El debut de Oscar Adame, cuando la infancia nos alcance #BandsYouNeedToKnow

// Por: Ernesto Cruz

jue 17 febrero, 2022

Fotos: David Barajas

La vida es una persecución en la que nosotros vamos hasta el frente y nuestras versiones del pasado corren para alcanzarnos. Oscar Adame –conejo con ojos de arcoíris y cantautor debutante- prefiere andar ese camino de manera distinta: Su niño y su adolescente interiores van a lado de él… Dialogan y se buscan constantemente con tal de afrontar el mundo desde la inocencia. 

El primer EP de Oscar nace de ese trinomio: Una travesía que recorre todas las edades de su corazón para abordar sus primeros amores desde otra perspectiva y así liberarse de las frustraciones inconclusas de la pubertad.

Para El Conejo De Los Ojos Coloridos (2022) es un proyecto de tres canciones detonado por un poema leído al fantasma de la madrugada. La insistencia de amigos que después se convertirían en colaboradores lo llevó a cuestionarse si su nula experiencia haciendo música era realmente un impedimento o sólo un pretexto para no desafiarse. Y hasta aquí llegó: Un material de post-folk, lleno de influencias barrocas y tempos fuera de la norma. Un esfuerzo noble y genuino por el simple amor a la música. 

La experiencia de Adame no se ha limitado a lo netamente creativo. Sus años como periodista le han permitido afrontar el otro lado de la moneda: La del entrevistado; la del personaje que explica su obra y vive de primera mano la valoración de su trabajo según la voz de terceros. 

Platiqué con Oscar, de todo esto y más; en una dinámica poco común: La de entrevistar profesionalmente a un amigo, quien además, también es editor de esta revista. Lejos de lo que se podría pensar, no fue una charla complaciente, ni hecha a la media. La confianza –para ser precisos- nos permitió destazar este primer paso de una carrera con toda honestidad, una carrera que según él, podría extenderse más de lo que alguna vez imaginó.

Poemas de la infancia

¿Cómo ha sido este camino de hacer tour de medios y ahora ser tú el foco de las preguntas?

En su planeación me he sentido muy familiarizado con todo esto. Mi trabajo como editor también se ha extendido al terreno de las Relaciones Públicas y mi experiencia en campañas exitosas –y en otras desastrosas- me ha dado herramientas para vivir esto sin la presión de quién lo hace por primera vez. 

Lo que sí ha sido revelador y ahora me hace empatizar más con los artistas que entrevisto es la cantidad de veces que puedes contestar la misma pregunta. Y tampoco culpo a los periodistas y menos con un artista tan nuevo como yo: Hay temas y dudas que son inevitables de abordar para contextualizar el proyecto del que se habla.

¿La repetición de estas preguntas te ha llevado a mecanizar tus respuestas? Me refiero a que consciente o inconscientemente empiezas a utilizar las mismas oraciones, la misma sintaxis, la misma entonación… 

Sí, sobre todo aquellas que refieren al inicio del proyecto empiezan a encontrarse con automatismos; sin embargo, llega un momento en el que también te obligas a imprimirle mayor carisma y valor narrativo para que siga siendo importante en el esquema de quien te entrevista.

Para este EP trabajaste con Raúl Villamil, de Techno Para Dos, y tuviste las contribuciones de Dafne Carballo y Sandrushka Petrova, de Descartes A Kant. Con ellos tienes la ventaja de que al ser amigos no necesitan atravesar el protocolo de romper el hilo ni de entrar en confianza. Por otro lado, no eres músico de formación académica y no tenías experiencia como tal grabando. ¿Cómo fue el proceso de explicar lo que buscabas a tus colaboradores… Y amigos?

Como tal creo que no fue problemático. Con Raúl –por ejemplo- teníamos conceptos muy delimitados y estábamos en búsqueda de lo que él y yo llamamos “accidentes’”. Probar y probar melodías, bases rítmicas y beats hasta que encontrásemos los elementos ideales; aunque, en otras ocasiones, fueron conceptos mucho más directos. Por ejemplo: En un momento le dije que para la primera canción quería tomar el latido de un corazón y diseccionarlo hasta convertirlo en un dembow.

Había otras cosas más abstractas: Los sintetizadores, que se buscó que tuvieran tintes de fantasía, luminosos… Así, con accidentes, se construyó la paleta de sonidos. Creo que ayudó el no tener ideas pre-concebidas de lo que buscaba a nivel instrumental. Eso generó un flujo muy libre porque sólo perseguíamos intenciones.

