Cuando estrenó Iron Man hace 10 años, nadie hubiera pensado que ese sería el inicio de un largo camino que nos llevaría a ver a gran parte de los héroes de Marvel Comics juntos en la pantalla grande, en lo que sólo se puede describir como el sueño de cualquier fanático del mundo del cómic.
A esas alturas, ni siquiera Disney, aunque ellos digan lo contrario, sabían que tendrían en sus manos una pequeña mina de oro, ya que durante ese tiempo, la división de los derechos de los personajes, constituía una catástrofe mayor a la que tenemos hoy en día. Es así como Robert Downey Jr. personificaba al genio, billonario, playboy y filántropo, Tony Stark, en el comienzo de la tendencia cinematográfica que ha definido a nuestra década.
Ahora, 10 años después, tenemos frente a nosotros el crossover de cómics más grande que ha existido en el cine, esto gracias a un trabajo que se cimentó con ingenio, ambición y hasta un poco de suerte, para ser sinceros.
Avengers Infinity War reúne a gran parte de los personajes que hemos visto en las 18 películas de Marvel hasta la fecha; todos y cada uno de ellos enfrentándose a la peor amenaza que han tenido enfrente, Thanos, un genocida con delirios de grandeza que por fin ha decidid, reunir las gemas del infinito, los objetos más poderosos de todo el universo, capaces de alterar la realidad, el tiempo, el espacio, la mente, y básicamente acabar con la raza humana con un chasquido.
La trama de toda la película, consiste en detener a Thanos antes de que concrete su plan de exterminio. Para esta labor, vemos a prácticamente todo el panteón de personajes de Marvel Studios, luchando por una causa común, que a la vez se divide en diferentes subtramas, todas caminando hacia la misma meta.
A la cabeza del proyecto, están los hermanos Anthony y Joe Russo, quienes ya habían participado con Marvel en la segunda y tercera parte del Capitán America, desde mi perspectiva, las mejores películas que ha entregado el estudio.
Teniendo a los Russo a la cabeza, se puede asegurar desde un principio, que la calidad de este trabajo estará presente hacia donde voltee el espectador. En el pasado han manejado el ritmo, la tensión, la acción y el peso de los personajes de manera perfecta, pero en Infinity war no es un trabajo tan fácil, ya que cuenta con casi 30 personajes compartiendo el tiempo en pantalla.
No era ninguna sorpresa que en esta tercera entrega de Avengers, algunos protagonistas saldrían a relucir más que otros, lo que sí es sorpresa es que algunos de los más grandes nombres de este universo cinematográfico, son los que terminan por quedar un poco detrás.
Tomando esto en cuenta, la película lo saca a flote, sobre todo cuando hablamos de los momentos épicos, los cuales en verdad son potentes para todos aquellos que han seguido de cerca este viaje de 10 años.
Lo que de verdad es destacable en esta materia, es el compromiso imperceptible de todos y cada uno de los actores, para con sus personajes. Las actuaciones se sienten como un regalo para el espectador que ha visto religiosamente, todas y cada una de las cintas que han salido de este proyecto único.
Algunas introducciones de estas figuras, están manejadas de tal manera, que es imposible no sentir escalofríos gracias al poder del filme. Lo que es aún más sorprendente, es esa constante necesidad de recibir un pellizco, para saber que de verdad estamos viendo batallas codo a codo, entre nombres como Spider-Man y Doctor Strange, algo que sin duda alguna, parecía ser un idilio.
Una de las bondades indirectas de Avengers Infinity War, es que con la escala de héroes contenidos en estas más de dos horas, a veces olvidas que también dentro de este paquete de Marvel Studios, aparecen héroes como Rocket Raccoon o Black Panther, por lo que después de un rato de que no juegan un papel dentro de la historia, verlos de nuevo, repite la misma reacción que cuando aparecieron por primera vez.
La técnica de los Russo que ya mencionábamos antes, se hace presente en cada momento. Las secuencias de acción son bastantes dentro de la cinta, pero cada una de estas, está perfectamente coreografiada, dejando muy en claro lo que está ocurriendo, y aumentando aún más la tensión, sabiendo que el tono general de Infinity War es el de una conclusión.
