El siguiente gran paso en los diferentes pero muy correspondientes mundos de la música, el arte y el entretenimiento, es el de las exhibiciones. A partir de recientes retrospectivas de grandes nombres como David Bowie y The Rolling Stones, los esfuerzos de varios promotores en el mundo entero, se enfocan a procesos curatoriales, museográficos y logísticos para ofrecer al público, exposiciones de gran calibre, acerca de leyendas de la música, que logran captar el interés de varias generaciones interesadas en la cultura popular.
La más reciente en un plano mainstream es sin duda la de Pink Floyd en el Victoria and Albert Museum en Londres, Inglaterra. Se trata de la primer gran exhibición internacional de la banda que fue pionera en contar historias a través de sus discos, además de una gran influencia en la experimentación y la improvisación en sus grabaciones en sus shows en vivo, con innumerables aportaciones en el diseño y la tecnología aplicados a los mismos.
Han pasado 53 años para que un homenaje de este calibre llegue a un museo de este calibre, luego de que durante mucho tiempo, los secretos más profundos de la filosofía de Floyd, fueron objeto de rumores y teorías acerca de su sonido, sus conciertos e incluso sus integrantes, con nueve configuraciones distintas en su alineación.
WARP estuvo presente dentro de esta retrospectiva de la banda, la cual fue titulada ‘Their Mortal Remains’ y podemos decir que el viaje audiovisual compuesto por los únicos y extraordinarios mundos de Pink Floyd. Desde su álbum debut, The Piper at the Gates of Dawn (1967), hasta el presente.
Salas enteras dedicadas a dar un repaso a su carrera musical, a los influyentes diseños que inmortalizaron sus portadas, y a los elementos escénicos que los convirtieron en uno de los actos cuyo performance ha sido de los más impresionantes de la historia.
Más de 350 artefactos que incluyen material nunca antes visto presentado en conjunto con la sorprendente colección de arte, diseño y arquitectura de V&A, del cual su director, Martin Roth, declaró:
“Victoria and Albert Museum está listo para exhibir el trabajo de una banda que es tan reconocida por su imaginario visual, como por su música. Pink Floyd tuvo un impresionante protagonismo dentro de la historia del diseño y la creatividad británica. Junto a su extraordinaria música, ellos han sido por más de cinco décadas pioneros en unir sonido y visión; desde sus primeras presentaciones en los años 60 con shows de luces experimentales, hasta sus interpretaciones dentro de estadios de rock”
Lo primero que ves al entrar al museo es una cita de John Peel reconociendo el legendario anonimato con el cual la banda siempre estuvo interesada: “Pudieron haberse unido a la audiencia de alguno de sus conciertos sin ser reconocidos”. Esto es un punto diferenciador entre el discurso de esta exposición y la pasada gran producción que se mantuvo en el V&A: David Bowie Is, la cual se mantuvo durante el 2013 recibiendo a sus invitados con la famosa cara de Ziggy Stardust en la entrada.
Pink Floyd era diferente, no importaba que su entonces frontman Syd Barrett fuera tan fotogénico como una estrella pop; su interés siempre fue crear una banda que no fuera reconocida por el rostro de sus integrantes, si no por su imaginario. Sin embargo; sin importar esto, la banda tuvo un breve momento de estrellato pop en el verano del 67, una etapa repleta de apariciones en Top of the Pops y en revistas para adolescentes. Varios testimonios de amigos y conocidos reconocieron a esta transición como uno de los elementos responsables de la depresión de Barrett, misma que terminó con su salud mental.
Tras el despido de Syd, los medios ingleses y el público en general, parecían dar a Pink Floyd por muerto pero por fortuna llegó David Gilmour para remplazarlo con todos los ingredientes necesarios para que la música de la banda sobresaliera….y lo hizo.
Su obra maestra llegó con The Dark Side Of The Moon (1973). La imagen creada por el miembro de Hipgnosis , George Hardie, para representar al disco se convirtió desde su lanzamiento en una obra de devoción; un icónico diseño que a 44 años de su lanzamiento sigue siendo uno de los objetos más reconocibles dentro de la cultura pop. Es esta importancia la razón por la cual hay toda una sala dedicada a darle honores a la imagen del prisma y los colores.
Lo sorprendente es que los siguientes diseños que Hipgnosis creó para Pink Floyd fueron relativamente igual de icónicos: de la fotografía de los dos oficinistas dándose la mano del disco Wish You Were Here (1975) al cerdo flotante de Animals (1977).
Otro de los espacios dentro del museo está dedicado a la escenografía que la banda utilizó durante su etapa promocionando a The Wall (1979). Las caricaturas creadas por Gerald Scarfe son proyectadas sobre una pared de más de 40 pies de altura formada con grandes ladrillos de cartón, tal cual lo hacían en sus conciertos.
La última pared de la exhibición está destinada a presentar la playera de Johnny Rotten, quien con Sex Pistols fue alguna vez compañero de sello discográfico de Pink Floyd, que dice: “I Hate Pink Floyd”
La exhibición marca la primera colaboración en décadas de los miembros sobrevivientes de Pink Floyd y es promovido por Michael Cohl y por Iconic Enterainment Sturios.
Ha estado abierta desde el 13 de Mayo del 2017 y cerrará el 1 de Octubre.