Hace una semana se viralizó la propuesta de sesenta mil mujeres dirigida al trapero Bad Bunny en los medios tradicionales. #AquíPerreamosSolas, la petición en la cual un grupo de fanáticas del reggaetón piden que se lleve a cabo una presentación privada del artista, solo para mujeres, en la Ciudad de México.
El proyecto en sí mismo puede tomarse como un desarrollo natural de las fiestas clandestinas y los clubes ahora conocidos como -perreos feministas-. Espacios seguros en donde las mujeres latinoamericanas, principalmente de Ciudad de México, Santiago y Buenos Aires, pueden bailar sin sentir la presión de un hombre acosador o el miedo de encontrarse junto a un abusador.
Estas fiestas llevan realizándose de forma frecuente en las ciudades previamente escritas desde mediados de la década pasada y su influencia en el mundo del reggaetón ha sido importante al ser también fuente de apoyo para que las mujeres se apropiaran del género no solo como consumidoras, sino también como productoras. El neo-perreo de Tomasa del Real y Ms. Nina nació en estos espacios en donde las mujeres gritan, mientras perrean con la imagen de Ivy Queen en la cabeza, para que el patriarcado sea derrumbado.
Estos clubes son interesantes, puesto que no solo sirven para divertirse, sino también para difundir consignas feministas y servir como punto de apoyo en situaciones de peligro… También como encuentros previos a marchas como la del ocho de marzo. El tema da para pensar en las razones -violentas- por las cuales las chicas requieren abrir sus propios espacios para salir a fiestear y sentirse seguras mientras lo hacen en Latinoamérica.
Hoy, se planea llevar a cabo un perreo feminista masivo en un posible concierto de Bad Bunny en la Ciudad de México alrededor de las fechas de sus presentaciones en el Estadio Azteca. Este proyecto de las abogadas Luz Escandón Noriega y Andrea Sedeño Toxtle, junto con dos productoras, tiene como objetivo lograr un “espacio en el que nos sintamos seguras y podamos bailar y disfrutar a gusto”.
Ellas continúan, declarando en exclusiva para WARP, que “queremos tener un espacio en el que podamos convivir con nuestras amigas, sin preocuparnos porque alguien nos pueda acosar o violentar de alguna manera. Al ser feministas, hemos tenido la fortuna de experimentar lo que es estar en espacios separatistas que, al final de cuentas, hemos vivido como espacios seguros y espacios de unión”.
Lo lamentable es que lejos de haberse tomado como lo que es, una clara muestra del miedo que viven las mujeres ante la violencia sistémica de nuestro país, los artículos viralizados se vieron inundados de comentarios ofensivos hacia sus organizadoras y de ignorancia sobre el género musical al cual pertenece el artista, mismo que en diversas ocasiones ha congeniado con la causa al punto gestar sus himnos e iconos para la lucha feminista.
Hoy, presentamos una conversación con las mujeres que tienen como objetivo el traer a Bad Bunny para que otorgue un concierto solo para chicas. Para cantar, para perrear, para ser libres y disfrutar de sus gustos sin que nadie las esté juzgando.
¿Por qué pedir por un concierto de Bad Bunny en el cual solo puedan asistir chicas?
Por dos cosas. La primera es para demostrar que las mujeres unidas podemos lograr lo que queramos. Desde que empezamos con este proyecto, miles de mujeres nos han escrito ofreciendo su ayuda. Tenemos a mujeres de todas las industrias cooperando para hacer este evento posible. De este modo, demostraremos que, además de unirnos para luchar por nuestros derechos, las mujeres también podemos unirnos para hacer un evento increíble y pasar un buen rato.
La segunda razón es porque queremos tener un espacio en el que nos sintamos seguras y podamos bailar y disfrutar a gusto. Queremos tener un espacio en el que podamos convivir con nuestras amigas, sin preocuparnos porque alguien nos pueda acosar o violentar de alguna manera. Al ser feministas, hemos tenido la fortuna de experimentar lo que es estar en espacios separatistas que, al final de cuentas, hemos vivido como espacios seguros y espacios de unión. Por eso queremos replicar lo mismo, aunque esta vez en un espacio de ocio y recreativo.
