La cantautora argentina Gianna Sotera ha trabajado en los últimos años para abrirse un espacio en la industria musical mexicana. Poco a poco lo ha ido logrando con canciones repletas de una feroz honestidad que más que vulnerable, refleja la fortaleza de una mujer que va en contra de ser una ‘Estereotipa’ para SER.
Esta misma autenticidad se ve bien representada en la letra que nos mandó, relatando cómo ha sido la vida de una músico emergente durante la cuarentena del COVID-19.
Estaba en la Ciudad de México cuando de repente sonó mi celular y era mi papá diciéndome: “en tres días cierran las fronteras de Argentina”. A los pocos días llegué a Buenos Aires y ahí empezó mi cuarentena. Llegué a la casa de mi papá y mi mamá y me quedé ahí hasta el día de hoy, julio del 2021.
Nunca imaginé que íbamos a estar tanto tiempo encerrados, ni que íbamos a ver tan poco a nuestros seres queridos. Nunca imaginé que la pandemia podría enseñarme tantas cosas como la resiliencia. Fue el año en el que más leí en toda mi vida, el año en el que me levantaba y me ponía a escribir y/o componer canciones casi todos los días porque era mi salvavidas. El año en el que todo era para viajar hacia adentro y nadar en aguas más profundas.
Fueron muchos días de incertidumbre, a veces de miedo, a veces soledad e introspección, a veces de mucho silencio o escuchando algún disco, sobre todo los días de frío y lluvia. Sentí que estaba en transición en el cuarto de la Gianna que se había ido a México y había regresado al mismo para darle luz y nacimiento a todas las canciones, textos y poemas que hoy dieron sus frutos.
No sabía lo mucho que necesitaba enraizarme de esta manera, no porque no lo estuviera sino porque esta vez tenia que hacerlo de manera diferente, más hacia adentro y sola. Y cuando digo enraizarme, salía al jardín y me sentaba a contemplar el árbol que había en mi casa por un largo rato. Me acuerdo que siempre me llegaba el mismo mensaje: “Si miras a un árbol, vas a entender de lo que hablo”. Y ahí sentía que entendía todo, me daba paz y sabía que todo iba a estar bien.
Creo que a todos nos tocó la misma tarea de distintas formas y fue genuinamente hermoso.
Disfruté de cada comida calentita que nos hizo mi papá, disfruté de cada mimo que me hizo mi mamá, de las canciones y mates compartidos con mi hermana, de sembrar una huerta en casa, disfruté de sentir esa nostalgia todas las noches en mi balcón escuchando House of Cards de Radiohead,
Disfruté de meditar más, de tocar casi todos los días por puro gozo y nada más, de estar algunos días muy triste y darme cuenta de que eso estaba bien. Disfruté de hacer el taller de canciones a distancia con mis amigues donde nos conectábamos todos los viernes por zoom y presentábamos la canción que habíamos hecho en la semana para darnos una devolución, entre risas y una copa de vino eso era todo lo que necesitábamos. Estar cerca.
Disfruté de estar más presente porque eso era lo único que valía la pena. Hoy todas esas canciones formarán parte de mi primer disco, todos esos textos y poemas serán mi nuevo libro y la nueva versión de mi misma será mi nuevo destino.
Espero sea el de ustedes también.
-Con amor, Gianna.