Las partes de Dafne salieron de inmediato porque es una cantante increíble. La guitarra de Sandra tuvo toda la libertad para destruir y alterar la canción hasta hacerla caótica. Finalmente, no resultó en algo tan extraño como creí que sería, pero se adecuó totalmente a lo que habíamos desarrollado. Creo que tenerlos fue vital porque me considero un creativo de conceptos y narrativas; pero me cuesta ejecutarlas y aún más en el plano musical. 

Existe un issue que tienen algunos artistas cuando componen y escriben una canción y por diversos motivos tarda meses o incluso años en salir; entonces, cuando finalmente la publican, se enfrentan al problema de que ya no se sienten identificados con esa canción ni a nivel de discurso ni a nivel sonoro. Sé que este EP te tomó alrededor de un año. ¿Dirías que sufriste este problema?

Realmente no, porque siempre estoy en la búsqueda de reencontrarme con versiones más inocentes de mi. Es parte de mi identidad. Lo que sí pasó es que cuando sentí que las canciones ya estaban listas para ver la luz, desaparecieron esos miedos a que gustara o no gustara, a sentirme vulnerable, al arrepentimiento de haberme abierto demasiado… Simplemente quería que ya salieran. 

Tarde o temprano hay un momento a nuestros 20 en el que todos hacemos esta exploración del pasado y no siempre nos gusta lo que encontramos ahí. Hablemos primero del cringe: Este disco, como resultado de un diálogo con tus versiones de niño y adolescente, ¿en algún momento te produjo auto cringe?

Fíjate que siempre estoy en auto exploración, pero tuve que ser más agudo en mi proceso para beneficio de este proyecto. Y sí, obvio hubo cosas que me dieron mucha vergüenza de esa época de mi vida: Sobretodo entre los 13 y los 15 yo era muy inseguro, incluso bulleado; y en la transición a la preparatoria me convertí en el bully.

En esa época es muy fácil e incluso diría que natural romantizar y dramatizar todo, y a mí me pasó con el amor. Me rompieron el corazón y yo culpaba a todos menos a mí. Un sentimiento puro y visceral de frustración: El no entender por qué las cosas no salieron como querías. A esas alturas de la vida es muy doloroso, pero ahora lo veo con cringe porque fue una clara falta de responsabilidad y madurez emocional de mi parte. 

Ya tocaste el tema del dolor al hacer esta retrospectiva de tu vida, ¿suele ser doloroso para alguien como tú que lo hace constantemente? 

Lo es y lo fue para este EP. Antes de tener la llamada con Sandra en la que le mostré el poema seminal de una de las canciones, decidí romper el vínculo y toda comunicación con la chica a quien se lo escribí originalmente. Fue una mujer que estuvo casi diez años como prospecto de pareja. Revisitar mi vida con ella fue darme cuenta de que todo se sostuvo de la ficción. Idealicé una potencial relación con ella y dejé de hacer cosas por ello.

Eso alimentó la necesidad de hacer este disco. Sí, primero fue desafiarme a hacer música, pero después llegó la inquietud de compartirle la canción, reconectar con ella y aferrarme a la visión casi ingenua que hice en torno al amor que le tenía. Permitirme eso también ayudó a la labor de dejarla ir, aunque suene contradictorio.

Aún con todo esto que me cuentas y considerando la respuesta del público y los medios, ¿has pensado en trabajar para hacer de tu carrera musical algo para el largo plazo? ¿Te has planteado que te gustaría hacer después en este ámbito? 

El haberlo logrado ya es una satisfacción; y la respuesta que encontré fue la del golpecito que necesitaba para motivarme a hacer más música. De hecho, ya tengo anotados algunos conceptos y narrativas para los siguientes EP’s: Me gustaría abordar el concepto de las identidades digitales, por ejemplo.

Incluso creo que la era de Para El Conejo De Los Ojos Coloridos no ha terminado. Algunos artistas, como Ramón Bostich de Nortec, me propusieron hacer remixes de las canciones, lo cual me emociona mucho porque es tomar mi historia y su vulnerabilidad y dársela a otras mentes creativas para que se apropien de ella e interpreten lo que les nazca. Creo que no me molestaría que en estos primeros años de carrera musical los ciclos sean así: EP, remixes, nuevo EP, sus remixes y así sucesivamente. 

Sé que a los 15, 16, 17 escuchabas britpop y eso que ya decidimos llamar “rock alternativo’”, por lo que me gustaría preguntarte: Si el Oscar Adame de esa época se encontrase con este EP, ¿qué crees que pensaría? Considerando que es una especie de Coming Of Age.

Seguramente, al principio pensaría que es un material muy extraño, pero eventualmente le gustaría, aunque sea un poco porque este coming of age que mencionas está muy enfocado al amor y es algo que ese Oscar buscaba. Ya sabes: Te enamoras con torpeza, te rompen el corazón y piensas que es el fin del mundo y al final te das cuenta que vas a volver a amar, tarde o temprano.