¿Tú, personalmente, te has sentido violentada en un concierto de reggaetón o fiesta de perreo?
Luz: Nunca he asistido a un concierto de reggaetón o fiesta del perreo, sin embargo, sí he estado en espacios como antros o clubes en los cuales me he sentido vulnerable ya que hombres han intentado besarme a la fuerza, me han jalado del brazo para obligarme a bailar, me han seguido hasta el baño y otras conductas similares.
Andrea: Sí me ha pasado que me siento sexualizada en este tipo de espacios. Me ha resultado difícil sentirme libre de bailar como quiero, e incluso también me ha sido difícil sentirme completamente segura. De este modo, me he sentido restringida a disfrutar completamente a mi antojo. Sin embargo, esto no es algo que ocurra únicamente en espacios dedicados al reggaetón, sino también en otro tipo de fiestas o conciertos, así como en espacios cotidianos tales como la escuela, el transporte, el trabajo o la calle.
¿Ves esto como una evolución de las fiestas conocidas como -perreos feministas-?
Sí podría considerarse así. Al final de cuentas, este evento busca que las mujeres podamos reapropiarnos de un espacio que, por muchos años, ha estado dominado por hombres e incluso se ha llegado a considerar misógino o machista.
Como el resto de los géneros musicales, el reggaetón ha evolucionado y cada vez está dirigido más a un público femenino, así como también cada vez vemos a más mujeres triunfando en esta industria.
Por eso, también nosotras queremos reapropiarnos de esta música que, al final, es música llena de vivacidad, de goce y de placer. De este modo, queremos disfrutar del reggaeton, disfrutar de nuestra propia sensualidad, sin estar sexualizadas y sin sentirnos degradadas.
En este evento, queremos despojarnos del control que se ha buscado ejercer sobre nuestros cuerpos desde el sistema patriarcal, así como despojarnos de la “mirada masculina” para poder gozar y bailar sólo para nosotras mismas y nuestro placer, sin buscar la validación de nadie más.
¿Qué le dirías a los críticos del reggaetón que dicen que su música no puede ser parte del discurso feminista?
En primer lugar, es importante dejar muy claro que el patriarcado es un sistema de opresión, y por este motivo impregna todos los ámbitos de la vida, incluyendo la música y el arte. En este sentido, el machismo y la misoginia no son intrínsecos ni exclusivos del reggaetón. De este modo, el machismo y la misoginia existen en todos los géneros musicales y también en diversos tipos de expresiones artísticas.
Teniendo en cuenta lo anterior, las personas que se enfocan en decir que el reggaetón es machista, lo hacen por prejuicios racistas y clasistas. El reggaetón inició siendo un género musical creado y producido por personas de clases bajas y por personas racializadas, lo cual fue la razón para que este género en específico enfrentara mucha resistencia. Esto sigue pasando en la actualidad y por este motivo las personas lo siguen señalando de machista, pero en realidad lo hacen por sus prejuicios.
Como dijimos previamente, como el patriarcado impregna todos los ámbitos de la vida, no cabe duda de que éste también existe en algunas canciones de reggaetón. Sin embargo, también dentro de este género musical existen canciones que hablan sobre el empoderamiento femenino y se posicionan en contra de diversos tipos de violencia contra las mujeres.
Un ejemplo muy claro de lo anterior es la canción titulada “Quiero Bailar” de Ivy Queen. Esta canción se estrenó en 2004, y es una pieza musical de 3 minutos que explica, de manera muy clara y sencilla, el concepto de “consentimiento”.
“Yo quiero bailar, tu quieres sudar y pegarte a mí, el cuerpo rozar, yo te digo sí, tú me puedes provocar, eso no quiere decir que para la cama voy”. “Porque yo soy la que mando, soy la que decide cuando vamos al mambo y tú lo sabes”.
Así, en una época en la que el movimiento feminista todavía no tenía la fuerza que tiene ahora, ni las personas tenían la noción de lo que es el consentimiento ni el placer femenino, Ivy Queen ya hablaba sobre eso en sus canciones.
