#TIOM: ‘Ghostlawns’ (2002) – Antipop Consortium

// Por: Staff

vie 11 septiembre, 2015

 

Por: Santiago GonzalezCragnolino

AntipopConsortium es una banda de rap surgida del underground neoyorquino, que goza de prestigio entre los críticos especializados y que tiene un obvio atractivo desde su excentricidad. Grabaron, por ejemplo, un tema a partir del sample de una pelotita de ping pong (la canción se llama, sin muchas vueltas, ‘Ping pong’). También llamaron la atención de dos sellos exquisitos, cuando no snobs, como Warp (Inglaterra) y ThirstyEar (Estados Unidos).

Mientras escuchaba ‘Ghostlawns’ pensaba que son un grupo de hip hop para gente que le gusta Radiohead. Resulta que esa ocurrencia no es muy original ya que lo mismo había pensado la banda inglesa cuando los invitó en 2002 a ser parte de su gira mundial. Se entiende la afinidad de ambos grupos cuando uno escucha por ejemplo los teclados que aparecen y desaparecen, que pasan del primer plano al fondo con precisión quirúrgica a lo largo de ‘Ghostlawns’. La frialdad cibernética de ciertos sonidos parece salida de la paleta característica de “Kid A” (2000) / “Amnesiac” (2001), el período electrónico de los ingleses; pero AntipopConsortium parte desde el hip hop. A lo largo de la canción, unas coristas femeninas repiten clichés pop (tonight, alright) pero enajenadas. Digamos que podrían ser las coristas de Ol’ DirtyBastard, pero aisladas con un programa de edición e injertadas en la canción de Antipop a la manera de un sample. Una apropiación y un viaje del polo más popular y callejero del hip hop hacia su extremo opuesto, intelectual y con pretensiones avantgarde.

Hay mucho para escuchar, de hecho dan vuelta la fórmula clásica del rap: los sonidos, lejos de ponerse en función de la voz, compiten por la atención del oyente. Ciertas frases quedan colgando en el aire y se superponen con el fraseo del mismo rapero que las enunciaba sólo unos segundos atrás, para convertirse en distintas capas de la canción, que son varias. Todas ellas generan un estado de trance y, al igual que un mantra, no importa tanto lo que se dice sino el efecto hipnótico de las vibraciones que sacuden el aire y llegan a nuestros oídos como música. A modo de hipnosis ‘Ghostlawns’ funciona a la perfección.

Para confirmar que los Antipop son un grupo de rap a contracorriente, en medio de la canción meten un solo. Para reconfirmar su extravagancia, el instrumento elegido suena al teclado de un teléfono marcando una llamada. Por más que probablemente haya tenido una intención más solemne, la decisión de poner ese solo telefónico en uno de sus singles es un chiste genial.