//Por: Carolina Barragán
La Basílica de San Marcos es una de las catedrales más bonitas de Europa y del mundo. Es el fruto de diferentes estilos, y conserva aspectos tan orientales que pueden dejar atónitos a los turistas por su particularidad y esplendor. El edificio actual es el resultado de una larga historia que empieza en el año 828, cuando dos mercaderes robaron el cuerpo de San Marcos de la Tumba de Alejandría y lo trajeron a Venecia para donárselo al duque; que ahora son el símbolo de Venecia y sus mil años de historia.
Para acoger los restos del Santo, (protector de la ciudad), construyeron una iglesia siguiendo el modelo de la basílica de los Doce Apóstoles de Constantinopla, que fue destruida y reconstruida 3 veces, la tercera es la más espectacular, que representa el poder de la próspera República Veneciana, la actual Basílica de San Marcos. Fue construida respetando el modelo de dos basílicas de la antigua ciudad imperial de Bizancio, con una planta central con forma de cruz griega, con cinco grandes cúpulas y una particular mezcla de arte antiguo y oriental, rica en columnas, cornisas y capiteles traídos desde Constantinopla y se caracterizaba por un lenguaje Románico, especialmente en las paredes de ladrillo.
En 1807 fue nombrada catedral de la ciudad. La imponencia de la basílica y su riqueza decorativa representan la postura independiente de Venecia y su autonomía respecto a la Iglesia de Roma.
La Basílica de San Marcos se encuentra en la plaza del mismo nombre, la más importante de Venecia, Italia e importante punto turístico, está acompañada por el Palacio Ducal y el Campanario que se erige a un lado y al frente tiene la Fábrica Nuova, edificio hecho por iniciativa de Napoleón. Cercana a la laguna, en el punto más bajo de la ciudad, la plaza es una de las primeras zonas que sufre la marea alta, en estas ocasiones, se puede cruzar gracias a unas pasarelas que se montan. La Basílica de San Marcos, el Palacio Ducal, los famosos cafés y las elegantes tiendas, hacen que esta plaza sea de lo más especial.
Siguiendo los principios de la arquitectura religiosa bizantina, San Marcos, también cumple con el principio de la bipartición en la zona de terreno, suelo y paredes, y en la parte celestial, con techos abovedados y cúpulas. Propósito y función son subrayados por los diferentes materiales utilizados para cubrir la mampostería, la parte superior del edificio tiene una sorprendente connotación metafísica y celestial debido a la luz producida por las teselas de vidrio de color o de pan de oro, que simboliza la luz del paraíso, mientras que en la zona baja destaca lo terrenal con la solidez de los mármoles de las paredes, ricos en colores y los signos geométricos del suelo pero sobre todo destaca el color dorado en su interior.
El complejo de mosaicos en San Marcos se convierte en ciertos temas iconográficos, tiene una superficie de más de 8000 metros cuadrados, principalmente ilustrando los temas bíblicos del Antiguo Testamento en el atrio y el Nuevo Testamento en el interior de la Iglesia. Cuenta con más de 4,000 metros cuadrados de mosaicos, algunos datan de principios del siglo XIII y representan escenas del Nuevo Testamento.
El suelo de la iglesia de San Marcos es una alfombra de mármol repartido en no menos de 2099 metros cuadrados, incluye “opus sectile”, obtenido mediante la fijación de piezas de mármol de diferentes tamaños y colores para crear formas geométricas variadas y el “opus tessellatum” que consiste en unir pequeñas piezas de mármol o vidrio para crear motivos florales o figuras de animales, con un claro predominio de la primera técnica.
La piedra preciosa que se utilizó era el pórfido rojo, vinculado a la simbología imperial del período de la antigüedad tardía asociada al color púrpura. En el período en que los venecianos construyeron San Marcos, el morado, y por lo tanto el pórfido, estaban vinculados al poderoso imperio y a la simbología divina propia del Imperio Bizantino. A veces, cuando no se disponía de pórfido, se utilizó mármol Iassense, color rojo oscuro con vetas blancas que se empleó en los revestimientos de paredes, pero con una única intención decorativa.
En su exterior, hay que observar atentamente los cuatro caballos de San Marcos encima de la puerta central, los bajorrelieves de la arquería central, los mosaicos de la fachada, los del Baptisterio y los Tetrarcas, mientras que dentro destacan el retablo de oro, el Tesoro, los mosaicos del atrio y las cúpulas de la Ascensión y de Pentecostés.
La fachada, en la cual se abren cinco pórticos, está decorada con espléndidos mármoles y mosaicos y dividida en dos secciones por una terraza en la que se apoyan los” Quattro Cavalli” (cuatro caballos) de cobre dorado, enviados desde Constantinopla al Duque Enrico Dandolo en 1204. Los caballos expuestos en la fachada son copia de los originales que se guardan en el interior, la organización geométrica es regular y el posicionamiento se atiene a los principios de simetría, en todo lo posible, la planta, en forma de cruz griega, es rica en pinturas y esculturas. El atrio está decorado con mosaicos que explican la historia de la Biblia.
La torre, de función incierta se transformó con la creación de la tercera iglesia de San Marcos, y está conectada internamente a la iglesia y con las paredes del edificio incorporado en la cabecera del brazo sur del crucero. Hoy en día alberga el tesoro y el Santuario con las reliquias, debajo del presbiterio y las capillas laterales se encuentra la cripta, tres naves con ábside, la antigua vivienda de la capilla que durante siglos ha sido el depositario del cuerpo de San Marcos.
El retablo del altar mayor de San Marcos, “la Pala de Oro”, es universalmente considerado como la expresión más preciosa y refinada del genio Bizantino y el culto a la luz, esta última entendida como la elevación del hombre hacia Dios. Este altar contiene las reliquias del evangelista a la vez que lo glorifica.
El campanario de San Marcos es una imponente torre de planta cuadrada de 99 metros de altura, coronado por una aguja que una vez fue un faro para la navegación. Es el prototipo de todos los campanarios de la zona de la laguna, fue construido por primera vez en el siglo XII y reconstruido a su forma actual a principios del siglo XVI con la adición de un campanario con aguja de cobre y rematado por una especie de plataforma giratoria con un estatua del arcángel Gabriel, que funcionaba como una veleta.
De las cinco campanas originales sólo se conserva la mayor; las otras, que han sido sustituidas, fueron destruidas cuando la torre se derrumbó en 1902. Contra la base del campanario está el balcón construido por Jacopo Sansovino entre 1537 y 1549 y decorado con mármoles y bronces.