabo en el municipio de Texcoco, en el Estado de México.

La productora decidió hacer el festival en el recinto en donde se lleva a cabo anualmente la Feria del Caballo que cuenta con una capacidad de más de 100 mil personas: “vimos que tenía la capacidad de albergar un festival del tamaño del Hell & Heaven, fuimos a la presidencia municipal, conocimos a la presidenta, nos abrió las puertas, nos dieron todas las facilidades, tuvimos varias reuniones de trabajo y estamos trabajando normalmente como lo hacemos año con año, hasta que entró Protección Civil”, comenta Juan Carlos Guerrero. Protección Civil hizo sus observaciones, mismas que siempre son entregadas a quien realizará el evento para que las subsane, “en esta ocasión se publicaron en medios nacionales, que no se podía hacer el festival porque faltaba esto y esto. Estábamos a tiempo de hacer las adecuaciones necesarias en el lugar pero en vez de darnos tiempo  nos mandaron un equipo de cien granaderos para cerrar el lugar y detener los trabajos que teníamos de producción y montaje”.

A principios de 2013, OCESA/CIE también se enfrentó a problemas relacionados con las autoridades, quienes aseguraban que la productora había rebasado el límite de asistentes que podría albergar el Foro Sol y el Autódromo de los Hermanos Rodríguez durante la edición 2012 del Corona Capital.

Las autoridades de la delegación Iztacalco clausurarían estos inmuebles alegando que la Operadora de Centros de Espectáculos (OCESA) había sobrevendido el festival, dando acceso a 42 mil personas siendo que tenía permitido que lo hicieran 10 mil. La empresa promovió un amparo que fue rechazado por el juez Tercero en Materia Administrativa, a pesar de ello ambos venues siguieron funcionando de manera normal hasta la fecha.

IMG_8874

¿Qué pasa con otros festivales en Latinoamérica?

Distintos países de latinoamericanos están despertando al ritmo de las bandas emergentes y al hecho de que franquicias como Lollapalooza decidieran traer su producción a tierras sudamericanas, tal es el caso de Brasil, Argentina y Chile en donde headliners internacionales conviven en el mismo line-up con propuestas locales.

Estereo Picnic es un festival que desde hace cinco años se lleva a cabo en Bogotá, Colombia, evidentemente el público es diferente con relación al mexicano así que la labor de consolidarse ha sido diferente en comparación a los casos que conocemos en nuestro país. Philippe Siegenthaler forma parte del equipo que hace posible esta fiesta musical de tres días que este año tuvo como actos principales a Red Hot Chili Peppers, Nine Inch Nails, Phoenix, Pixies y Zoé, entre muchos otros. Él asegura que el camino para llegar hasta este punto también ha tenido qué ver con “entender a la ciudad, al público, crecer nosotros mismos como curadores y como bookers en torno a una confianza que se tiene que generar con el talento, ha sido una avalancha de trabajo que se juntó en el cartel del Estereo Picnic de este año”.

Colombia tiene a Rock al Parque, pero Philippe comenta que a pesar de ello, el público de dicho país está empezando a reaccionar ante la cultura de los festivales, “no es un mercado de venta de boletos en torno a la música muy acostumbrado a los festivales, hay todavía un reto muy grande: el de hacerle entender a la gente lo que significa un festival, que no sólo es una experiencia musical, sino que va más allá de la música”.

Otro caso destacable es el esfuerzo que se está haciendo en Chile para tener opciones como el festival Primavera Fauna, que se llevará a cabo a fines de este mes con un cartel que si bien tiene cabezas como las de Estereo Picnic, destaca por su curaduría enfocada a proyectos independientes.

En Chile, la situación de las promotoras independientes no es muy distinta al de las mexicanas, afirma Roberto Parra, parte del comité organizador de esta producción, quien asegura que para ellos es complicado armar un festival porque deben competir con monstruos del entretenimiento con mayores recursos e infraestructura. “Costó mucho porque somos el equipo justo para que el festival salga bien. Nuestra principal satisfacción, por ejemplo, el año pasado, fue lograr una buena producción y una buena experiencia dentro del festival para el público”.

Partiendo de la experiencia que tuvieron al llevar a Pulp por primera vez a aquel país, Roberto expresa que esto los hizo madurar muy rápido afirmando que la gente que organiza festivales debe preocuparse por “añadir experiencias al hecho de escuchar música, sin esta mezcla creo que no se logra nada”.