Este es uno de los tantos ejemplos que demuestran que el reggaetón no es un género que sea inherentemente machista ni misógino. Decir que lo es, implicaría invisibilizar el trabajo que han realizado diversas y diversos artistas en sus pronunciamientos en contra de la violencia contra las mujeres.
Por otro lado, ¿qué le dirías a las personas que dicen que las letras de Bad Bunny -denigran- a la mujer?
Para empezar, que no utilicen la palabra denigrar porque es una palabra etimológicamente racista. Por otra parte, les diríamos que ese tipo de comentarios parten de prejuicios y surgen completamente de la ignorancia. Les pedimos que se den la oportunidad de escuchar su música y considerar si realmente es tan machista como creen.
Como dijimos previamente, el reggaetón ha evolucionado en los últimos años, lo cual ha implicado que también los máximos exponentes de este género se adapten a los movimientos sociales y que utilicen su plataforma para pronunciarse a favor de los derechos de las mujeres.
Por ejemplo, en la canción titulada “Bellacoso” de Residente y Bad Bunny, los artistas desaprueban las agresiones sexuales, pues hacen un llamado a que el perreo esté “bien bellacoso, pero sin acoso”.
Por otra parte, Bad Bunny ha realizado distintas canciones en las que las mujeres son las protagonistas, mostrándolas en una posición empoderada. Un ejemplo de lo anterior es la canción titulada “Sorry Papi”, en la cual la cantante ABRA es la protagonista y se niega a ceder ante la presión de los hombres por tener algo con ella. A pesar de que le ofrecen muchos bienes, lujos, entre otras cosas, ABRA responde diciendo: “sorry papi, yo no soy tu mami, yo hago lo que yo quiera, y también tengo lo mío en la cartera”.
Asimismo, en la canción titulada “Yo Perreo Sola”, Bad Bunny pone como tema principal el empoderamiento femenino. En este tema protagonizado por la cantante Nesi, ella manifiesta que no necesita a ningún hombre para pasarla bien, pues ella perrea sola. Asimismo, en el remix de esta canción, Nesi resalta la importancia del consentimiento, al decir: “papi yo soy una atrevida, pero contigo yo no quiero. Yo hago lo que me dé la gana, a los babosos como tú les saco el dedo. Te dije que yo no quería, y ahora quiero menos”.
Al respecto, cabe resaltar que en el video de la misma canción, Bad Bunny aparece con letreros que dicen “ni una menos” y “las mujeres mandan” en el fondo, haciendo alusión a las consignas feministas. Adicionalmente, al final del video, Bad Bunny volvió a resaltar la importancia del consentimiento al poner la leyenda “Si no quiere bailar contigo respeta, respeta. Ella perrea sola”. Lo anterior es importante, pues rara vez un artista con una plataforma como la suya se manifiesta tan explícitamente a favor de un movimiento social.
Adicionalmente, Bad Bunny también se posicionó a favor de los derechos de las mujeres trans, pues después del feminicidio de Alexa, quien era una mujer trans puertorriqueña, dio un show con una playera que decía “Mataron a Alexa, no a un hombre con falda”.
De este modo, resulta evidente que Bad Bunny se ha posicionado, en múltiples ocasiones, a favor de los derechos de las mujeres, desde una perspectiva transincluyente. Tomando en consideración lo anterior, es difícil sostener que su música sea machista. A pesar de que ésta puede llegar a ser muy sexual o explícita, lo cierto es que ésta no puede considerarse violenta pues la clave para evitar que lo sea es que exista consentimiento de por medio.
En conclusión, les decimos a todas las personas que lo critican que se den la oportunidad de escuchar su música libres de prejuicios, pues es probable que las sorprenda para bien, ya que ha sido una persona que se ha pronunciado en contra de la violencia contra las mujeres en múltiples ocasiones.
¿Crees que Bad Bunny tiene una responsabilidad especial para con su público femenino?
Así es, pues al tomar en cuenta que se ha pronunciado múltiples veces a favor de los derechos de las mujeres, tiene una responsabilidad especial para demostrar que su compromiso con esta causa va más allá de las palabras.