Opinión: El Juego del Calamar es la coronación de la industria surcoreana del cine y la televisión

// Por: Staff

mié 20 octubre, 2021

Por: Carlos Miguel Rosales

A un mes de su estreno El Juego del Calamar (2021), la miniserie de Netflix, sigue presente en los medios generando noticias y análisis de medios nacionales e internacionales. Su éxito incluso ha provocado que sus competidores, como Disney+, ahora busquen expandir su mercado hacia el continente asiático. Pero ¿a qué se debe el éxito de este programa? Que nadie, ni siquiera sus creadores anticipaban.

El éxito de la serie no es gratuito. Es resultado de una creciente industria que desde finales de los noventa ha entregado productos atractivos en su dramas (doramas) y en la cultura pop (K-Pop) a ciertos sectores del público.

El acenso de la industria Surcoreana

En un artículo de El financiero de 2015 ya se señalaba el crecimiento de esta industria de Corea del Sur, que se había comenzado a expandir a Japón, China y Singapur, después del éxito de la serie de televisión Sonata de Invierno (2002).

En el cine películas como Snowpiercer (2013), El Hombre Sin Pasado (2010), Tren a Busan (2016) y “la trilogía de la venganza de Park Chan Wook” (Sympathy for Mr. Vengeance, Oldboy, Lady Vengeance), entre otras, ya habían ganado la atención de algunos sectores en el mundo. Incluso la industria norteamericana intentó repetir algunas de sus formulas con pobre resultados como en el remake de Old Boy (2018) de Spike Lee o en la serie de televisión Snowpiercer (2020) de Showtime, que cuenta con un mediano éxito.

La crítica estadounidense fue conquistada finalmente por la película Parasite (2019) de Bong Joon Ho en la ceremonia de los Premios de la Academia del 2020, pero el éxito comercial aun se encontraba pendiente.

El fenómeno

El éxito de El Juego del Calamar de Hwang Dong-hyuk en Netflix resulta curioso. A diferencia de otros éxitos de la plataforma como Stranger Things, The Witcher, House of Cards o incluso éxitos internacionales como La Casa de Papel, Narcos o Dark, el éxito ha superado las primeras semanas de exhibición. A diferencia de modelos de exhibición como el de Disney plus y HBO, que extienden la conversación de sus series estrenando un capítulo a la semana, El Juego del Calamar sigue el modelo tradicional de Netflix de estrenar todos su capítulos en un solo día (con algunas excepciones), lo que reduce en la mayoría de los casos la conversación a un par de semanas.

El director de la serie Hwang Dong-hyuk en una entrevista para The Korea Times comentó que “la serie amplía muchos temas familiares que son relevantes para la generación actual y también sirve como una historia universal de supervivencia. Los juegos de la serie por los que los participantes se vuelven locos se alinean con los deseos de la gente de llevarse el premio gordo con cosas como las criptodivisas, los bienes inmuebles y las acciones”, dijo. “Así que mucha gente ha podido empatizar con la historia”.

La serie

A diferencia de otras series que se pueden encontrar en Netflix, El Juego del Calamar es una serie original que se realizó para su división asiática. No es un contenido al que la plataforma tenga que pagar licencia.

El éxito se ha debido al boca a boca y con nula publicidad, conquistando mercados como el de Estados Unidos que prefieren rehacer contenidos y tradicionalmente no siguen masivamente productos en otro idioma, lo que lo convirtió en el contenido más visto de la plataforma, no sólo en lenguaje no inglés, sino en todos los idiomas. La serie ha sido vista por más de 111 millones de cuentas desde su lanzamiento.

Las mejores cualidades de la serie y su éxito no se deben sólo a su violencia gráfica, sino a tocar temas universales. En primer lugar la injusta repartición de la riqueza y a la lucha de clases, como en Parásitos. Además cuenta con un carismático elenco que a través de personajes muy bien diferenciados empatiza con la audiencia. Extraordinarios elementos de producción que se reflejan no sólo en el ingenioso desarrollo de los juegos sino en la lucha cotidiana de sus personajes principales. Además cuenta con un guion que apela a dos emociones universales, la avaricia y la esperanza, con tintes muy oscuros de la naturaleza humana, que no carece de comentarios políticos

Las repercusiones internacionales

El juego del calamar ha despertado el interés del público mundial a vasto catalogo de contenidos procedentes de Asia, algunos de los cuales habían pasado desapercibidos en la plataformas. Series de origen surcoreano como D. P., Hometown Chachacha, Kingdom y Sweet Home, entre otras, se cuentan entre las serie asiáticas más populares en Netflix.

La serie ha expandido la búsqueda de contenidos de los competidores de Netflix. Disney +, por ejemplo, anunció su expansión a Asia dando luz verde a proyectos de Corea del Sur, Japón, Australia, Taiwán e Indonesia, en idioma original y promete más de 50 producciones para 2023.

Corea del Norte, que no cuenta con la plataforma de streaming, ha anunciado cárcel para cualquiera que vea la serie y critica a través de su pagina de propaganda gubernamental al gobierno del Corea del Sur diciendo que la serie “expone la realidad de la sociedad surcoreana, donde la debilidad y la corrupción han ido en aumento y es común ver a este tipo de canallas”.

En América Latina la plataforma de comercio Ebay reportó que la últimas tres semanas los productos relacionados con la serie han crecido en 5,000 por ciento. Entre los que destacan las máscaras de los guardias y los uniformes de los participantes.

Y aunque la serie no es para menores de edad un número creciente de profesores y padres de familia en países como México, Estados Unidos y España han visto con preocupación como los alumnos los juegos y la trama de la serie.

La continuación

A pesar de su éxito Hwang Dong-hyuk ha comentado que por el momento no tiene planes para una segunda temporada, aunque no carece de ideas para una continuación.

El éxito de El juego del calamar es, sin duda, también un éxito para la diversidad de contenidos, no sólo en Asia, también en el mundo, que ha abierto los ojos a los contenidos extranjeros en otro idioma que muestran otras sociedades y otras culturas. Aunque es temprano para saber si esta tendencia es temporal o llegó para quedarse.