Por Mario Yaír T.S.
Entre el 14 y el 20 de enero de 1995, se presentaron los Rolling Stones en México como parte de la gira promocional de su disco, Voodoo Lounge (1994). Sin embargo pocos saben que aquella presentación dejó plasmado un templo mexicano en uno de sus videos musicales y a la empresa OCESA al borde de la quiebra.
Todo comenzó en 1994 cuando la banda anunció una gira mundial con México como escala. ¿Qué se decía en aquel entonces? Nada que no se haya dicho antes. Aunque la polémica de Madonna y de otros grupos de Rock & Roll, que pervertirían las mentes jóvenes, habían quedado atrás, esta vez el asunto era político.
El concierto programado para los primeros días de enero coincidía con el cambio de gobierno de Salinas a Zedillo. OCESA fue la empresa encargada de traerlos y gestionar su presentación en el Estadio Olímpico de CU, pero el patronato universitario negó la presentación. Fue el representante de la banda quien envió una carta a la presidencia diciendo que cancelarían, no solo por la falta de un foro sino porque los gobiernos no respondían los permisos.
Carlos Salinas de Gortari tuvo que hablar con los regentes de la ciudad y con el propio equipo de Zedillo para que este aprobara el concierto y legitimara la apertura de su gobierno. Solo con los permisos en mano, OCESA pudo restaurar el Autódromo Hermanos Rodríguez para la presentación. Y mientras los políticos hacían su movimiento, la prensa criticaba a los Stones, pues no los creían capaces de dar un buen espectáculo con sus avanzadas edades. No por nada Mick Jagger prefirió cortar la entrevista a tan solo 15 minutos de comenzar.
Lo que OCESA no esperaba era que con la llegada de 1995, también vendría la peor devaluación de la moneda. Con el contrato firmado, la cantidad que debieron pagar a la banda se triplicó dejando a la empresa al borde de la quiebra. Poco importó a los Stones quienes desde el 9 de enero se daban cita desde temprano en un estacionamiento cercano a la Cámara de Diputados.
La camarilla política convenció a la banda de grabar uno de sus videos musicales en un templo abandonado al otro lado de la cuadra. Es el viejo Hospital para Leprosos de San Lázaro y que el tiempo que duró la colocación de escenario en el autódromo, aprovechó la banda para usarlo como escenario de la canción ‘I Go Wild’. Sin mencionar que en el Papalote Museo del Niño se proyectaba en la pantalla IMAX un documental sobre ellos.
-“Noche de fastuoso lucimiento, una fantasía hollywoodense posmoderna”-, mencionó PROCESO sobre el concierto. Caifanes fue la banda elegida para telonear y al poco rato, inició la presentación de rock más teatral que había visto el país. Títeres monumentales, 1200 focos en un ciclorama, fuegos artificiales. El show había sido un éxito con localidades agotadas en el último momento, aun con la crisis que empezaba.
Desde entonces los Rolling Stones han vuelto más de una vez, y aunque la prensa sigue haciendo burla de -“si habrá sillas para los espectadores viejitos”-, ningún concierto será tan memorable como aquel que dejó plasmado un templo mexicano abandonado en uno de sus videos musicales.