Lugar de Origen: Cataluña, España
Año de Fundación: 1977
Miembros: José María López Sanfeliu (Kiko Veneno).
En el mundo de la música existen sabios andantes del camino que conocen el número exacto de dedos que tienen en la frente y no hay manera alguna de verles la cara. Saben muy bien lo que les gusta, lo que odian y aquello que –de plano- está fuera de sus intereses un lunes al atardecer. Kiko Veneno, la leyenda española, pertenece a esa clase a la que sólo se accede con cientos de miles de horas vuelo. Y uno puede ver todas sus entrevistas a disposición para creer que le conoce; pero no es hasta que se habla con él que te das cuenta de que es un hombre de feeling… Alguien que valora la energía del momento.
“¿No cree usted que esa es una pregunta demasiado fuerte para comenzar? Así va a ser difícil entrar en confianza, eh (risas). Además me puedo pasar horas en esa respuesta. Yo le propongo que primero hablemos de música y después nos involucremos en la osada labor de diseccionar la vida’’.
Me responde en tono cordial, luego de intentar abrir el diálogo con una pregunta en la que buscaba saber sus aprendizajes en medio de esta vorágine de cuestionamientos y replanteamientos sociales que el mundo vive de un lustro para acá.
No veo su expresión facial porque Kiko se ha resistido al monopolio comunicacional de las videollamadas. Todavía le tiene fe al poder de la voz y con ese tono desenfadado aligera la conversación pese a mi traspié. Y seguimos…
‘’Desde que empezó la pandemia me la he pasado en mi casa en la playa. Decir que sufrí estos meses sería una falta de respeto para con las personas que verdaderamente adolecieron pérdidas de todos tipos. El personal de salud… Los del servicio de limpieza… Esos son los verdaderos ídolos. A mi me sirvió para tomarme todo con calma. Componer, grabar y producir en casa –sin prisas- te permite ser más meticuloso’’.
Ya pasaron 44 años desde que se juntó con los hermanos Raimundo y Rafael Amador para armar Veneno y ese álbum homónimo tan fundamental para la música popular española. Kiko nunca paró y ahora son poco más de cuatro décadas a ritmo de publicar un disco nuevo casi cada tres años, y el apetito por hacer lo que más le gusta sigue voraz.
Particularmente los últimos dos son una mirada contrastante de su sentir respecto al mundo que le rodea: Sombrero Roto y Hambre. Uno más optimista y el otro más reflexivo, uno más festivo y el otro más crudo; uno más cálido y el otro más cínico.
‘’Lo que más me duele es no saber lo que me duele. Y Hambre va de eso: los días en los que te despiertas mirando al techo y sientes un hueco que te atraviesa el cuerpo. Te duelen las dudas y te duelen las certezas. Uno cree que con el paso del tiempo esos días van a irse; sin embargo, a mis 69 ya entendí que estamos condenados a sufrirlos hasta el último día de nuestras vidas’’.
Hay un tema inevitable y es el de su participación en la obra maestra de C. Tangana: El Madrileño (2021). Más allá de la interacción evidente entre dos generaciones de artistas aparentemente tan lejanas, Don Kiko rescata lo que el álbum de ‘’Puchito’’ puede ocasionar para los hábitos de consumo de la música:
‘’No me gusta esto de las plataformas digitales ni aquello de los algoritmos; y creo que lo valioso de lo que hizo este chaval Tangana es que creó una pieza contracultural: ¿Quién iba a imaginar que un disco con fandangos, corridos y salsa lograría que los jóvenes regresaran al hábito de escuchar álbumes completos? Quizá por ahí es un halo de esperanza para todos los demás’’.
El Madrileño (2021) ya tenía impacto por sí mismo pero su reinterpretación en las sesiones de Tiny Desk producidas por NPR Music potenció su alcance hacia un público fuera del cautivo de C. Tangana. El concepto de la sobremesa planteado en dicho video homenajea el placer de sentarse con nuestra gente a beber y cantar las canciones que amamos. Otros artistas españoles se pronunciaron al respecto y Kiko no perdió oportunidad para matizar desde su experiencia:
‘’Es probable que varios de los momentos más lúcidos de mi vida artística los haya tenido en una fiesta; aunque no se puede aspirar a que todos sean así. A veces sólo hay que dejarse ir, sin preocuparse de la guitarra o los versos. También me gusta componer en la calma del desayuno, en la soledad de la ventana que da al mar’’.
La conversación está destinada a ser corta y, antes de que se acaben nuestros quince minutos, hago labor por tocar su corazón verdiblanco. Y es que en su pueblo, a Kiko Veneno -como él mismo ha dicho en otros espacios- algunos lo conocen primero como hincha del Betis y después como músico. En esa posición de señorón del Benito Villamarín, emite su juicio sobre los mexicanos Andrés Guardado y Diego Lainez:
‘’A Andrés lo aprecio mucho por todo lo que nos ha dado. Cuando se vaya del club al final de la temporada estoy seguro que se despedirá como leyenda del Betis. Y de Diego estamos esperando que exprese esas condiciones de fenómeno que nos ha enseñado a cuenta gotas… Necesitamos que lo haga’’.
Kiko Veneno se despide con soltura, sin preocupaciones. Donde yo dude, él no. Y así acabó esta entrevista.