Las guerras raciales en la historia americana han sido objeto de interés para el desarrollo de grandes historias vistas en la gran pantalla. El cine ha logrado exponer y denunciar a través de diversas narrativas, los prejuicios e injusticias producto de una ola de discriminación acarreada por décadas de odio y violencia contra el pueblo afroamericano.
Desde los años 20 este tipo de denuncia empezó a generarse en el cine independiente; el novelista Oscar Micheaux fue conocido por evidenciar el racismo a través de películas de bajo presupuesto actuadas enteramente por afroamericanos y dirigidas a esa audiencia en específico. A pesar de ello, el cine del siglo XX se caracterizó por seguir construyendo estereotipos con los afroamericanos dejándolos como personajes terciarios y villanos alimentando otro tipo de historias. Durante años era común no indagar en los abusos y el racismo, si no exhibirlos con roles no trascendentes como mucamas, mayordomos y en sus décadas finales, criminales, gánsters y comediantes hilarantes.
A pesar de que existieron cintas con historias poderosas basadas en activistas como Malcom X, Martin Luther King JR., o Rosa Parks, no fue hasta este siglo que empezamos a ver el poder de cineastas de color. Películas como Fruitvale Station de Ryan Coogler, Moonlight (2017) de Barry Jenkins y Get Out (2018) de Jordan Peele han sido aclamadas por la crítica internacional ganando premios en todo el mundo y abriendo la conversación para seguir combatiendo el racismo que parece interminable.
El director ganador del Premio de la Academia y activista Spike Lee conoció la historia de Ron Stallworth gracias a Jordan Peele, quién produce El infiltrado del KKKlan (2019), después de asegurarse que era una historia real, Lee decidió dirigir la cinta con la condición de agregar elementos de comedia negra y hacer paralelos con los problemas raciales actuales. La película inicia con un gran elemento introductorio “based on some fo’ real, fo’ real sh*t”. Nunca había existido un policía afroamericano en el Departamento de Policía de Colorado Springs. Después de ser relegado y puesto a prueba, Ron Stallworth propone una misión peligrosa para infiltrarse secretamente en el Ku Klux Klan y exponer a su líder David Duke. La única forma de lograrlo es a través de Flip, su compañero blanco y judío que será la cara a la voz detrás del plan.
La película que tuvo una ovación de pie en su premiere en el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes, es una cinta sumamente inteligente que juega con los elementos y modelos humorísticos de forma espectacular. La manera en la que el director satiriza la América blanca basándose en personajes WASP, White Anglo-Saxon Protestants, y fusionando lo disparatado del inverosímil hecho real, es producto de un grandioso guion trabajado impecablemente por Spike Lee, Charlie Wachtel, David Rabinowitz y Kevin Willmott. Utilizar el absurdo en la comedia acierta en la construcción de una trama con un gran elemento de denuncia.
Por otra parte la construcción de los personajes en el imaginario del realizador acierta en varios niveles; por una parte Topher Grace quien personifica al líder de la organización con escenas tipo sketch que sintetizan el odio y megalomanía de un personaje tan detestable. Adam Driver sorprende con un personaje que evoluciona en su arco actuando sin chistar ante insultos y comentarios antisemitas, envalentonándose conforme avanzan los actos y finalmente Ron, actuado por John David Washington, quién apela a estar del lado de los buenos y no duda en su poder de cambiar la perspectiva de los policías abusadores y racistas de la época.
El diseño de producción con su estética particular y la paleta de colores cálidos, recuerda a las grandes cintas de detectives de los 70 y resume los propósitos de una época crucial para la propaganda racial. Lee intenta además aleccionar al espectador acerca de momentos dolosos de la historia afroamericana al exhibir momentos de Birth of a Nation (2018) y discursos largos acerca de la revolución con los Panteras Negras, elementos necesarios para re afirmar el discurso y sin duda manejados astutamente. El Infiltrado del KKKLan (2018) concluye con metraje de los trágicos eventos ocurridos en el 2017 en Charlottesville y el desafortunado discurso de Donald T rump a favor de la organización, lo que recuerda que las décadas pasan, los gobiernos cambian, pero el racismo sigue prevaleciendo en la nación americana y es una agenda abierta que sigue siendo objeto de discusión.