Cuando gritar tu amor a Jesucristo se convirtió en lo más punk, una retrospectiva a In The Aeroplane Over The Sea de Neutral Milk Hotel

// Por: Oscar Adame

jue 25 marzo, 2021

“Te amo Jesucristo. Jesucristo, te amo. Así es, te amo de verdad”, repite entre gritos, de forma maniática, el cantautor Jeff Mangum en el coro de ‘The King Of Carrot Flowers, Pt. Two & Three’, segunda pieza del segundo y último álbum de estudio de su agrupación Neutral Milk Hotel, In The Aeroplane Over The Sea (1998), misma que lo llevó a ser reconocido como uno de los compositores más aclamados de su generación y que posteriormente lo posicionó como uno de los auteurs más misteriosos en la historia de la música.

Una línea bastante extraña y estereotípicamente -poco cool- para el público que terminó por apreciarla que, sin embargo, forma parte de uno de los álbumes más influyentes en la historia de lo que conocemos como indie-rock y que ha generado un culto quasi-religioso (irónicamente) tanto en las comunidades de los melómanos más conocedores, como en artistas de la talla de Bon Iver y Arcade Fire (la razón por la cual Win Butler empezó a hacer música es este disco, de acuerdo a él mismo). El material ha roto por completo con las brechas generacionales y hoy en día sigue manteniendo una popularidad en redes que ya compite con otros clásicos de culto, como lo pueden ser las grandes bandas de shoegaze como Slowdive o el post-rock de Godspeed You! Black Emperor. 

Lo interesante es que en la mayoría de sus elementos, el material es todo lo contrario a lo que una persona -rockera- quiere dentro de la música que consume. En la época del post-grunge melodramático, el britpop hiper-teatral y el alternativo vale madrista a la Pavement no había espacio para un proyecto que cargara con acordeones, trompetas, guitarras acústicas, que vistiera con ropa de lana y gritara mensajes de amor a una pasada infancia basada en el cristianismo. Sin embargo, fue justo eso lo que hizo que Neutral Milk Hotel sobresaliera y se sintiera como una expresión mucho más real, cruda y sincera de lo que rodeaba a la industria -alternativa- de aquel momento. Tan sincera que en una época de pura presión sexual, la banda se presentó al mundo con una canción llamada ‘Song Against Sex’ que profundiza en los pensamientos de Jeff en contra de la presión por tener… sexo. No está de más agregar que el álbum también se convirtió en un icono de la cultura del meme. 

Un álbum imprescindible para la crítica

Tras haberse lanzado gracias a Merge Records como un material de rock-psicodélico con influencias barrocas bajo una recepción crítica mixta y poca atención por parte del mainstream, bastaron solo un par de años para que el proyecto se transformara en uno de los primeros materiales que se viralizaron gracias a la Internet, generando un seguimiento que lo ha llevado a ser constantemente señalado como uno de los tres mejores álbumes de su década: siempre compartiendo el top junto a OK Computer (1998) de Radiohead y Loveless (1991) de My Bloody Valentine, por lo menos dentro del periodismo cibernético de Pitchfork, All Music, Drowned In Sound, Album Of The Year y las comunidades de Metacritic o Reddit. 

La razón es evidente a primera escucha. La música de Neutral Milk Hotel es esa construcción barroca posteriormente popularizada por proyectos como The Decemberist, Bright Eyes o Arcade Fire que llevaron las orquestas a la música rock tradicional, aunque bajo una grabación de baja fidelidad que agrega ese espíritu crudo del punk a la mezcla. La emoción de la escucha se torna rápidamente en una catarsis irrepetible e inconfundible que se acrecentó con el acto en vivo, en el cual Jeff Mangum solía cantar con el corazón en la boca, gritando, pateando y azotando sus brazos en el aire al mismo tiempo que entregaba sus frases de amor juvenil, llenos de brillo ante el descubrimiento de lo ignorado durante la inocencia. Pareciera el aullido de un hombre mayor, aferrándose a la facilidad del ser niño, extrañando su cosmovisión llena de memorias íntimas de mundos de fantasía y crush incómodo con Ana Frank.

Aquí es donde sobresale el material, puesto que su enfoque lírico es lo suficientemente poético como para crear historias complejas, repletas de detalles de sus personajes, ambientes y objetivos. Del hombre que describe a la chica de la cual se enamoró, la única mujer que nació con rosas en lugar de ojos y que escapó de las autoridades tras el suicidio de su hermano para tocar (con fuego) el piano en una comunidad conservadora de Barcelona de ‘Holland, 1945’ a aquel chico deprimido que le ruega a su padre fallecido un poco de atención para contarle el sueño que tuvo, uno en el cual él se encontraba con vida aunque transformado en un monstruo, pues se fusionó con su madre en ‘Two Headed Boy Pt. 2’. La primera parte es sobre el cómo se fusionaron en un cuerpo por amor, transformando su existencia en un infierno. 

