El entender el impacto de lo que es Facebook es cada vez más intrigante, más que nunca se siente pertinente el estatus de esta red social y ya hace mucho que acabó el subestimar cual es el impacto de las redes sociales. Para bien o para mal, Facebook sigue teniendo una influencia definitiva sobre el mundo real.
La imagen de Mark Zuckerberg ante un congreso, el caso Cambrige Analytica, los fake news, el rol de redes en la Primavera Árabe, todos mostraron a Facebook como políticamente competente y peligrosamente indisciplinado. La privacidad, su relación con los Ads, la constante pelea con definir que es “contenido apto” y el abuso por parte de usuarios han hecho a Facebook un cómplice, víctima y victimario. Estos casos han sido los cruciales en darle al fin, la seriedad debida a lo que pasa dentro de la red, tanto por usuarios como por la empresa. Toda nuestra socialización se define en este espacio.
Es también importante contextualizar esto por sus usuarios, pues desde 2015 las generaciones más jóvenes, específicamente debajo de los 25 años, han abandonado la red social en lo que algunos creen se debe al “avejentamiento” de los usuarios, otros a la la falta de privacidad y una simple búsqueda por la novedad.
La mayoría de los usuarios son hechos por grupos de edad de 25-34 representando el 24.4 por ciento y de los 35-54 años siendo el 31.1 por ciento. Demográficamente es claro que los usuarios de la red dentro de estas edades se encuentran bien acoplados en contraste a la deserción de los jóvenes.
¿Qué satisface fundamentalmente esta red? El sitio funge como una especie de base en la Internet. Las razones por cuales son la primera app o sitio en abrir, son reflejo de un centro de comunicación y contenido estandarizado. Tu comunicación con tu directorio de contactos acumulados, una extensión biográfica de tu vida y un digest del contenido que has curado.
No es novedad tampoco que la gente de todas edades ha recurrido a la disidencia de las redes sociales y hasta se ha nombrado la ansiedad que causa dejarlas, el famoso FOMO (Fear of Missing Out). Pero Facebook agudiza esta situación aún más, pues como canal informativo ha perdido terreno por su dilución en calidad, pero no ha aflojado a sus potenciales disidentes por el miedo a perder contacto con personas cuyo único acceso es a través de red, además no tener dónde auto-publicar nuestro contenido.
De alguna manera, Facebook es la forma en la que nos “ponemos al tanto” con nuestros contactos de segundo plano. Una situación donde Facebook incluso posee nuestra comunicación más directa e íntima en la forma de WhatsApp. Es también un vehículo suficientemente personal para que un particular comunique “esto es lo que hago, véanlo”.
Otro de los factores que hacen de Facebook difícil de dejar, es el tema laboral. Quizá la demografía de estos usuarios se acota pero hoy la herramienta es esencial para cumplir trabajos modernos como los de Community Management, Marketing Digital o incluso simple comunicación organizacional.
En el aspecto comercial, es un canal directo y clave para la publicidad y mercadeo. El actual sistema de Ads de Facebook es uno de los más desarrollados y favorito de publicistas. Relativamente barato y de gran alcance. El mejor reflejo de la seriedad de este impacto, el ajuste de marcas por promocionar y atender a sus consumidores por este medio. Incluso en la informalidad de algunos grupos de usuarios del marketplace de Facebook, las comunidades operan y hacen uso serio de estas redes.
A diferencia de redes como Twitter o Instagram, Facebook ha encontrado un conjunto de factores que la hacen imposible de ignorar. Su alcance, el grado de distancia entre páginas y usuarios, la permanencia, todos debatibles en su funcionalidad pero indiscutibles en su uso.
El famoso (ahora cambiado) mission statement de “dar a las personas el poder de compartir y hacer que el mundo sea más abierto y conectado” se ha logrado. Mark Zuckerberg ha hecho de su “reto personal” para el 2019 debatir en una serie de conferencias públicas el rol de Facebook en la sociedad. Algo que él mismo acepta ha cambiado y se cuestiona constantemente ante el panorama actual. De esta manera, la profundidad del uso de Facebook engrandece su irrefutable impacto social, pero existe en ciclo vicioso donde aunque se desea escapar hace casi imposible la huida.