Por: Ulises Kentros (@UlisesKentros)
En una pieza anterior, se comentó el reportaje del New York Times en el que se afirmó la presencia de una fuerza de combate emiratí compuesta por mercenarios de diversos países, entre ellos de varios países latinoamericanos. Sin embargo, el 6 de mayo se hizo claro que una fuerza americana más está en Yemen, ahora de Estados Unidos. Este conflicto sigue siendo clave para el Reino de Arabia Saudita y para los enemigos de Al-Qaeda, por lo que las señales de Estados Unidos de profundizar su involucramiento pueden tener un papel clave en la guerra.
Realmente, las fuerzas armadas de Estados Unidos ya estaban involucradas en el conflicto de Yemen. De hecho, Estados Unidos ya tuvo asesores militares en Yemen muy recientemente, en 2014. Cuando recrudeció la guerra civil, tuvo que evacuarlos. Pero, su presencia en ese conflicto se concentraba, ante todo, en programas para compartir inteligencia con sus aliados y bombardeos desde drones. En el caso de la inteligencia, oficiales estadounidenses han indicado que su cooperación con Arabia Saudita llega incluso a niveles muy cercanos al campo de batalla, sugiriendo cuáles blancos bombardear y cuales no. Ahora, encima de ese programa, el 6 de mayo, un oficial del Pentágono reconoció la presencia de (nuevos) instructores militares en Yemen, respaldando a fuerzas emiratís y yemenitas. Esta fuerza, se ha enfatizado, es pequeña (se especula que son 50 personas) y sólo tiene un papel de asesoramiento e instrucción militar.
¿A qué se debe este cambio de aproximación, y la nueva introducción de personal militar? Sólo podemos conjeturar, mas coincide con lo que el ministro de relaciones extranjeras del Reino de Arabia Saudita declaró (para Figaro) recientemente; que su verdadero rival en Yemen ya no es la fuerza rebelde, pero Al-Qaeda. Ese grupo terrorista sigue siendo capaz de producir atentados contra otros países dentro y fuera de la región. El territorio que controlan en Yemen puede servirles como plataforma de lanzamiento para dichos ataques.
Por el lado de Estados Unidos, este giro parece ser parte de una nueva aproximación del gobierno. En lugar de sólo dar apoyo aéreo a sus operaciones y para sus aliados en Medio Oriente, introducen una pequeña cantidad de tropas especiales a cada conflicto. La razón para desplegar semejante fuerza, pequeña pero altamente calificada, es para prevenir que surjan grupos como ISIS/Daesh, que luego pueden atentar contra países europeos o Estados Unidos. Esta estrategia se ha visto replicada en Camerún, Irak, Libia, Nigeria, Siria y Somalia.
No obstante, aunque sea una pequeña fuerza, depender de la presencia de tropas para asegurar la estabilidad de otros países puede llevar a escalar el involucramiento de maneras no previstas. Un temor que se tiene es que se repita la experiencia de Vietnam: el pequeño contingente de instructores militares se convierte en una fuerza de combate, escalando a un involucramiento cada vez más costoso y profundo. Considerando el número de conflictos, una escalada en todos o parte de ellos puede llevar a catastróficas consecuencias.