Hablando del tono, es magnífico como se realiza la distinción de estos, entre los diferentes universos que se conjugan dentro de un sólo producto. Los Guardianes de la Galaxia siempre se sienten como los Guardianes de la Galaxia que hemos visto, Wakanda tiene el mismo tono con el que cuenta en Black Panther, Doctor Strange nunca salta dentro del grupo de personajes. Esta labor narrativa es mucho más complicada de lo que pensamos, y es un verdadero logro que está plasmado gracias a un gran número de creativos involucrados.
Hablando en términos del antagonista, Josh Brolin es magnífico como Thanos, y de la nada, se podría considerar como el mismo protagonista del filme, gracias a que pasa por un viaje personal inesperado, que definitivamente rompe el esquema del villano que acostumbraba Marvel Studios.
Uno de los grandes aciertos que siempre ha tenido Disney en la realización del Universo de Marvel en el cine, es dar nueva vida y saber colocar a los personajes dentro del gusto del público, como lo han hecho con Black Panther, Bucky Barnes o Ant-Man. Thanos es un ejemplo más de este trato, que consiste en ver a un personaje de cómic que de primera vista podría parecer regular para un espectador casual, y al tenerlo de frente en la sala de cine, se convierte en un enemigo increíble y genial.
Regresando a los aspectos técnicos, cabe mencionar que el balance en el ritmo es consistente. La cinta empieza directamente en lo alto y no se anda con rodeos, la comedia es moderada y definitivamente se encuentra en un menor grado que el que hemos visto últimamente de parte del estudio; las secuencias de acción son continuas, y los momentos más dramáticos, no se demeritan debido a la edición final.
La música de Alan Silvestri es de primer nivel, y en cuestión visual, cabe destacar que los Russo vuelven a jugar la misma carta de Captain America: Civil War, en la que nos sitúan dentro de diferentes escenarios, con melodías ad hoc y títulos en pantalla, que para mí, son un gran acierto.
Una de las primeras reacciones que leía sobre el filme, es que tiene un tono muy similar al de El Imperio Contraataca de George Lucas, y la verdad es que como un todo, esta aseveración es correcta. Incluso, yo me atrevería a asegurar que estas cintas han constituido el Star Wars de esta generación, y ahora, viendo Infinity War, definitivamente sentí una vibra casi idéntica a la de la trilogía original de La Guerra de las Galaxias.
Ahora, aunque la película cuenta con muchísimas bondades, también cuenta con algunos aspectos en contra. En primera, los momentos de Deus Ex Machina a veces llegan a ser ligeramente predecibles, teniendo en cuenta el punto en el que está el Universo Cinematográfico de Marvel Comics, en el que aún hay muchas películas en la larga cola del estudio.
Volviendo al sentimiento del Imperio Coontrataca, es bien sabido que esta es la primera de dos partes de esta historia, por lo que, aunque las conexiones que presenta toda la trama durante su duración, se cierran para el arco final de la película, y la conclusión sí es impactante; el filme deja muchas cosas al aire en una especie de cliffhanger que nunca habíamos visto en el MCU, el cual aunque ya se había predestinado, sí resulta como un leve gancho al hígado.
Avengers Infinity War cumplió al pie de la letra con todas mis expectativas, pero no las llegó a sobrepasar, como ya lo habían hecho otras entregas del MCU, hablando específicamente de las dos últimas cintas de la trilogía del Capitán América.
Tonalmente y en cuestión de ritmo, el manejo general es impecable, esto junto con las escenas de acción y el trabajo audiovisual. El desbalance en el peso de los personajes, también resulta un poco duro para los fanáticos de ciertos individuos que han estado desde el principio de la serie, y ese cierre que si bien es impactante, también podría haber sido más definitorio.
A pesar de estos ligeros fallos, Avengers Infinity War es un festín inigualable, único en la historia del cine, y un evento imprescindible para esta generación.
Calificación: 9/10