Recordando a Antonio González Orozco, histórico muralista mexicano #CultureClub

// Por: Staff

vie 12 junio, 2020

Por: Sheila Navarro

El muralista Antonio González Orozco falleció este miércoles en la Ciudad de México a los 87 años a consecuencia del cáncer.

Originario de Chihuahua, González Orozco fue considerado el último de los grandes muralistas mexicanos. Su trabajo ha sido reproducido por millones en portadas de libro de texto de la Secretaría de Educación Pública, se trata de la imagen de Benito Juárez que plasmó en el Castillo de Chapultepec.

Legado artístico

Diego Rivera fue profesor de González Orozco en la Antigua Academia de San Carlos, en donde estudió cuatro años durante la década de 1950; su trayectoria profesional abarcó la segunda mitad del siglo XX y parte del siglo XXI, donde el muralista se desempeñó como escultor, realizó serigrafía, dibujos, grabados, pinturas de caballete y algunos murales. Su trabajo fue exhibido en México, Estados Unidos, Canadá, Rumania y Polonia.

Se encargó también de la restauración del Castillo de Chapultepec, recinto histórico donde además se exhiben dos cuadros de su autoría y dos murales: ‘Entrada Triunfal de Benito Juárez a la Ciudad de México’ (1967) y ‘Juárez, símbolo de la República frente a la intervención francesa’. Este último con motivo de los cien años del deceso de Benito Juárez.

Durante su vida en el Castillo de Chapultepec, conoció a quien fue su esposa, Mercedes Arriaga Rivera. Su casa-estudio se encuentra en el pueblo de Tetelpan, al sur de la Ciudad de México, en donde realizó su labor creativa desde finales de la década de los setentas hasta hoy.

Su último trabajo realizado fue el mural ‘La República Peregrina‘ (2016) que plasmó en el Centro Histórico de Parral, Chihuahua. Dicha obra  narra la escala que hizo Benito Juárez García en Hidalgo del Parral, con una serie de detalles donde destacan pensamientos juaristas; se trata de un punto importante de la historia en el estado de Chihuahua.

Esta producción material del trabajo del muralista tomó más de un año, considerando los bocetos y la investigación que realizó para ello, en el que destacan narrativas de José María Iglesias.