El imaginario abstracto y Ana Frank

Es un imaginario abstracto que tiene a la ya citada Ana Frank como su centro temático puesto que en su diario, Jeff encontró la inocencia, la tristeza y melancolía que necesitaba expresar dentro del álbum. De acuerdo a lo declarado, cuando lo leyó por primera vez, dos meses previo a la grabación del material, lloró por “tres días seguidos, sin parar. Tuve sueños de viajar en el tiempo para salvarla”. Algo increíble puesto que a través de estas historias y haciendo uso del flujo de consciencia, logra plasmar fantasías de la infancia, despertares sexuales, memorias de violencia doméstica, fanatismo religioso y todo lo que se le ocurriera en aquel momento sobre lo que pudo o no haber pasado con un niño durante el Holocausto. 

“No necesariamente toma lugar en ese periodo de tiempo, es un reflejo del cómo veo a ese periodo, pero no estoy seguro de que sea linear, de si vaya en la misma dirección. El mundo es increíblemente borroso, un sueño enloquecido y tambaleante”, declaró sobre la larga lista de incoherencias que hay dentro de sus narraciones, pues presenta desde la descripción de una -nueva máquina para volar- que es la de Leonardo Da Vinci, hasta esquemas sociales más parecidos al feudalismo que a cualquier cosa que se haya vivido en la Segunda Guerra. Sin embargo, más que quitarle mérito al trabajo, estas imágenes incrementan su carisma, integrándonos en un mundo de fantasía similar al que describen sus protagonistas y en donde les gustaría vivir. 

Por otro lado, musicalmente, las piezas de Neutral Milk Hotel van desde baladas románticas tiernas a guitarra acústica, tales como ‘Communist Daughter’, ‘Oh Comely’ y ‘Two-Headed Boy Pt. 2’ a locuras psicodélicas gestadas con ayuda en docenas de instrumentistas golpeando sobre sus herramientas que se introducen como piezas minimalistas para incrementar su tempo a la locura en piezas como ‘King Of Carrot Flowers Pts. 2 & 3’ y la popular protagonizada por trompetas que agrega tintes de rock-punk a la mezcla ‘Holland, 1945’. Aunado a esto, también hay instrumentales con cualidades folclóricas escocesas como la protagonizada por un solo de gaita [untitled].

Amor a Jesucristo, odio a la iglesia

Sin embargo, la verdadera línea narrativa que transforma a este álbum en un verdadero material conceptual es la temática religiosa, el temor a Dios y el amor a Jesucristo. Es a través de estas temáticas llenas de confusión que sus personajes obtienen cualidades humanas tan profundas como las emociones que transmite a través de su música. Los niños, maravillados por el mundo, aprenden a verse a sí mismos como prescindibles ante las grandes figuras religiosas, en sus letras, ellos luchan para encontrar su lugar en este espacio lleno de color y vida.

De acuerdo a lo declarado por su creador, su objetivo en el álbum era pensar, hablar e interpretar las cosas que salieran de su cabeza, tal como hizo de niño cuando fue parte de un campamento cristiano. “Ahí podías escupir tu bilis por todos lados y la gente te apoyaría, estaría detrás de ti gritando o enloqueciendo. Pero fue mucho más un viaje emocional, humano, que uno para adorar a Dios”, afirmó, agregando que “podías hablar abiertamente de todo, incluyendo tus creencias ateas, porque había debates y ser ateo era tan hermoso como cualquier otra cosa”. 

“Cuando grito que amo a Cristo es solo una expresión, expreso algo que ni siquiera puedo entender y ese es el punto, es una canción de confusión, de esperanza, es una canción que dice que el mundo es un gran sueño”, agregó el líder de Neutral Milk Hotel al respecto, diciendo que odia las cosas que la iglesia ha hecho en contra de la gente, las guerras que inició y su hambre por capital, pero que “mi amor por Cristo tiene más que ver con las experiencias que no forman parte de tu cuerpo, pero que no son sobrenaturales y tampoco religiosas, sino espirituales. No sé cómo decirlo, pero creo que si enlazas un hombre a algo, lo joderá de alguna forma u otra y eso es lo que pasa con la iglesia”.

Tras su éxito, Jeff se ha mantenido recluido. Pocas veces a salido a hablar en público, no tiene entrevistas recientes y nunca inició con un nuevo proyecto musical. Hace un par de años se publicó una lista de demos inéditos de Neutral Milk Hotel, siendo su primer lanzamiento desde este clásico de 1998 y dieron un par de conciertos, tras décadas sin hacerlo y prometiendo que serían los últimos. Tras lograr la atención de docenas de miles de escuchas y de los críticos más influyentes del mundo, decidió soltar la toalla y dejar, a su paso, este universo extravagante que funge como una respuesta a los clichés de la música moderna y que profundiza en temas que la mayoría ni siquiera se atrevería a tocar.