El pasado ocho de octubre, el cantante de corridos tumbados Natanael Cano rompió con una de las mayores barreras a las cuales se ha enfrentado la música mexicana. Como parte de la serie Apple Music Next Up Artist, el artista se presentó dentro del Late Night Show de Jimmy Kimmel para introducirse a una de las mayores audiencias de la televisión estadounidense.
De esta forma, el músico de 19 años de edad rompió con una sequía de presentaciones de mexicanos en programas de variedades del país norteamericano. Los últimos proyectos en ser invitados a uno de estos programas fue Café Tacvba, con una interpretación histórica de ‘La Locomotora’ en el Late Night Show de Connan O’Brien en 1999, Kinky en el 2002 dentro del show de David Letterman como una previa a su presentación en Coachella y Rodrigo Y Gabriela, que interpretaron ‘Diablo Rojo’ en el mismo show en 2006.
Contrario a la agrupación del Estado de México y al proyecto de la avanzada regia, el chico de Hermosillo lo logró sin el apoyo de un gran sello discográfico sobre su hombro. Nada de Universal, Warner o Sony Music, él pertenece a Rancho Humilde de Los Ángeles, California. Una empresa 100 por ciento independiente que está en Estados Unidos porque “México prohibió el género, empujando a los artistas a las ciudades fronterizas y, finalmente, a los Estados Unidos”.
Natanael Cano llamó la atención del extranjero con una trayectoria que ha sido totalmente ignorada por los festivales que pretenden ser un centro de difusión de la música nacional, tales como el Vive Latino, Flow Fest o el Festival Pal’ Norte. De hecho, parece haber dado el salto a la popularización en Estados Unidos y Europa sin la legitimación de los grandes medios del país. No se habla de él, ni de su movimiento, ni siquiera en los medios especializados sobre música de banda, ranchera o norteña, ya no digamos los alternativos.
Tal como ha pasado en los últimos años con el reggaetón, el proceso de legitimación, análisis, crítica y difusión periodística de los corridos tumbados parece estar sucediendo fuera de Latinoamérica. Lo que nos abre a la pregunta del -¿por qué?- y -¿qué significa que los artistas hispanohablantes más exitosos del mundo no hayan sido previamente legitimados por los medios y eventos más importantes del área?-.
https://www.youtube.com/watch?v=6cciWEZXVJo&feature=emb_title
Contrario al proceso de masificación de la cultura descrita por el sociólogo Pierre Bourdieu en su texto Las Reglas del Arte, los géneros latinoamericanos que nacieron en nichos y que hoy dominan el campo internacional, no pasaron por varias de las reglas que describe. Hablo, en específico, de aquel paso en la cual están involucrados los especialistas, críticos y difusores de la cultura.
El proceso se ha rastreado en los grandes géneros comerciales del mundo anglosajón y europeo, tal como el rock, el pop, los distintos tipos de electrónica o el metal, en textos de académicos como Motti Regev o Antoinne Hennion; dando un trazo claro con respecto a en qué punto y por qué se empezó convertir un género de nicho en un género de masas.
Normalmente se habla de una revista que decidió hacer un especial de X escena, una estación de radio que apareció de la nada para convertirse en la mayor voz de referencia de cierta industria o de un locutor especial que un día se le ocurrió romper con los prejuicios ante cierta sub-cultura y empezó a transmitir su música. Sin embargo, el reciente boom de los movimientos urbanos de Latinoamérica nos muestra que este proceso no tiene que desarrollarse dentro de su país de origen.
En Latinoamérica, los medios de comunicación no se han abierto a hablar de forma profesional sobre géneros que los han acontecido en el último par de décadas, tales como el reggaetón, el trap en español, la electro-cumbia o los corridos tumbados, mismos que han empezado a abrir espacios históricos en Estados Unidos y Europa. Tampoco lo han hecho las ceremonias de premiaciones, solo tenemos que recordar el penoso historial de los Latin Grammy con respecto a la nula representación que ha habido del reggaetón en su historia. Con estos datos a primera vista, parece ser que la industria -profesional- está feliz al ignorar las nuevas expresiones musicales de sus propias tierras.
Sin embargo, eso empieza a ser un problema. Es bastante penoso que todos estos medios, festivales, eventos y premiaciones que se jactan de apoyar a la cultura musical mexicana hayan sido arrastrados en su alcance por un joven de 19 años de edad y su sello independiente. Miembro de un movimiento musical que ha crecido gracias al efecto boca a boca, con colaboraciones de intérpretes hispanos consagrados –como Bad Bunny y C. Tangana-, pero no por los de este mismo país.
Tal como lo logró Daddy Yankee antes que él en Puerto Rico, rompiendo con los clasismos y elitismos culturales de la isla, Natanael Cano se ha convertido en el artista mexicano con más reproducciones de cualquier plataforma de streaming al crear su propia industria, dejando a un lado a la -profesional- de antaño. Rodeado por otros intérpretes de corridos tumbados, algunos traperos, y un par de empresarios, el ejercicio autogestivo de su manager Jimmy Humilde le ha rendido muchos frutos. Tanto es así que no me sorprendería que fuera cierta su última declaración con respecto a que es el artista mejor pagado de México.
Es por ello que resulta increíble que la única reseña en español que podemos leer de cualquiera de los álbumes de Natanael Cano sea la que escribí hace un año sobre su debut Corridos Tumbados (2019), mismo que colocamos en WARP como uno de los 25 lanzamientos más importantes del año. El resto del trabajo mediático que se ha hecho en el país con respecto al músico son notas de chismes que tienen que ver con sus polémicas declaraciones contra Pepe Aguilar, algunas burlas del Deforma sobre su supuesta falta de educación… y poco más.
Los miembros de Rancho Humilde están dando una vuelta de tuerca, innovadora, a un género tan apestado como los corridos, generando un movimiento de vanguardia con talento emergente cien por ciento mexicano, pero que que ha sido ignorado por el clasismo y el elitismo cultural que se vive en este país. Natanael Cano es un cantautor moderno que colabora con artistas que tienen lugar en las publicaciones alternativas mexicanas y ha logrado alianzas con marcas de impacto mundial. Es un tipo que se puede presentar en Jimmy Kimmel y cuya música es usada en comerciales de Spotify.
En un país en el cual las agrupaciones que lideran año con año los principales escenarios del Vive Latino y que aparecen en las portadas de las revistas especializadas una y otra vez sin lograr algún tipo de impacto fuera de Latinoamérica, siquiera mínimo, resulta extraño el pensar que alguien lo hizo sin pertenecer ni ser ayudado por esta maquinaria, misma que se supone sirve para que los proyectos crezcan.
Solo queda pensar que tal vez los actores (estaciones de radio, festivales, medios escritos) que se jactan de fungir como legitimadores de los proyectos musicales emergentes del país no han logrado hacer su trabajo. La frontera, la masificación de un proyecto mexicano en el público anglosajón, lo está logrando alguien de quien solo se escriben burlas en México. Por lo mientras, Billboard lo alaba con especiales y Apple Music lo considera uno de los cinco artistas a seguir en el mundo.