El mundo de la experiencia parte de los sentidos que son los que brindan la posibilidad de comunicación con el entorno, recibir información, analizarla y poder actuar con ella. Son los sentidos activadores del cerebro, y cuanto más perceptible es una persona con el mundo que le rodea, reconoce, en mayor medida, la capacidad sensorial del cuerpo humano y la adquisición del conocimiento mismo.
Joseph Gevaert, profesor de filosofía, determinó en El problema del hombre que la filosofía del conocimiento tiene un objetivo claro: estudiar de manera crítica “la validez, alcance y límites del conocimiento humano para establecer el valor de su verdad”, este conocimiento emana directamente del mundo de la experiencia, lo cual dirige al punto donde coexiste y convergen mente y realidad: sensación y percepción.
En ese sentido, precisa la siguiente pregunta: ¿sensación y percepción es la base del conocimiento con el mundo externo? De acuerdo con importantes investigaciones que el departamento de Neurociencias de la UNAM ha realizado, Y diversos análisis filosóficos, junto con la toma de decisiones, se conoce que la base para la construcción del conocimiento es la memoria, el control motriz, las emociones y el lenguaje.
Se estima que el ser humano recibe alrededor del 85% de infomación mediante el canal visual y se realiza a una celeridad considerable. En ese sentido, es preciso mencionar que el mundo contemporáneo está marcado por una sobreproducción y consumo de imágenes, mismos que constituyen ya como una cultura visual.
La velocidad con la que se reproducen imágenes, saturan la capacidad humana de interpretar, discernir o valorar, esto inhabilita la destreza natural de asimilar el contenido y analizarlo desde una mirada crítica. Es decir, aceptamos imágenes indiscriminadamente.
Ante esta densificación de lo icónico-verbal, se plantea el concepto ruido visual, mismo que se le atribuye a la sobreexposición del entramado visual. En tal sentido, se ha intentado visibilizar ciertas problemáticas a las que se enfrenta esta sociedad, caracterizada por un visuocentrismo y reiteración de contenidos a través de las trasformaciones tecnológicas.
Ary Ehrennberg, artista visual por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, reconoce que la evolución tecnológica y en específico, la realidad virtual, a través de la simulación de sentidos, ha ayudado a comprenderlos como los sensores más directos y conscientes a base de la utilidad que tienen en el desenvolvimiento y descubrimiento del mundo moderno. Cosa que no sucedía en épocas más antiguas donde la hegemonía de lo visual no era tan rígida o tan fuerte.
Estamos, por tanto, inmersos en un desarrollo donde las tecnologías pueden simular la vista de una manera impresionante a través de la ficción y permite experimentar una suspensión de la incredulidad, cuya ejecución ha presentado cierta dificultad a medida que la apariencia y detalles son más realistas.
Existe entonces, un proceso de engaño de los sentidos que emana de la representación de la realidad más nítida, cercana y precisa que es interpretada a través de la perspectiva.
En ese sentido, César Campos, asistente de Gestión del Laboratorio de Inmersión, emprendido por Fundación BBVA destaca que la realidad virtual se trata de experimentos, tanto en la ciencia como en el arte, que tienen que ver con encontrar aquellas coordenadas donde el cuerpo y la tecnología coexisten de tal manera que cuestionamos lo que somos y lo que concebimos como realidad, también dónde nos encontramos inmersos con otros cuerpos.
Se trata de comprender al cuerpo como reunión de canales, es decir, un sistema complejo de experiencias que puede también ser un lienzo donde se precisa cuestionar, ¿qué pasa cuando se suspende un canal sensorial?
Juhani Pallasmaa, arquitecto y ex-profesor quien, a través de su obre y diversos ensayos que ha publicado, pretende crear una arquitectura más sensible tanto para el hombre como para la ciudad, habla de lo que está fuera de foco y propone: “lo que tiene más importancia es lo que está fuera de foco”. Hay que atender, por tanto, esas barreras sensoriales que han sido blureadas.