// Por: Staff
mar 18 abril, 2017
//Por: Santiago Rodríguez
Normalmente, el fotógrafo purasangre se hace. A veces, nace. Pero para todos se convierte en un estilo de vida. Es muy fácil identificar a estos curiosos especímenes que no paran de observar la realidad, que caminan, se detienen, miran como ardillas, toman una foto, siguen caminando. Para el ojo educado, pocas señales bastan para identificar a estos seres consagrados a las cámaras; los re-interpretadores de la realidad, les dicen.
Estos son algunos de los puntos que permean por completo la vida de un fotógrafo. Al fin y al cabo, como con cualquier vocación, uno es fotógrafo hasta durmiendo.
- Empiezas a fijarte en la composición de las fotos que te mandan, y juzgas el flashazo en el espejo del baño.
- Te hartas de escuchar “qué buenas fotos hace esa cámara”.
- Al irte de viaje, se te olvida antes empacar la ropa interior que las tarjetas de memoria (y aparecen tarjetas de memoria hasta debajo de las latas de refresco).
- Piensas que “modo automático” es sólo para los coches.
- Eres parte de otra cultura de dichos populares: “Nada es verdad ni es mentira, todo depende de la distancia focal con que se mira”; “El pasto siempre es más verde si subes la saturación”.
- Ya no ves caminos o cables, sino puntos de fuga.
- Un lugar es bueno siempre que tenga suficiente luz.
- Nadie puede tocar tu cámara si antes no se cuelga la cinta al cuello; es más importante que el cinturón de seguridad.
- Interpretas el histograma mejor que un psicólogo la prueba de Rorschach.
- Haces más reales tus estándares de belleza porque sabes que existe la magia de la posproducción.
- Tus amigos te piden trabajos de diseñador gráfico y sólo sabes usar el 10% de las herramientas de Photoshop.
- Ves imágenes sensuales y primero te fijas en el tiempo que se te iría editando la foto y en los puntos donde se les quemó la foto.
- Todo espacio puede usar un poco más de minimalismo.
- Amas las fotos, pero dejas de tener fotos tuyas en todos lados y empiezan a abundar las de amigos, animales, árboles, calles, cafés tradicionales, gente caminando…
- Babeas viendo catálogos de lentes, cámaras y gadgets como si estuvieras viendo una revista porno.
- Usas el flash integrado de la cámara sólo para buscar tu celular.
- Cuando conoces gente, de inmediato les pones una cuadrícula imaginaria para medirlos según la regla de tercios.
- “Fotógrafo atrae a otros fotógrafos” y comienzas a rodearte de fotógrafos que salen hasta detrás de los semáforos.
- Tus ídolos comienzan a ser del Explorers Club de NatGeo o de Magnum.